Cuando Funcom avanzó que estaba desarrollando un MMO de supervivencia ambientado en el universo de Dune, las reacciones fueron tan encontradas como comprensibles. La compañía noruega no es ninguna novata en esto de los mundos persistentes online, de hecho, lleva más de dos décadas metida de lleno desde aquel lejano, y recordado, Anarchy Online de 2001. De todas formas, atreverse con una franquicia tan densa y reverenciada como la de Frank Herbert, y hacerlo además bajo el paraguas de un RPG online con los tiempos que corren, es una apuesta que implica riesgos enormes y recompensas igual de grandes.
El resultado, Dune Awakening, promete y mucho aunque ya os avanzamos que esas promesas tienen mucho que ver con lo que Funcom pueda desarrollar, introducir y mejorar. Por suerte su puesta en escena es sólida, su ambientación está exquisitamente cuidada y lo que hemos podido jugar nos hace pensar que podría llegar a convertirse en uno de los MMO más ambiciosos del género. Pero como suele ocurrir con estos desafíos, el mayor reto no está en las mecánicas de juego o en la narrativa: está en conseguir que una comunidad viva, fiel y apasionada eche raíces en Arrakis y no la abandone al primer soplo de tormenta.
Una nueva línea temporal en el desierto
Uno de los mayores aciertos de Dune Awakening es cómo se desmarca de las películas y novelas sin traicionar su esencia. Como ya os contamos en la prueba de la beta, ahora con la versión final se confirma que el juego no sigue los eventos de los Dune de Dennis Villeneuve ni presenta a Paul Atreides como figura central. De hecho, este ni siquiera ha nacido en el momento histórico del juego. En su lugar, Funcom ha creado una línea temporal alternativa en la que los jugadores pueden forjar su propia leyenda. El resultado es una experiencia atractiva que mantiene gozosamente el espíritu del original.
Esa ruptura con el canon permite que cada jugador sienta que está escribiendo su propia historia en un universo ya conocido. En lugar de vivir a la sombra de héroes preestablecidos, casi míticos gracias a la magia del cine, o las series de streaming, Dune Awakening nos convierte en potenciales mesías, aspirantes al título de Lisan Al Gaib. Es una jugada valiente y necesaria para un MMO que busca crear comunidad y mitologías propias aunque como en todo en la vida, ocupar un espacio tan trascendente no muchos serán los elegidos.
Supervivencia hostil en un mundo con memoria
El inicio de la aventura es todo lo que se puede esperar del género survival. Comenzamos desprovistos de todo, teniendo que aprender rápidamente cómo recolectar agua, construir herramientas y levantar un refugio que nos proteja del abrasador sol de Arrakis. Pero Funcom va más allá: no basta con sobrevivir. Hay que entender que el desierto está vivo, tiene memoria… y no quiere que estés ahí. Aunque de primeras el juego os va a guiar de la mano a la hora de ir creando las herraoentas básicas para poder tener una oportunidad de sobrevivir en unas tierras tan áridas.
El juego nos tendrá preparadas trampas mortales a cada paso. El sol mata, lentamente, los gusanos acechan al más mínimo ruido que hagamos y, por supuesto, las tribus de salvajes saqueadores nos estarán esperando con sus mejores armas. También tendremos tormentas que cambian el mapa, que abren y cierran caminos, temperaturas extremas que castigan al incauto y, por supuesto, una constante carestía de ciertos elementos que son básicos. Todo eso convierten cada desplazamiento en una decisión estratégica. Correr puede salvarte de una amenaza inmediata… o transformarte en comida para los colosos del subsuelo. El gancho de movimiento y los vehículos ayudan, pero no garantizan una mínima seguridad.
Escala política y evolución de roles
Lo que comienza como una aventura de supervivencia se transforma poco a poco en un juego de poder gracias a una narrativa que tiene una importancia desmedida. Dune Awakening destaca por cómo integra la política, las relaciones sociales y la influencia de facciones en la progresión del jugador. A medida que subimos de nivel y nos abrimos paso en el mundo de Arrakis, el conflicto por la especia nos empuja a elegir bando, a comerciar, a conspirar y a traicionar a aquellos que alguna vez nos ayudaron.
