Estar en medio de una partida y que el juego, de repente, comience a sufrir de stuttering, puede ser algo que nos desconcentre mucho ya que este problema visual puede llegar a convertir la experiencia en una pesadilla injugable. Es por ello que en este artículo veremos qué es el stuttering en los juegos y cuál puede ser la causa. De paso, te indicaremos posibles soluciones que evitarán que se vuelva a reproducir cuando juguéis.
El stuttering no es otra cosa que un tartamudeo de la imagen. Es decir, una sensación desagradable que viene a congelar durante un instante la escena para volver a la normalidad después, en un proceso de repetición que provoca una sensación de inestabilidad imposible de disfrutar. Y no solo se trata de problemas que tienen que ver con la propia experiencia del juego, sino con la partidas en sí, que pueden volverse injugables en muchos casos. Eso ocurre, sobre todo, con los títulos multijugador donde debemos afinar cada disparo o decisión que tomamos en tiempo real para derrotar a otros jugadores. Con este stuttering eso es imposible porque cuando vamos a darle el tiro de gracia al contrario en CS:GO… ya estamos muertos.
Es de recibo que antes de entrar en materia empecemos por el principio, y es explicar qué es este fenómeno que sucede con demasiada frecuencia, más de lo que nos gustaría y que impacta especialmente en los aficionados a los videojuegos que sufren las prisas de los estudios por lanzar sus juegos sin haberlos testado como merecen, incluso la falta de pericia de programadores que suelen ocuparse con menos interés de las versiones para PC y compatibles aunque hay otra veces en las que el origen podríamos encontrarlo en la configuración de nuestro ordenador. Así que entre unos y otros, terminamos por sufrir juegos que en ocasiones son imposibles de utilizar si no media un parche por parte del desarrollador.
Así que sigue leyendo para conocer más sobre este molesto fenómeno.
¿Qué es el stuttering en un juego?
Se denomina stuttering en un juego a una caída brusca y repentina de los FPS provocada por lo que se denomina como «tartamudeo». Con esta reducción del rendimiento no nos referimos a que el juego no sea capaz de producir un nivel de FPS decentes para mostrar en pantalla, si no que tiene más que ver con la estabilidad. Pueden producirse en un punto determinado, o a lo largo de toda la partida y muchas veces son un indicador de la potencia bruta de la tarjeta gráfica que se esté usando para ejecutar el juego.
Como es lógico, este tipo de artefactos en el comportamiento del equipo suele desconcentrar bastante al usuario. Y, si se repite con una cierta frecuencia, puede arruinar por completo la experiencia de juego. Los síntomas son muy claros y es una constante y extremadamente breve pausa o caída del framerate que imposibilitan la fluidez.
Esto puede darse incluso sin la caída de FPS, lo cual es todavía una sensación más desagradable puesto que parece como un salto de fotogramas literalmente. Aunque es cierto que si no eres muy tiquismiquis y no reparas en este tipo de cosas, es posible que puedas seguir jugando sin que te dé un ataque de nervios.
¿Cuál es la causa del stuttering?
La realidad es que no existe una única causa que provoque stuttering en juegos porque puede encontrarse el origen tanto en la propia configuración de nuestro hardware o software, como en la programación misma de un videojuego, lo que requeriría que se buscaran soluciones por el lado del equipo de programación. Así que vamos a ver algunas de las más comunes.
Exceso de temperatura en los componentes
Una posible causa del stuttering es un exceso de temperatura en tus componentes. Especialmente, en el procesador y/o la tarjeta gráfica. Todos sabemos que si cualquiera de esos dos dispositivos se sobrecalienta, inmediatamente reducen sus frecuencias para proteger sus núcleos. Esta técnica se denomina throttling y, como es normal, trae aparejado un descenso severo de las prestaciones del juego.
Menor frecuencia es igual a menor rendimiento en el 100% de los casos a iguales componentes, pero en el caso del stuttering la caída puede ser momentánea y por unos milisegundos o estar postergada en el tiempo. Todo esto lo marca la temperatura del componente en cuestión, donde el efecto más severo se da en el límite que tenga, es decir y poniendo un ejemplo: si la CPU hace throttling a 100º y el procesador se mueve entre 99º y 100º, el efecto de la reducción de la frecuencia para preservar la integridad dará como resultado una experiencia mucho peor que si el procesador se quedase en 100º estable o incluso 101º.
Esto es bastante normal, puesto que a menor frecuencia se necesita menos voltaje, ergo se genera menos calor, la temperatura desciende algunos grados y entonces la CPU vuelve a su estado normal generando de nuevo más calor, subiendo la temperatura y, por lo tanto, vuelta a empezar.
