Tanto Intel como AMD no paran de repetir de la boca de sus portavoces que sus procesadores son perfectos para jugar a videojuegos, pero todos sabemos que no es más que una etiqueta para que paguemos más por un rendimiento que si bien se agradece se acaba pagando económicamente más caro. Es por ello que con nuestros conocimientos nos hemos puesto a pensar sobre como sería realmente el procesador ideal para gaming
En este artículo vamos a hablar sobre qué modelo es el mejor del momento para mover videojuegos, si no como debería ser dicha CPU. No se trata de decir que nosotros sabemos más que los que diseñan los procesadores. Todo ello es para que entendáis que existen una serie de decisiones que terminan en el diseño de los procesadores para PC, que no los hacen perfectos para todas las tareas. Aunque no podemos negar que no se sabe para qué uso irá cada uno de los que salen de fábrica y sería una complicación tener un chip para un diseño específico.
¿Cómo sería el procesador ideal para gaming?
Antes de nada, hemos de aclarar que no hablamos de una CPU que no funcione si estamos editando un documento de Word, sino de una que puede funcionar, en cualquier caso, pero que toma un planteamiento diferenciado respecto a los diseños convencionales. Por lo que hemos de empezar descartando una serie de elementos sobre la mesa de entrada que no estarán en nuestro procesador ideal para gaming.
Núcleos y sin multihilo
El multihilo no duplica la potencia del procesador, sino que duplica las partes de captación y decodificación de instrucciones para que, en los periodos de parada, lo que llamamos una burbuja de ejecución, dicho núcleo se pueda acercar más al 100% del rendimiento. Sin embargo, esto tiene un problema, limita la velocidad de reloj máxima que se pueda alcanzar en el Boost al hacer que los núcleos sean más grandes. El motivo es que el voltaje que puede alcanzar un procesador es inversamente proporcional a su área.
El otro tema es la comunicación, aunque no son el doble de núcleos completos, sí que tienen la comunicación interna como estos. A ciertos niveles se usan anillos para comunicar que van rotando los datos en un segmento por ciclo de reloj, el problema es que cuantos más clientes haya más latencia hay entre ellos. Es decir, si los juegos a día de hoy necesitan 16 hilos de ejecución en 8 núcleos, que mejor que darles 16 núcleos completos con la capacidad de que puedan alcanzar la mayor cantidad de GHz posible.
Importa la frecuencia, no los núcleos
Algo que nadie suele decirte es que, sobre todo en juegos «viejos», no existe optimización para los juegos. Esto quiere decir que la carga va a un núcleo y como mucho, los otros harán tareas suplementarias como apoyo de la gráfica. Incluso, esto sucede en juegos más modernos.
Realmente, lo que importa son las frecuencias de trabajo de los procesadores. Cuanto mayor sería la frecuencia, mayor cantidad de FPS podremos obtener. Durante años los procesadores de Intel han sido mejores que los de AMD en juegos, precisamente, por las frecuencias.
Seguramente, pienses: «¿Tanta diferencia hay entre los 4.5 GHz y los 4.9 GHz? Pues esta diferencia de 400 MHz (0.4 GHz) puede suponer hasta 10 FPS de diferencia en algunos juegos o más. El motivo es simple: menos tiempo para realizar los cálculos.
Sin gráfica integrada
Nadie juega con una tarjeta gráfica integrada en el PC y ahora existe una obsesión para darles tareas de apoyo como la codificación de vídeo en los streamings. Para quien quiere jugar a un juego con la mayor fidelidad esa pieza está ocupando espacio en el chip y generando calor, se trata de un elemento inútil que no aporta nada más que molestar.
Nuestra flamante GeForce de NVIDIA, ARC de Intel o Radeon de AMD ya son lo suficientemente buenas para todo tipo de trabajo. Además, que no queremos que los fabricantes nos aten de forma draconiana y propia de un monopolio a unos ecosistemas de hardware que abandonaran en un par de años y que limitan la forma en la que vamos a configurar nuestro PC.
