Es bastante probable que hayas escuchado alguna vez el concepto de «audio sin pérdidas«, y los que presumen de ser audiófilos suelen hablar mucho de que el formato FLAC es mucho mejor que el MP3 habitual. En este artículo te vamos a contar qué es el audio sin pérdidas, en qué se diferencia del comprimido y por supuesto si se nota o no la diferencia a la hora de escucharlo.
Antes de entrar a valorar qué es mejor o peor, primero vamos a empezar por los conceptos básicos que no son otros que definir qué es exactamente el audio sin pérdidas y en qué se diferencia del audio comprimido.
Qué son el audio sin pérdidas y el audio comprimido
Muchas veces habrás escuchado el concepto «audio comprimido en MP3», y es que efectivamente cuando tratamos audio digital, éste se comprime para que ocupe menos espacio de almacenamiento en nuestros dispositivos digitales. Claro, comprimir el audio implica acotar el tamaño y la forma de la onda que conforma la señal acústica, por lo que se omiten ciertos valores de su rango de frecuencias y, por lo tanto, se producen pérdidas.
Como podéis ver en la imagen de arriba, el audio sin pérdidas (FLAC) tiene muchos más matices que el audio comprimido (MP3) en el que se producen pérdidas en aras de ahorrar espacio de almacenamiento. Una comparación puede ser por ejemplo el audio analógico en comparación con el digital: en el digital hay que convertir la señal de audio al sistema binario, de unos y ceros, y por lo tanto se pierden ciertos matices y tonos que en el audio analógico perduran.
En su forma más pura, el audio sin pérdidas se refiere al audio sin comprimir, simple y llanamente. Según Gilad Tiefenbrun, CEO de la compañía de equipos de sonido de alta fidelidad, «El audio sin pérdida es la salida sin modificar del proceso de grabación; es la representación más precisa de la salida del proceso de grabación que existe».
Compresión sin pérdidas
El formato sin pérdida de código abierto FLAC , Apple Lossless (ALAC) y los archivos de audio APE son ejemplos de formatos de compresión sin pérdida,m todos los cuales logran comprimir el tamaño de los archivos pero sin perder calidad general de audio. Obviamente, el nivel de compresión o ahorro de espacio digital que ocupan los archivos no es tan grande como en los archivos con pérdidas, como MP3.
Lo que generalmente se entiende por un archivo comprimido sin pérdidas es la copia directa de la grabación de estudio, de tamaño reducido para una transmisión a menor ancho de banda y reconstituido más tarde conservando toda la información musical de la grabación original. Es algo muy parecido a un fichero comprimido con ZIP, donde un documento complejo se comprime en un contenedor de menor tamaño para transportarlo a otro sitio, donde se descomprime y se restaura a su formato original.
Estos formatos de archivo son por lo tanto un mecanismo de entrega; utilizan algoritmos de compresión para eliminar el silencio de la pista de sonido, pero lo que no hacen es comprimir el sonido real ni eliminar ningún dato. Esto es lo que los diferencia de los archivos de audio comprimidos como MP3, donde sí que se producen pérdidas ya que eliminan datos.
Formatos de audio (comprimido o no)
En los archivos con pérdida, hay algunos de los datos que quedan descartados como ya hemos explicado. Los formatos con pérdida son muy comunes en servicios de música en streaming como Spotify o Pandora y son el formato preferido por iTunes o Amazon. Un tamaño de archivo pequeño facilita la descarga así como su almacenaje en diversos dispositivos portátiles, como un smartphone (por supuesto, el audio de Youtube o Twitch también está comprimido). Estos son los formatos más comunes de audio con pérdidas que podemos encontrar:
- AAC: Advanced Audio Coding o MPEG-4. Es un formato de archivo comprimido con pérdidas utilizado por iTunes para poder almacenar sus descargas y por YouTube para poder enviar fácilmente el audio en streaming.
- MP3: Moving Picture Experts Group, es el más popular de los formatos con pérdidas. El algoritmo MP3 realiza la compresión de audio mediante la eliminación en las pistas de aquellas partes o frecuencias que no pueden ser fácilmente apreciadas por el oído humano.
- OGG Vorbis: un formato comprimido con pérdidas de código abierto muy popular en Spotify y otros servicios de streaming para ahorrar ancho de banda.
- WMA: los archivos Windows Media Audio son un códec comprimido con pérdidas propiedad de Microsoft. Tienen la particularidad de que pueden contener datos de sonido surround multicanal.
Veamos ahora los tipos de archivos sin pérdidas que podemos encontrar, también conocidos como Hi-Res o de alta resolución. Estos formatos preservan toda la información del estudio original donde la grabación se conserva por completo cuando es procesada y almacenada de manera digital. Los archivos sin pérdidas proporcionan la más alta calidad y sobre todo fidelidad de audio; sin embargo, estos archivos no comprimidos son relativamente grandes, lo que implica que ocupan mucho más espacio en disco.
- FLAC: Free Lossless Audio Codec, es el formato de compresión de audio sin pérdidas más común en las descargas musicales. Es de código abierto y cuenta con metadatos incrustados (nombre del artista, etc.). Los archivos FLAC suelen ocupar la mitad del tamaño original, aunque Apple iTunes no admite este formato.
- ALAC: Apple Lossless Audio Codec, es como FLAC pero desarrollado por Apple y, curiosamente, también es de código abierto.
- AIFF: Audio Interchange File Format, es un formato sin compresión utilizado por Apple, aunque también se puede reproducir en la mayoría de PCs.
- WAV: Waveform Audio Format, es el formato sin comprimir más común y más utilizado, y de hecho es el que se utiliza en la industria profesional para grabar el audio original en los estudios. Tienen la particularidad de que su tamaño máximo es de 2 GB por archivo.
¿Se nota la diferencia al utilizar audio sin pérdidas?
Pongamos el ejemplo más común (o la disputa más discutida), audio FLAC y audio en MP3. El primero implica compresión sin pérdidas y su calidad es equivalente a la del WAV, mientras que como hemos explicado antes el audio en MP3 está comprimido para ahorrar espacios y sí que tiene pérdidas, ya que el método de compresión MP3 implica cortar la señal en las frecuencias que el oído humano generalmente no puede percibir (por norma general en torno a los 16-18 KHz ya se produce el corte aunque esto depende de la tasa de bits a la que se haya producido la compresión).
La realidad es que en un equipo de música normal, con unos dispositivos normales y escuchado por una persona normal, es extremadamente difícil el percibir alguna diferencia. No obstante, si dispones de equipos de alta gama y unos auriculares profesionales es bastante probable que sí que seas capaz de discernir cierta diferencia en algunos matices del audio, pero como el MP3 se comprime prácticamente en los límites de la audición humana, casi ninguna persona notará realmente la diferencia.
Ahora bien, si sometemos ambos archivos al espectrómetro y medimos las longitudes de onda entonces sí que se verán diferencias claras, pero a la hora de la percepción del ser humano, podemos afirmar que no hay ninguna diferencia significativa. Por lo tanto, que no te engañen diciendo que el audio FLAC es mejor que el MP3: en realidad técnicamente sí es mejor, pero a la hora de la verdad no vas a notar diferencia alguna.