Puede que tu ordenador antiguo te esté dando problemas en el uso diario y te estés planteando cambiar de PC. Sin embargo, antes de cambiar de ordenador hay una última opción que probar y es la de ponerle un SSD. Esta opción no es útil en todas las situaciones, por lo que os vamos a describir aquellas situaciones en las que cambiar a un SSD es la mejor opción y en cuales lo es invertir en un nuevo PC.
Motivos para decir adiós a nuestro viejo ordenador
Uno de los motivos más determinantes para tomar la decisión de cambiar de ordenador antiguo es que este de tirones. Si esto ocurre y no se debe a ningún mal contacto de los componentes, significa que hay algo dando problemas y lo más seguro es que necesites cambiarlo. Al tratarse de un ordenador antiguo, el cambiar un componente puede implicar cambiar otros, lo que encarecería bastante el precio haciendo más viable el cambio total. Si hablamos de un portátil, la opción más clara es renovar ya que no podemos hacer ningún cambio en él que mejore esta situación.
Si a la hora de jugar nuestro PC no es capaz de superar los 30 FPS en juegos con unos ajustes gráficos normales y estamos teniendo una experiencia bastante frustrante jugando, lo mejor es que empecemos a pensar en cambiar de ordenador portátil o, en el caso de que se trate de un ordenador de sobremesa, de cambiar la tarjeta gráfica por una más actual si nuestro ordenador no está demasiado desactualizado. Cambiar a un SSD no hará nada en este caso, ya que lo único que conseguiría es acelerar el inicio del juego, durante las partidas el resultado sería muy parecido.
Los que somos muy asiduos a Netflix y en general al contenido de las plataformas de vídeos en streaming, puede que la resolución de nuestro ordenador sea un impedimento a la hora de disfrutar de del contenido que estas ofrecen. Si somos propietarios de un portátil la única opción que se nos presenta es la de cambiar de equipo, mientras que si es un ordenador de sobremesa tendríamos que valorar si nuestra gráfica es capaz de transmitir contenido de calidad y si el monitor es capaz de reproducirlo.
Tener poca RAM es otro de los defectos que podemos encontrar en nuestros ordenadores antiguos, si no es capaz de mantener varias aplicaciones abiertas o tener varias pestañas del navegador abiertas: lo más probable es que tengas una RAM inferior a los 8 GB. Si estamos ante un portátil, la mejor opción es cambiarlo, ya que si tiene tan poca RAM es porque es antiguo y encontrar módulos compatibles puede ser trabajoso y caro. En el caso de un ordenador de sobremesa, si este utiliza RAM DDR3 puede que el precio que tenga ahora un nuevo conjunto no te salga rentable para darle un poco más de vida a tu ordenador.
Cuando el SSD es la mejor opción
La lentitud puede ser uno de los problemas de tu ordenador, uno de los más comunes y que nos frutan de sobremanera a los usuarios. Este problema sí que puede solucionarse con un SSD. El SSD conseguirá que tu PC inicie en la mitad de tiempo, que los programas se inicien en un abrir y cerrar de ojos y que el copiar o guardar archivos deje de ser una tarea imposible. Como hemos podido comprobar, el cambiar a un SSD revitaliza tu ordenador y le alarga la vida, pero no es una solución para todos los problemas que un viejo ordenador puede tener.