La construcción de tu reputación y el sistema de influencia no son una simple capa decorativa: determinan con quién interactuamos, qué misiones recibimos y hasta qué lugares podemos visitar. Es un mundo vivo, lleno de intrigas y alianzas que pueden romperse en cualquier momento. Aquí, el multijugador no es solo para el combate: es una herramienta política aunque es cierto que cuando nos salimos de la historia principal la cosa pierde interés y tanto las misiones como el trasfondo quedan muy por debajo de la pata principal.
Un multijugador con peso estratégico
A diferencia de otros MMO que se limitan al combate y la recolección, completando misiones de una naturaleza bastante similar, en Dune Awakening apuesta por un multijugador donde la estrategia social es tan importante como la habilidad con las armas. La diplomacia, el espionaje, los pactos secretos o la traición abierta forman parte del metajuego. Las facciones no solo existen para agrupar jugadores: son organismos vivos que interactúan, evolucionan y, sobre todo, conspiran.
Este enfoque convierte al juego en un espacio donde el PvP no es solo un entretenimiento puntual, sino una extensión lógica de la narrativa. Si Funcom logra mantener equilibrada esta balanza, el potencial a largo plazo es enorme porque puede transformar el juego en una larga lista de acontecimientos cada vez más interesantes.
Las misiones secundarias no están a la altura
Sin embargo, no todo es perfecto en Dune Awakening. Una de sus principales debilidades radica en el tratamiento de las misiones secundarias. Mientras la historia principal está bien escrita, con personajes intrigantes y decisiones con peso, muchas de las tareas opcionales carecen de profundidad o interés. Se limitan a encargos genéricos de recolección o entrega, sin contexto narrativo que las haga memorables, cosa que los jugadores de MMO ya tienen más que vistos de décadas de lanzamientos, muchas veces, clonados unos de otros.
Esto puede romper en parte la inmersión, especialmente en un juego donde la ambientación y el peso de las decisiones son claves. En un mundo tan rico como el de Dune, resulta decepcionante que las actividades paralelas no estén a la misma altura que la narrativa principal. Pero también es cierto que estas cosas suelen ocurrir. No está bien, pero podemos llegar a entender dónde han puesto de verdad el auténtico acento.
Una progresión que se diluye
Otro aspecto que merece un pequeño tirón de corejas es la progresión del jugador, especialmente en lo que respecta a su identidad dentro del MMO. Aunque la personalización inicial es profunda y las posibilidades de evolución son interesantes sobre el papel, la sensación de avance se diluye con el paso de las horas. El sistema de habilidades no termina de premiar suficientemente el tiempo invertido y el desarrollo de base o el equipamiento se torna repetitivo tras llegar a un cierto nivel.
La falta de una progresión clara puede hacer que los jugadores más veteranos pierdan interés, especialmente en un género donde la recompensa constante es clave para mantener la motivación y el endgame cuando llegamos a las cotas más altas.
Una propuesta brillante que necesita equilibrio
Dune Awakening es una experiencia sorprendente, ambiciosa y con una ambientación de primer nivel. Su narrativa es excelente, especialmente por cómo permite al jugador construirse un lugar en el universo de Dune sin atarse a los personajes clásicos. Funcom ha sabido adaptar el espíritu de la saga a un entorno interactivo que respira autenticidad, y su sistema de facciones, política y narrativa emergente es de lo más prometedor que hemos visto en un MMO reciente.
Sin embargo, no está exento de debilidades. La progresión a medio y largo plazo necesita ajustes, y las misiones secundarias deberían estar a la altura del mundo que las contiene. Si bien la historia principal y el entorno son lo suficientemente atractivos como para justificar la aventura, el juego aún tiene que pulir su estructura de contenido para mantener enganchados a los jugadores durante meses o años.
En definitiva, Dune Awakening es un juego que interesa profundamente por su temática, su historia y su forma de contarla. Pero necesita equilibrar mejor su diseño como MMO, especialmente si quiere construir una comunidad estable y duradera. Funcom tiene entre manos una joya potencial… ahora solo queda tallarla con precisión y paciencia a medida que pasan los meses.
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