SATA vs U.2: ¿por qué casi no se usa U.2 en los SSD actuales?

Estamos acostumbrados a ver en nuestras placas base los habituales conectores para las unidades de almacenamiento que emplean el estándar SATA. Que es el más usado hoy en día en los discos duros y en los SSD en formato de 2,5 pulgadas. Sin embargo, también existe otro formato de conexión, que utilizan cierto tipo de unidades de almacenamiento sólidas, con unas tasas de transferencia cercanas a los SSD NVMe. Este tipo de conexión se denomina U.2.
Originalmente, la conexión U.2 se desarrolló para ser usada en el entorno de servidores, no en el entorno de escritorio que la mayoría de nosotros usamos habitualmente. Su nombre, en aquel entonces, era SFF-8639 y se desarrolló en el año 2011. Con ella, se desarrolló un sistema para comunicar el bus PCIe de la placa base, directamente con los chips de la memoria NAND Flash que hay dentro de los SSD. Y, de esta manera, se podría emplear en las unidades que tuvieran el formato de 3,5 y 2,5 pulgadas. El cual es un tamaño físico muy extendido por todo el mundo, permitiendo reutilizar los racks de almacenamiento de los servidores.
Como tal, el máximo número de vías de datos PCIe que soporta son x4, ya usaran señales de las 2ª o 3ª Generación de este. De hecho, se podría decir que el conector U.2 es el precursor del actual estándar usado para los SSD NVMe que muchos usamos en nuestras placas base para nuestros SSD.
En el año 2015, este estándar cambió de nombre a U.2, para comenzar a usarse en algunos modelos de placas base fuera del entorno de servidores. Aun así, dadas las características especiales de estas unidades de almacenamiento, hasta el momento es un tipo de formato que solo se ha visto en algunas placas base de la gama HEDT de Intel.
El estándar U.2 permite tasas de transferencia de datos de hasta 5 GB/s
En la anterior imagen podéis ver cómo es un conector U.2 en la parte trasera de un SSD. Pero, además, esta foto también nos deja bien a las claras que, ya desde el principio se sabía que estas unidades se calentarían bastante. De ahí que la parte inferior de ella tenga aletas destinadas para su refrigeración.
En esta imagen podéis ver la distribución de los pines en el conector U.2.
El cable conector U.2 es bastante diferente al cable SATA que solemos usar con nuestras unidades.
El conector que está más a la derecha de la imagen es el cable de alimentación para el SSD (que deberemos de conectar a nuestra fuente de alimentación). En el centro está el conector que va a la unidad de almacenamiento. Y, en la parte izquierda superior está el conector que se une a la placa base.
La anterior imagen nos muestra el conector de la placa base que necesita el U.2. Que es bastante más grande que el conector SATA que suelen emplear nuestras unidades de almacenamiento. Este conector tan grande, es necesario para dar cabida a las 4 vías de datos para el PCIe. Gracias a ellas, los SSD que emplean este estándar pueden alcanzar los 5 GB/s (teóricos) de tasa de transferencia de archivos.
U.2 no tiene cabida en el entorno de escritorio
Aunque el estándar U.2 lleva con nosotros desde el año 2015, realmente no se lo ha visto en las placas base de gama baja y media. Y en contadísimas ocasiones en las de gama alta. En el entorno HEDT sí ha sido algo más corriente ver su presencia, aunque tampoco está extendido en exceso. Los motivos son los siguientes:
Falta de vías PCIe en los procesadores
Los procesadores de escritorio suelen tener unas 24 vías de datos disponibles para el bus PCIe. De estas vías, una parte bastante importante se las llevan las destinadas a la tarjeta gráfica dedicada (16 como mínimo). Del resto, hay 4 de ellas que se destinan al conector/es M.2. Y sabemos bien que estas vías de datos se comparten con el bus SATA de la placa, porque al conectar una unidad NVMe se anulan uno o dos puertos SATA de la placa base.
En cambio, los procesadores del entono HEDT pueden tener fácilmente el doble de vías de datos PCIe que los modelos de escritorio. Por ejemplo, los AMD Threadripper tienen 60 vías de datos PCIe.
No se hay unidades disponibles a precios asequibles
Una de las ventajas que tienen los SSD, ya sean SATA o NVMe, es que están disponibles en todas las tiendas. Y sus precios, gracias a las continuadas bajadas que se han dado durante el 2018 y parte del 2019, son bastante asequibles para casi todos los usuarios. Sin embargo, los SSD U.2, aunque sí se pueden conseguir en algunas tiendas, tienen unos precios que son bastante más caros que incluso un SSD NVMe de altas prestaciones. No es raro ver que unidades de 280 GB cuesten cerca de 450 euros, frente a los 65 euros aproximados que cuesta una unidad SSD NVMe M.2.
El conector U.2 es bastante aparatoso
Así como los conectores SATA y M.2 son bastante pequeños, el conector que usa U.2 es bastante aparatoso. Y, dado que en las placas base del entorno de escritorio, el espacio disponible es bastante poco, el espacio que ocuparía puede ser usado por otro componente que resultara más útil para el usuario. En el entorno HEDT, donde es más normal ver placas base en formato E-ATX, sí hay espacio para este conector y sus controladores asociados.
En resumidas cuentas, U.2 no tiene un sitio en el entorno de escritorio, dado que la ranura M.2 es capaz de hacer lo mismo que U.2 pero ocupando mucho menos espacio en la placa.