¿No hay memoria RAM o VRAM suficiente?
Otra de las causas puede encontrarse en si nuestro ordenador posee poca RAM, o si tenemos demasiados procesos en segundo plano consumiendo mucha memoria. Cuando el sistema se quede sin este recurso, el sistema operativo volcará el exceso a nuestro disco duro. Al menos, hasta liberar la suficiente RAM para seguir funcionando y en esos periodos en los que la información se agolpa y luego se procesa, es posible que suframos algún tipo de parón.
En este caso lo mejor que podemos hacer es asegurarnos de que no hay ningún proceso ejecutándose en segundo plano que pueda consumir la RAM. Y, por supuesto, estar seguros de que nuestro PC cumple con las recomendaciones mínimas del desarrollador del juego. Si no es así, lo más seguro es que la culpa de todo tenga que ver con una cantidad insuficiente de memoria por lo que, para arreglarlo, solo nos bastaría con añadir más módulos a la placa base o sustituir los que tenemos por otros con más capacidad. De lo contrario, estaremos condenados a tener que jugar en esas condiciones y no es lo más recomendable.
¿Número insuficiente de núcleos/hilos?
Al igual que en el caso de la RAM, si nuestro sistema no tiene el número de hilos de proceso necesarios para ejecutar el juego volveremos a sufrir stuttering. También lo padeceremos si tenemos procesos en segundo plano que estén consumiendo recursos del procesador o si nuestro ordenador no puede dar más de sí porque le estamos exigiendo más de lo que es capaz de reproducir en pantalla.
¿Y si hay cuellos de botella en el sistema?
Esta situación se genera cuando tenemos un componente capaz de rendir mucho mejor que el resto de los que tenemos en el ordenador, dado que se producirá un desarreglo entre la frecuencia en la que enviará sus operaciones terminadas frente al resto de componentes. Es como intentar meter mucho líquido en una botella a través de un embudo. Queramos o no, por mucha agua que quepa en el embudo, todo está condicionado por el ancho de la abertura de la botella.
Un ejemplo aplicado a los ordenadores: imagina que tienes una tarjeta gráfica moderna que es capaz de ejecutar sin problemas los últimos juegos al máximo, pero en cambio la emparejas con un procesador de gama baja. Esto implicará que la gráfica no pueda funcionar al máximo de sus facultades mientras la CPU estará trabajando siempre al 100% completamente ahogada, provocando parones («lagazos») y, por supuesto, stuttering en el juego.
¿Drivers gráficos no actualizados?
Como bien sabéis, cada vez que un desarrollador lanza un juego al mercado tanto AMD Radeon como NVIDIA suelen publicar nuevos drivers donde se da soporte específico para un determinado título. No es que con drivers antiguos no vayáis a poder jugar, pero con un driver actualizado es mucho menos frecuente encontrar problemas como el stuttering.
En este caso lo que debéis de hacer es, como es lógico, mantener actualizados los controladores de nuestra tarjeta gráfica, bien realizando tareas de mantenimiento de forma periódica, bien confiando en el gestor que el fabricante de nuestra gráfica suele desarrollar para mantener al día esos controladores.
¿Problemas con el motor gráfico del juego?
Algunos desarrolladores, como Rockstar por ejemplo, suelen tener problemas con el motor gráfico de sus juegos en PC. Generalmente cuanto más nos acercamos al límite superior de FPS del juego, más stuttering se produce en él. En este caso, la única solución posible es disminuir el rendimiento de nuestro sistema, para que no se den las circunstancias que generan el stuttering.
Si todo lo anterior falla es probable que debáis esperar a que el desarrollador del juego lance una actualización. Y no penséis que este escenario es raro de encontrar. En los últimos años, donde los programadores lanzan juegos plagados de errores, bugs y falta de optimización, este stuttering es más frecuente de lo que desearíamos.
Cómo solucionar los problemas de stuttering en los juegos
En el apartado anterior ya te hemos dado algunas pistas de cómo solucionar el stuttering según cuál sea la causa, pero al final este fenómeno siempre depende de lo mismo: la tasa de cuadros por segundo que envía la gráfica al monitor no coincide con su frecuencia de refresco. Por lo tanto, existen varias maneras principales de solucionarlo y es de lo que os vamos a hablar a continuación.
