Intel tiene escasez de chips de 14 nm, y la industría podría resentirse
Los últimos rumores que llegan indican que Intel podría estar teniendo bastantes problemas a la hora de producir los nuevos procesadores Whiskey Lake y Amber Lake para portátiles. Esto significa que, todos los fabricantes que tenían pensado lanzar nuevos modelos de ultra portátiles, por el momento no lo van a poder hacer, y su precio se acabará incrementando.
Intel no es extraño a tener problemas de producción con sus procesadores. Ya sucedió algo similar hace más o menos un año cuando Intel lanzó sus nuevos (en aquel entonces) procesadores Coffee Lake-S, que no llegaron a las tiendas en gran número hasta pasados unos cuantos meses, lo que provocó que ese año se perdiera casi por completo la campaña de Navidad, que suele ser la más fuerte en ventas de todo el año. Lo que, unido con que los procesadores Ryzen estaban ya despegando, hizo que esta campaña no tan exitosa que la de años anteriores, en términos de ganancias.
Parece que esta situación se está volviendo a repetir, pero esta vez con los nuevos procesadores Whiskey Lake y Amber Lake que presentó Intel hace tan solo unos días. Parece ser que el fabricante está teniendo problemas con el rendimiento de las obleas donde se producen sus nuevos procesadores, lo que está llevando a que muchas de las unidades que se producen no sean válidas para el mercado comercial.
La escasez de procesadores Whiskey Lake y Amber Lake afectará a toda la industria
La escasez de estos nuevos procesadores Whiskey Lake y Amber Lake está afectando a todos los ensambladores de ordenadores portátiles actuales, que tenían pensado presentar sus nuevas gamas de éstos y de ultra portátiles, a tiempo para encarar la próxima campaña navideña, para la que solo quedan 3 meses para que dé comienzo. Esto implica que el número de unidades que habrá a la venta, equipados con estos nuevos procesadores de Intel, será sensiblemente inferior a la que inicialmente habrían pensado los ensambladores de portátiles.
Aunque, hay también un problema subyacente a estos problemas de disponibilidad de procesadores, que es la guerra comercial en la que están enfrascados Estados Unidos y China en este momento. Con un incremento de las tasas de importación del 25% que EE.UU está aplicando a todos los productos que vienen desde China, y el país asiático haciendo lo propio con los que vienen de EE.UU, no sería de extrañar que los precios de estos productos se disparan tanto que las ventas descendieran porque los precios no los hacen especialmente atractivos para los consumidores.