Tenemos la opción de deshabilitarla por BIOS, para evitar su uso innecesario.
Unidades DMA
Las unidades DMA le permiten a la GPU de la tarjeta gráfica acceder a la memoria RAM principal para obtener la lista de comandos para el siguiente fotograma. Una versión más avanzada es el ReBAR que realiza el paso inverso. Es decir, es procesador escribiendo sobre la memoria de la tarjeta gráfica usando el mecanismo de acceso directo a la memoria de la tarjeta gráfica.
La idea de la que hablamos va mucho más allá, desde el momento en que el controlador PCI Express se encuentra en el interior del chip a día de hoy, el objetivo sería construir las listas para la GPU en la caché de último nivel de la CPU y enviarlas de forma directa a través de un canal exclusivo hacía la VRAM de la GPU. Obviamente, no hablamos de assets gráficos, solo la lista de instrucciones a hacer.
¿Qué ganaríamos con ello? Pues varios milisegundos clave, ya que nos ahorraríamos todo el proceso de ir cache por caché para enviar los datos a la gráfica buscando la dirección de memoria que queremos escribir. Obviamente, dicha unidad DMA tendrá la capacidad para convertir direcciones de memoria al espacio propio de la GPU.
Instrucciones para videojuegos
En un procesador de propósito general, capaz de mover cualquier tipo de instrucción, estas se construyen de otras más simples. ¿Pero qué ocurre cuando una operación compleja es usada continuamente? Pues que requiere muchos más ciclos que una implementación de esa instrucción desde cero.
La idea no es añadir nuevas unidades de apoyo, sino que instrucciones que no tienen importancia en otros campos, aquí se les dé un trato de ciudadanas de primera. Ya sea por el hecho de requerir menos ciclos de instrucción, evitar contenciones de acceso a los recursos entre ellas o en su defecto, creando mecanismos nuevos para el mismo comando, pero que haga que funcione hasta 10 veces más rápido. ¿En qué se traduciría esto? Pues obviamente desde que un videojuego es un programa y este lo componen instrucciones, pues que se ejecute mucho más rápido.
Procesadores gaming más interesantes actualmente
Ahora que ya sabes las características más importantes, vamos a darte los procesadores que nos parecen más interesantes. Luego, deberás elegir el procesador según tu presupuesto, obviamente.
Intel Core i5-12400F
Es un procesador bastante interesante que cuenta con 6 núcleos de potencia, sin núcleos de eficiencia, contando además con 12 hilos. Tiene una frecuencia de trabajo máxima de hasta 4.4 GHz. Además, este procesador tiene la gráfica integrada desactivada, por lo que cumple con muchas de las características mencionadas anteriormente.
Podemos adquirirlo en:
AMD Ryzen 5 5600X
Una opción realmente interesante es este procesador de AMD que cuenta con 6 núcleos y 12 hilos. Este procesador puede llegar a una frecuencia de hasta 4.6 GHz. Como pasa con el modelo anterior, carece totalmente de gráficos integrados, como la gran mayoría de procesadores Ryzen.
Podemos adquirirlo en:
AMD Ryzen 7 5800X
Si quieres un sistema para mucho tiempo y quieres jugar en resoluciones superiores a 1080p esta es, posiblemente, la mejor opción. Cuenta este procesador con un total de 8 núcleos y 16 hilos, pudiendo llegar hasta los 4.7 GHz. Nuevamente, como en la inmensa mayoría de soluciones de la compañía, carece de gráficos integrados.
Podemos adquirirlo en:
Intel Core i7-11700KF
Solución un poco cara, para que engañarnos, pero los procesadores de Intel tienen frecuencias de trabajo altas. Esta solución cuenta con 8 núcleos y 16 hilos, pudiendo llegar a los 4.9 GHz en modo Boost. Destacar que, este procesador en Boost Max 3.0 podría llegar a los 5.0 GHz, bajo condiciones muy determinadas. Tiene los gráficos desactivados y, además, ofrece soporte para overclocking.
Podemos adquirirlo en: