A pesar de lo que muchos usuarios piensan, la carga inalámbrica lleva entre nosotros muchos años, aunque su disponibilidad en el mercado es relativamente reciente. Gracias a esta tecnología, podemos cargar cualquier dispositivo electrónico compatible sin utilizar un cable, tan solo situándolo sobre un cargador compatible.
Esta tecnología, no solo se encuentra en móviles y relojes inteligentes. Cada vez es más habitual ver como fabricantes de periféricos para ordenadores lanzan productos compatibles con este sistema de carga, especialmente ratones gaming y auriculares inalámbricos de gama alta.
Este tipo de carga únicamente se encuentra disponible en dispositivos de tamaño reducido ya que son los que necesitan cargarse prácticamente todos los días debido a que, por su tamaño, incorporan una batería de menor tamaño. Además, su baja potencia de carga, de la que hablaremos más adelante, no es la mejor opción para cargar baterías de mucha capacidad como las que podemos encontrar en portátiles o tablets.
Cómo funciona la carga inalámbrica
Lo primero es aclarar el término. Realmente no se trata de un sistema de carga que funcione a través del aire como las redes Wi-Fi. Se trata un sistema de carga electromagnética, donde es necesario que tanto el dispositivo como la base estén en contacto físico para poder realizar el proceso.
La carga inalámbrica necesita de dos partes. Por un lado, el dispositivo que queremos cargar debe tener una bobina de cobre receptora que se encargue de recibir la señal. También es necesario una bobina transmisora que se encargue de enviar la señal que se encuentra en la base de carga.
Cuando la base de carga que incorpora la bobina transmisora está conectada a la corriente, al detectar que colocamos un dispositivo compatible con carga inalámbrica, se crea un campo electromagnético que genera, a su vez, corriente dentro de la bobina del dispositivo que queremos cargar.
La bobina del dispositivo a cargar se encuentra en una parte concreta del dispositivo, por lo que cubre no cubre toda la zona. Esto obliga a situar el dispositivo en la base de carga de una forma concreta para que se cree en campo electromagnético.
Ventajas y desventajas de la carga inalámbrica
Si bien es cierto que la tecnología de carga inalámbrica es una opción más a la hora de cargar cualquier dispositivo, esta ofrece una serie de ventajas y desventajas que debemos valorar si queremos prescindir por completo de los cables, aunque, lo mejor que podemos hacer es combinarlos de forma aleatoria.
- Comodidad. No hay nada más cómodo que colocar un dispositivo, ya sea un ratón, un móvil o unos auriculares inalámbricos sobre una base y olvidarnos por completo de buscar el cable de carga (que probablemente está por el suelo o enredado con otros cables).
- Retrocompatible. El primer estándar de carga inalámbrica llegó al mercado en 2010 con el nombre Qi. En 2023, recibió una importante actualización, Qi2. Ambos estándares son compatibles entre sí, por lo que, si tenemos un dispositivo o cargador de primera generación, podemos utilizarlo con dispositivos con soporte para Qi2 y viceversa.
- La carga inalámbrica es más lenta. La mayoría de los dispositivos que ofrecen soporte para carga inalámbrica soportan un máximo de 15W, por lo que cargar los dispositivos lleva mucho más tiempo que utilizando un cable. Algunos fabricantes han creado sistemas de carga inalámbrica compatibles con hasta 80W, pero la disponibilidad en el mercado se puede contar con los dedos de una mano y todavía nos sobrarían dedos. Al cargar de forma más lenta utilizando un cable, se evita que la batería sufra daños ya que no se calienta durante el proceso, algo habitual cuando superamos los 25W de carga.
- No es recomendable utilizarlo en verano. Utilizar las bases de carga inalámbrica durante los meses de verano, cuando más calor hace, no es recomendable ya que la base se calienta en exceso, aunque esté limitada a 15W, un calor se traslada al dispositivo y acaba afectando la estabilidad y duración de la batería. Si la habitación donde cargamos el dispositivo tiene una temperatura que no supera los 25 grados, no deberíamos tener ningún problema en seguir utilizando la carga inalámbrica.