Los mandos de control o gamepads se han estandarizado con el paso del tiempo y de tener varias formas y configuraciones hemos pasado a tener un estándar más o menos común. Claro está que existen ciertos matices que le dan personalidad a cada marca, como puede ser la posición de los joysticks analógicos o el nombre de los botones frontales. Sin embargo, la historia de los videojuegos está llena de controladores de todo tipo, unos geniales y otras grandes aberraciones. Es por ello que hemos recopilado algunos de los mandos para jugar más incómodos de la historia.
Interactuar con videojuegos ha tenido una evolución curiosa, hemos visto todo tipo de controladores e incluso hemos visto estándares desaparecer por completo. Como es el caso del joystick clásico, el cual popularizo la primera consola de Atari para verse luego reemplazado por el gamepad de toda la vida y su evolución continua. También hemos visto cosas como el mando de control por movimientos de Wii, que si bien no tuvo éxito en juegos convencionales es el antecesor de los de la VR. Sin embargo, esta vez os traemos una serie de periféricos para controlar juegos que no se diseñaron precisamente con la comodidad y la usabilidad en mente.
Los mandos para jugar más incómodos que han existido
La historia de los videojuegos domésticos remonta precisamente este año a medio siglo, dado que fue el año en que, en los Estados Unidos, Magnavox lanzaba su Odyssey diseñada por Raph Baer, por lo que os podéis imaginar la cantidad de periféricos para jugar a videojuegos que han existido. Sin embargo, hemos decidido recopilar los peores de todos.
El joystick de la Atari 5200
Normalmente, los mandos estándar que vienen con una consola suelen ser decentes, pero este no es el caso con el de la 5200. ¿Parece funcional a simple vista? Pues no lo era, los usuarios tenían que devolver el stick a la posición central dado que este no podía hacerlo. Lo que convertía la experiencia en un horror y para colmo era un armatoste enorme como se puede ver. ¿El pad numérico? Se supone que era por el hecho de que ciertos juegos tenían macros previamente programadas y podías poder cartones con las acciones correspondientes, pero fue un fiasco tan grande que nadie lo uso.
Intel Wireless Series Gamepad
Solo hay que ver la posición de los botones, la forma del mando y la falta de ciertas como los sticks analógicos para ver porque este mando fue cuanto menos horrible de tenerlo en las manos para realizar partidas largas con él o incluso poder usarlo a día de hoy. Se lanzó en el año 2000, momento en que ya existían en PC juegos en 3D a tiempo real y en el mercado de consolas ya había cuatro consolas con sticks analógicos.
Nintendo Power Glove
Producto de finales de los 80, en pleno dominio de Nintendo, nos puede parecer que el concepto de un mando-guante puede ser revolucionario. Sin embargo, no puedes pedirle una interfaz humana a una CPU de 8 bits a menos de 2 MHz, y simplemente era un mando incómodo por el hecho de que no funcionaba y usarlo era cuanto menos una lotería. Lo que hacía era cambiar botones por movimientos, de la mano y se podría considerar un antecesor muy fallido del mando de la Wii.
Kinect
Nuestro último representante de los mandos para jugar incómodos no es tan ni siquiera uno, ya que buscó prescindir de los mismos. La idea de usar las cámaras para poder interactuar con los juegos no la inició Microsoft, sin embargo, Kinect es lo que ocurre cuando quieres exagerar una tendencia hacia lo ridículo y vendes una tecnología que no puede dar lo que promete. El concepto no es otro que una cámara interpreta tus movimientos 1:1 y te permite interactuar con los juegos sin mando de control. ¿La realidad? Solo recoge movimientos predefinidos, los juegos apenas tenían interactividad y por no hablar de la enorme latencia.
Fue un chasco enorme, pero sus promesas vendieron tanto que una versión mejorada se incluyó de serie en Xbox One, provocando que la consola se viese maldecida por su presencia. Microsoft no tardó en enviarlo a la papelera de la historia y hoy en día, si les preguntas sobre lo que fue uno de sus mandos más incómodos de la historia, simplemente miran hacia otro lado.