Los disipadores han pasado de ser un componente imprescindible a algo más bien secundario en refrigeración. Los sistemas líquidos AIO se están comiendo el mercado por ser estéticamente mejores, más eficientes y aportar distintos valores. Pero con el paso del tiempo los usuarios ven como fallan y se frustran, ya que antes de dicho fallo llega la caída de rendimiento. Ahora hay un análisis más exhaustivo de los problemas: estos son los fallos de una refrigeración líquida AIO.
Si llevas años con una refrigeración líquida AIO habrás pasado varias fases con ella. La primera es de júbilo o alegría al ver un mejor rendimiento que con tu disipador por aire (siempre que sea óptima), la segunda pasa por un tramo de estabilidad, la tercera por un empeoramiento de las temperaturas y la cuarta, por desgracia, es la muerte de la misma. ¿Por qué ocurre esto?
Los fallos de una refrigeración líquida AIO de serie
Tratamos este tema hace tiempo y volvemos a ello ahora que hay más datos y un estudio más específico sobre ello. Aunque no todas las AIO van a morir tarde o temprano (un disipador es más longevo) sí que lo harán un gran número de ellas, sobre todo las más vendidas que corresponden a las más económicas. Los motivos son los mismos en todas ellas: costes, materiales, tiempo.
Con el paso de los años hemos ido viendo cómo los jets de los coldplates tenían una serie de residuos que obstaculizan el flujo y terminan por destrozar las bombas, unos sedimentos que no deberían estar ahí y que sin embargo con el paso del tiempo ahí quedan y son el principal fruto de RMA en las marcas.
¿Por qué no lo solventan? Pues porque están inmersos en una guerra de precios para vender más, tan simple como eso. Menor presupuesto por unidad quiere decir peores materiales y compuestos. Cortando un radiador por su tanque podemos ver el problema. La grandísima mayoría de refrigeraciones líquidas AIO tienen fallos comunes que se pueden ver a poco que cortemos el radiador por uno de sus lados.
El aluminio y las soldaduras junto con los líquidos
Hay dos factores que terminan destrozando las AIO, los compuestos con los que se sueldan los radiadores y los líquidos de baja calidad. La soldadura de los radiadores de aluminio de baja calidad se realiza con un flux que se basa en fluoruro de potasio mezclado con una parte de aluminio siendo este compuesto algo barato y de mala calidad simplemente para reducir costes.
El problema es que este flux es corrosivo y genera un residuo que unido a un líquido de baja calidad da como resultado una oxidación del aluminio lenta y una especie de gel que se incrusta en los tubos del radiador y que termina en partículas de menor tamaño recorriendo el circuito y finalmente en los fins del coldplate.
La oxidación del aluminio y su corrosión se producen por los aditivos de protección contra dicha corrosión, es decir, no ayudan como tal a prevenir el desastre porque las soldaduras y su flux reaccionan a los silicatos del líquido, que normalmente es una gran parte de Ethylene Glycol, y una mínima de inhibidores y agua destilada en proporciones del 90%-95%, 2%-7% y 0-3% dependiendo del fabricante.
De este gran porcentaje de Ethylene Glycol casi la mitad es agua y el resto diferentes tipos de alcoholes, lo que también implica una corrosión en los tubos en los modelos de menor calidad, agravando más el problema si cabe. A esto hay que sumarle que por reducción de costes los radiadores, tubos, bombas y coldplates no son lavados previamente a su montaje o distribución simplemente, lo que añade más partículas a la ecuación.
Conclusión
En resumen, la calidad se paga, no todas las refrigeraciones líquidas AIO van a presentar fallos, pero esto depende de compuestos, materiales y ensamblajes caros que normalmente el usuario no está dispuesto a pagar. Si a esto le sumamos detalles como ventiladores RGB, controladores varios y el I+D que entraña un sistema así, la guerra de precios está servida y no para bien, por ello el usuario siempre prefiere algo más barato no siendo consciente de los problemas que puede tener en el futuro.