Se invierten miles de millones de dólares en trabajar el silicio, en reducir los nanómetros a los que podremos incluir más millones de transistores, en materiales que transmitan mejor la electricidad y permitan un mayor control de la misma sin fugas y todo para hacer mejores chips. Pero muy poco se invierte en comparación en el mundo de la disipación si comparamos ambas industrias. Eso puede cambiar gracias a un novedoso y extremadamente caro disipador pasivo orgánico, el cual puede costar mucho más que todo tu PC.
Estamos acostumbrados a que un disipador de alta gama sea enorme, incluya varios ventiladores y tenga un formato de torre vertical que permita disipar el calor en sus aletas. Pero, ¿y si este concepto que lleva con nosotros más de 15 años está anticuado? ¿es hora de pasar a un nuevo nivel dadas las mejoras de la industria? La marca Van den Hooven está trabajando en ello y ha puesto a la venta un disipador que nada tiene que ver con los tradicionales, como tampoco su precio.
Un disipador pasivo orgánico con un precio prohibitivo
Si tienes mucho dinero y quieres algo totalmente exclusivo, hecho a mano y con una calidad y materiales que parecen más de una película futurista que de la actualidad, entonces sin duda te encantarán los disipadores de la marca Van den Hooven.
Esta firma solo dispone de dos modelos en concreto, uno enfocado a bajos TDPs y otro enfocado a altos TDPs, donde en cualquier caso solo soportan procesadores Intel. El modelo del que vamos a hablar en concreto ni siquiera tiene un nombre comercial, ni siquiera tiene una imagen real que podamos ofreceros como tal, simplemente existen modelados en 3D y especificaciones más o menos técnicas de cómo está hecho, y aquí está lo realmente interesante.


Aunque muchos disipadores tienen una base sólida de varios materiales conocidos, la de este disipador aparte de novedosa implica que tenga que ser hecha en 3D de una sola pieza, donde dependiendo del material elegido disipará más o menos calor, así como aumentará su valor final.
Y es que dicha base puede ser de cobre, bronce, acero o aluminio, todos materiales conocidos, pero que debido a la estructura del disipador y el coste de perfección que supone una impresora 3D de metal, la calidad de acabados y el precio se disparan.
Sin ventiladores y con unas torres verticales muy curiosas
La base en sí misma no entraña misterio alguno más allá de su proceso de fabricación y la capacidad que tenga de transmitir el calor generado por la CPU. Es en la parte superior de esta donde está la magia de este disipador, ya que el fabricante asegura que las torres verticales que se pueden ver están fabricadas con una especie de bolas de metal con una superficie muy alta en cuanto a volumen se refiere.
Esto al parecer logra absorber y disipar el calor generado mucho más rápido que los disipadores tradicionales, permitiendo pasar el calor de ellas al aire circundante con mayor eficiencia.


Si la idea es novedosa de por sí, también son los precios que ofrece Van den Hooven, ya que la versión más barata será la fabricada en acero con un precio de 1.545,99 euros, mientras que la más cara superará los 6000 euros, concretamente costará 6183,97 euros.
A esto hay que sumarle 41,23 euros de gastos de envío por proceder de Australia, por lo que será un disipador muy poco apto para la gente y más enfocado a las necesidades de empresas que quieren bajar la temperatura de funcionamiento de sus CPUs con cero ruido.