Utilizar un monitor compatible
La principal y más sencilla es tener un monitor con frecuencia de refresco adaptable (tecnologías AMD FreeSync o NVIDIA G-Sync), ya que de esta manera la tarjeta gráfica es capaz de sincronizar la tasa de FPS con la frecuencia de refresco del monitor para que siempre coincidan, eliminando por completo este fenómeno y entregando una experiencia de juego mucho más fluida y sin inconvenientes visuales.
Antes de invertir en un nuevo monitor con alguna de estas tecnologías, recuerda primero comprar el que corresponda a tu marca de tarjeta gráfica, ya que si por ejemplo tu monitor es compatible solo con FreeSync pero tienes una gráfica de NVIDIA, no ganarás nada (y al revés, lo mismo, a pesar de que en algunas situaciones sí que puedas utilizar frecuencia de refresco adaptativa a pesar de ello).
Actualizar los drivers de la gráfica
Obviamente, además de utilizar un monitor con una elevada tasa de FPS que sea compatible con FreeSync de AMD o G-SYNC de NVIDIA, debemos tener siempre instalados los últimos drivers disponibles para el modelo de gráfica que estemos utilizando. Para instalar los últimos drivers de la gráfica, tan solo debemos abrir la aplicación de AMD, NVIDIA o Intel y buscar el apartado Controladores para comprobar si existe una nueva versión disponible pendiente de instalar.
Cada nueva actualización de los drivers de las gráficas, no añaden nuevas funciones si no que se centran en mejorar el rendimiento y la compatibilidad con los juegos más recientes que han llegado al mercado desde la última actualización, de ahí que más que recomendable tener siempre actualizados los drivers en todo momento para evitar cualquier problema con los juegos.
Desactivar la sincronización vertical
La segunda manera de eliminar el stuttering es, esencialmente, activar la sincronización vertical en los juegos. Esto limitará la tasa de FPS de manera que siempre sea la misma que la frecuencia de refresco de tu monitor, pero tiene un problema fundamental y es que este límite de FPS siempre es hacia arriba, pero nunca hacia abajo. Así, lo que sucede es que volverás a tener stuttering si tu gráfica no es capaz de mantener los FPS por encima de la cifra establecida.
Por ejemplo, imagina que tienes un monitor de 60 Hz y activas la sincronización vertical, de manera que los FPS en los juegos estarán limitados a 60. El problema radica en que si tu gráfica no es capaz de mantener esa cantidad en los juegos, volverás a tener los mismos problemas (cosa que puedes arreglar generalmente relajando los ajustes gráficos, eso sí). En todo caso, no es tampoco una solución definitiva que termine con todos los males, aunque desde luego puede ayudar y mucho.
Limitar el número de FPS
Otra opción que también debemos contemplar es reducir el número de FPS. En el mercado podemos encontrar monitores que ofrecen elevadas tasas de refresco ideales para los juegos de acción, principalmente tipo shooters en primer y tercera persona, donde la máxima fluidez es fundamental.
En el resto de los tipos de juego, realmente no es necesario tener una elevada tasa de refresco, especialmente si estamos sufriendo de stuttering, ya que no vamos a tener una ventaja adicional sobre nuestros oponentes o con la dificultad que hayamos establecido en el juego.
La solución al stuttering en estos casos pasa por limitar el número de FPS del juego a través de las opciones de configuración y estableciendo un límite máximo que no debe superar. Si no quieres limitarse a 60 FPS es cuestión de ir probando valores superiores hasta encontrar el límite máximo donde no se produce este efecto.
Actualizar el juego
De todas formas, existen ocasiones en las que el problema no está en nuestro hardware o en la configuración que utilizamos y todo parte de un mal trabajo de los desarrolladores. Algo así ocurrió con The Callisto Protocol, cuya versión para PC llegó con unos problemas gravísimos de stuttering.
Para estos casos, solo queda esperar a que se publique un parche que lo arregle todo como en The Last of Us Parte I también en PC, que fue un Rosario de problemas que se han tenido que ir corrigiendo vía actualización.
En títulos multijugador online, el problema también puede presentarse por parte de los servidores, algo que, desgraciadamente suele ser bastante habitual en los títulos multijugador de EA como Apex Legends. En este caso, lo más sencillo y rápido es cambiar a otro servidor que se encuentre cerca de nuestra ubicación.
También es habitual en Fortnite, especialmente en el competitivo con construcciones, donde el número de jugadores es muy elevado en el último círculo. En este caso, la única solución es cargarse a medio loby antes de llegar al último círculo.
Hay veces en las que nos preguntamos, ¿qué sería de algunos estudios si no existiera la posibilidad de actualizar un juego? Vistas las magnitudes de algunos y cómo llegan, desde luego que sería un desastre.