Pongámonos en situación: compras un producto (el que sea) completamente nuevo, lo conectas al PC y te ves en la tesitura de que tiene algún tipo de fallo. Obviamente te extrañas, «¿cómo va a fallar si es nuevo?». Sin embargo, que un producto nuevo venga con algún fallo de fábrica es más frecuente de lo que te imaginas, y en este artículo te vamos a contar por qué.
Por lo pronto, te diremos que si esto te pasa no debes desesperar, porque entre otras cosas para eso todos los productos deben estar, por ley, cubiertos por la garantía. Y lógicamente si es un fallo de fábrica, ningún fabricante te va a poner ninguna pega en cambiarte el producto por uno nuevo o, al menos, reparar el fallo. El hecho es que si te sucede lo que debes hacer es gestionar la garantía, ni más ni menos, algo que puede ser más o menos traumático dependiendo del fabricante y la situación (aunque lo más normal es que si vas a la tienda donde lo has comprado te lo cambien en el acto), pero el hecho es que nunca vas a quedarte tirado.
Pero vamos a lo que vamos, ¿cómo es posible que falle un producto que es completamente nuevo? La explicación la podemos encontrar en las matemáticas, y más concretamente en la estadística.
¿Por qué un producto nuevo puede venir con fallo?
No vamos a entrar en cálculos complejos ni en divagaciones matemáticas; lo que queremos contarte en este artículo es que hay un motivo por el que un producto nuevo puede venir con fallo, y se explica mediante la campana de Gauss, una de las representaciones matemáticas más utilizadas para la estadística y que, de hecho, también se la conoce como distribución normal.
En la imagen de arriba podéis ver representada esta campana de Gauss, que como su nombre indica tiene forma de campana (vale, hay que echarle un poco de imaginación, pero más o menos sí que tiene forma de campana).
Imaginad que la línea principal de la gráfica es la vida útil de un dispositivo, estando a la izquierda cuando lo acabas de comprar, y a la derecha el final de su vida útil; de esta manera, lo que nos dice la estadística es que un producto nuevo tiene más posibilidades de fallar al principio y al final de su vida útil. Dicho de otra manera, es igual de fácil que un producto falle cuando es nuevo que cuando ya es bastante viejo, ni más ni menos.
Expliquemos esto de otra manera: cuando compras un producto nuevo, existe la posibilidad de que venga con un fallo de fábrica que provoque que no funcione bien (y que tengas que gestionar la garantía). Un fallo de fábrica puede ser cualquier cosa, pero el hecho es que estadísticamente hay las mismas probabilidades de que te suceda esto a que te falle cuando llegue al final de su vida útil, tras años de uso.
¿Es este el motivo por el que un producto nuevo pueda fallar? No, desde luego que no, pero lo que queremos deciros es que estadísticamente está esa posibilidad, y que efectivamente no es tan raro que un producto nuevo venga con fallo. Ahora bien, si ya llevas utilizando un tiempo el producto y te funciona perfectamente, es bastante raro e infrecuente que te falle hasta que no llegue al final de su vida útil (final que suele coincidir con el final de su periodo de garantía, aunque ahí ya entraríamos en el fangoso terreno de la mal llamada obsolescencia programada).