Resulta curioso que estemos viviendo una época en la que la preservación de los videojuegos antiguos esté en la mente de muchos fans de los videojuegos retro y que, sin embargo, el modelo de negocio de inifinidad de estudios ahora mismo no tengan en cuenta esos parámetros de conservación, creando juegos, en su mayoría online, destinados a convertir al estudio en millonario en un tiempo récord y, si el plan no funciona, desactivarlos, cerrarlos y hacerlos injugables por los tiempos de los tiempos.
Queramos o no, esas decisiones como las de Concord de Sony, o de de Ubisoft con The Crew quitando de las bibliotecas sus juegos para que ya no estén disponibles –del precio que hemos pagado por este último ni hablamos–, son movimientos que se dan al calor de las cuentas económicas de hoy y ahora, pero no teniendo en cuenta el deber que asumen cuando se convierten en empresas de desarrollo y lo que tienen entre manos es un bien cultural que necesita preservación.
Stop Kiling Games o di adiós a las prácticas autodestructivas
Como os decimos, esos ejemplos que os hemos dado son dos de los grandes casos que hemos vivido en los últimos tiempos de empresas sonadas, pero debéis saber que existen por debajo una capa de nombres que no son tan conocidos pero que también mantienen esas premisas de obsolescencia programada en sus juegos, que no dudan en eliminar para siempre sin mirar siquiera cualquier posibilidad de mantenerlo activo. Y este tipo de operaciones suelen darse en aquellos títulos con funciones multijugador.
Y es que, según los chicos de SKG (Stop Killing Games) la mayoría de los juegos que han llegado al mercado en los últimos años con funciones online están ahora muertos. Han desaparecido. Sus editores o desarrolladores los han eliminado y cerrado por lo que ya no son accesibles. Es cierto que en un pequeñísimo porcentaje la comunidad actúa para ofrecer parches que permitan el uso de servidores no oficiales, pero en la práctica totalidad de los casos el resultado final es la desaparición completa del videojuego.
Para que os hagáis una idea de las enormes pérdidas (culturales), este colectivo, que cumple un año en 2025, asegura que han podido realizar una lista de «juegos muertos» para ofrecer una guía de lo que se está perdiendo en este momento en el que aseguran que «el 70 % de los juegos que requieren algún tipo de funcionalidad en línea están prácticamente destruidos». Ya no hay rastro de ellos y no pueden volver a jugarse.
Y sí, como señalan los chicos de SKG, mucha parte de la culpa la tiene la miopía económica de las empresas, la obsolescencia programa que añaden a los juegos que podrían funcionar perfectamente sin opciones online pero que acaban por hacerlos desaparecer porque no se han convertido en el éxito que esperaban. Así que los editores inflan esa importancia del online de muchos de ellos de cara a tener una excusa cuando llegue el instante de la desconexión. Y desde la asociación están dispuestos a impulsar acciones legislativas en un futuro.
Sea como fuere, es cierto que alguien en algún momento tendrá que entrar a legislar estas cuestiones. De momento, lo que tenemos es una lista parcial con las víctimas caídas en servicio en los últimos tiempos.