A la hora de ayudar al procesador a transmitir el calor que genera al disipador para así reducir su temperatura cuando está trabajando, en el mercado podemos encontrar dos soluciones: pasta térmica y thermal pad.
Utilizar una pasta térmica tiene una serie de ventajas e inconvenientes, al igual que utilizar una almohadilla térmica o thermal pad. Si estás pensando en montar tu ordenador o tienes previsto hacerle el mantenimiento anual correspondiente, reemplazando la pasta térmica y hacerle la correspondiente limpieza de los componentes, tal vez deberías considerar utilizar un thermal pad en lugar de pasta térmica.
Ventajas e inconvenientes de la pasta térmica
En el mercado podemos encontrar un gran número de tipos de pasta térmica, desde cerámicas hasta de metal liquido e incluso una combinación de ambas. Dependiendo de la composición de la pasta térmica, podemos bajas en mayor o menor medida la temperatura.
Si dejamos mucho tiempo sin reemplazarla, esta se reseca en el IHS obligándonos a armarnos de paciencia para poder limpiar la pasta térmica correctamente y de la forma más efectiva posible sin dañar el procesador.
El problema al que se enfrentan muchos usuarios al utilizar la pasta térmica es cómo aplicarla correctamente: un punto central grande, cincos puntos repartidos, líneas, repartirla por el disipador… Todos esos métodos son igual de válidos, sin embargo, si no llevamos cuidado y ponemos de más, esta puede acabar alrededor del procesador y provocar un cortocircuito y es conductora de la electricidad. Con un poco de práctica, aplicar la pasta térmica es un proceso muy rápido y sencillo que no nos llevará más de un minuto.
Ventajas e inconvenientes de un thermal pad
Un thermal pad o almohadilla térmica es precisamente esto último. Se trata de una almohadilla que se encarga de recoger el calor de procesador y trasladarlo al disipador al igual que hace cualquier pasta térmica. En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de thermal pads en base a su composición. Las que ofrecen el mejor rendimiento y, por ende, son las más caras, son las que utilizan grafito ya que tiene una elevada conductividad.
En cuanto al precio, este tipo de almohadillas suelen costar el doble que una pasta térmica normal. Si tenemos en cuenta que una buena pasta térmica cuesta entre 8 y 10 euros, utilizar un thermal pad en su lugar, no va asociado a realizar un desembolso económico considerable que no ayude a implementarla.
La almohadilla térmica si sitúa entre el IHS y el disipador de nuestro PC. No es necesario aplicar ningún otro producto añadido. Este tipo de solución térmica suele venderse en formatos de 10 x 10 cm, lo que permite recortar la forma que necesitamos y aprovecharla, además de para el procesador, para otros elementos del equipo.
Un thermal pad tiene una vida mucho más elevada que la pasta térmica tradicional, ya que no se reseca con el tiempo. Sin embargo, si cambiamos el disipador o si lo extraemos para limpiarlo el PC, es recomendable reemplazarla por una nueva.
¿Cuál es mejor?
Si lo que buscas es comodidad a la hora de realizar las tareas de mantenimiento periódicas de tu PC, un thermal pad es la solución que estás buscando. Pero, si miras hasta el último céntimo, utilizar una pasta térmica es la solución más económica, ya que cuesta la mitad que una almohadilla.
El poder de transmitir el calor es prácticamente la misma, por lo que este apartado no supone un punto a favor ni en contra de ninguna de las dos soluciones. Lo que es importante dejar claro es que no debemos combinar pasta térmica y un thermal pad, ya que no vamos a obtener un mayor nivel de transmisión de calor hacia el disipador.