De un tiempo a esta parte el mercado del PC y los portátiles ha cambiado muchísimo y por suerte las opciones ahora son mucho más interesantes que antaño. AMD se ha metido de lleno en la pelea aunque Intel y NVIDIA siguen dominando todavía, pero el ecosistema ahora es más rico y con él surgen otras dudas, como por ejemplo el cambio entre GPU e iGPU. ¿Qué hacemos si tenemos dos tarjetas gráficas como tal en cuanto a GPU se refiere y queremos usar o una o la otra?
Es cierto que esto pasa menos en PC que en portátiles, pero sí que es verdad que actualmente muchos usuarios están dando más importancia al streaming con iGPU y otros buscan la mejor eficiencia para escritorio y el mejor rendimiento en juegos sin importarles este último parámetro. Hay muchos escenarios más, pero actualmente el salto de una GPU a iGPU y viceversa es más pronunciado y usado que nunca. Por ello y si tenemos una iGPU AMD o una GPU discreta de portátil intercambiarlas es muy sencillo, aunque realmente el setting está algo oculto.
Requisitos para poder cambiar de GPU a iGPU
Curiosamente si lo que queremos es cambiar de una GPU a una iGPU o al contrario, siempre que la última a considerar sea AMD, tendremos que disponer de una tecnología llamada Switchable Graphics que es propiedad de los de Lisa Su, ya que de no disponer de ella actualmente no hay soporte en driver fuera como para poder hacerlo, al menos en Windows 10 y Windows 11, puesto que el soporte para las iGPU fue recortado en ciertas generaciones de forma progresiva.
Compatibilidad e instalación
Por lo tanto, hemos de tener claro que nuestra GPU o iGPU tiene soporte para dichos SO mediante un driver que podremos encontrar en la web de AMD, para después descargarlo. Lo ideal sería instalar la última versión del driver para cada tarjeta gráfica, sea de la marca que sea lógicamente. Para ver el modelo en concreto tendríamos que recurrir al administrador de dispositivos, que normalmente identificará correctamente el modelo de cada una de ellas.
Ya sabiéndolo podemos ir a descargarlo lógicamente, e instalarlo uno por uno con reinicio previo tras la finalización de los mismos. Normalmente el orden a tratar en cuanto a los drivers es sencillo: primero los drivers actualizados de la iGPU y tras el reinicio correspondiente después de la instalación entonces instalamos el de la GPU discreta.
Aquí hay un poco de controversia, porque muchos productos gráficos (sobre todo en portátiles) son OEM, es decir, están fabricados para un modelo en concreto o una serie en concreto, así que el driver aunque AMD lo proporcione firmado, es el fabricante del portátil quien lo suministra y actualiza lo más simple. En este caso debemos ir a la web del fabricante y del modelo de nuestro portátil para descargarlo, ya que en la web de AMD no estará como compatible.
Suponiendo que ambos drivers están instalados, cambiar de una GPU a la iGPU o viceversa es más o menos tarea fácil.
Cómo acceder a Switchable Graphics
Este paso es rápido, puesto que solo necesitamos acceder al driver de AMD (en este caso) para poder cambiar de GPU a iGPU o viceversa, según nuestra tarjeta sea una u otra. Para ello tendremos que o bien pulsar en el escritorio con el botón derecho del ratón y hacer clic en la opción «AMD Radeon Software» o en su defecto en la barra de tareas junto a la hora tendremos el logotipo de AMD, lo que prefiramos.
Una vez dentro tendremos una gran cantidad de opciones, pero la que nos interesa está dentro del engranaje que hay arriba a la derecha. Cuando hagamos clic ahí se nos abrirá otro menú superior donde tendremos otra cantidad de opciones, de las cuales nos tendremos que dirigir a sistema o System, dependiendo del idioma.
Una vez dentro habrá otros paneles como Overview, Software, nuestra GPU o iGPU y por último el tan buscado Switchable Graphics, al cual accederemos. Aquí llegamos al punto crítico de este cambio, puesto que no hablamos de un cambio total entre GPU e iGPU, sino que este es parcial y nos explicamos.
AMD propone tres modos diferentes de rendimiento:
- Ahorro de energía (usará la iGPU)
- Alto rendimiento (usará la GPU del sistema)
- Basado en la fuente de energía (iGPU cuando no tenemos la fuente de alimentación conectada, GPU cuando estemos enchufados a la corriente)
¿Por qué? Porque lo que siempre se intenta es gastar los mínimos recursos energéticos posibles y no hay ninguna GPU que gaste menos que la iGPU del procesador. Por ello, lo que pretendemos es asignar el rendimiento a cada aplicación, no cambiar todo el rendimiento a una u otra.
Si nos fijamos, habrá una opción llamada Aplicaciones en ejecución, donde al hacerle clic se cambiará a Aplicaciones de perfil instaladas. Esto es importante, porque salvo las que aparecen con candado (aplicaciones del sistema que ejecutará la iGPU) en el resto podremos seleccionar que GPU queremos que ejecute el programa, juego o software que sea basándonos en los tres puntos arriba descritos.
¿Queremos que la GPU sea la que ejecute un juego? Entonces seleccionaremos Alto rendimiento, ¿es un juego indie y nos prima la sonoridad y frescura? Entonces es posible que la iGPU sea suficiente y con Ahorro de energía bastará, y así sucesivamente.
¿Cómo saber si usamos switchable graphics?
Lógicamente una vez seleccionado el perfil de energía querremos saber si es la iGPU o la GPU la que está haciendo el trabajo designado. Podemos usar GPU-Z, MSI Afterburner, ASUS Tweak o el administrador de tareas de Windows en su pestaña rendimiento.
No nos olvidamos de un detalle, ¿qué ocurre si el juego o el programa no está en la lista de AMD en su driver? Simplemente le damos al apartado búsqueda o Browse e introducimos el nombre, lo que hará que el driver lo busque en el PC y lo traiga para que sea seleccionado.
También si decidimos empezar de cero o hemos cometido un error, no podemos olvidar el botón de reset, el cual dejará la configuración realizada de fábrica y con ello empezaremos de nuevo lógicamente.