Qué es el PFC de una fuente de alimentación y cómo mejora su eficiencia
Hay una característica de la fuente de alimentación que muchos usuarios suelen pasar por alto, pero no deberían de hacerlo. El PFC de una fuente de alimentación (o su ausencia, en su defecto) es una característica muy importante de estas, que se conjuga con la eficiencia de la misma. Aquí os vamos a enseñar qué es.
Entre las características de las fuentes que más se suele pasar por alto, está el PFC de la fuente de alimentación. Y la verdad es que no debiéramos olvidarnos de ella, dado que está muy íntimamente ligada a la eficiencia de la propia fuente de alimentación.
Las siglas PFC significan Power Factor Correction, es decir, Corrección del Factor de Potencia. El factor de potencia es la relación que hay entre la potencia real suministrado por la toma de corriente y la potencia que es capaz de emplear la fuente de alimentación. En un circuito ideal esta relación sería 1 es decir, todo la tensión e intensidad que sale de la toma de corriente podría ser empleada por la fuente de alimentación. El factor de potencia suele ser un decimal que va desde 0 hasta 1.
Sin embargo, la manera en que viaja la corriente eléctrica por los cables no forma una onda sinusoidal perfecta, como sería ideal. En realidad, lo hace a base de pequeños picos de voltaje, que luego se corrigen en los transformadores internos de las propias fuentes, para crear la corriente continua que requieren los componentes internos de nuestros ordenadores.
El PFC de la fuente se corrige a base de componentes y circuitos
Si el PFC no se regula en una fuente de alimentación, el factor de potencia resultante suele ser 0,65. Es decir, solo se aprovecha un 65% de la potencia suministrada. O, visto de otra manera, la toma de corriente ha de suministrar un 35% de corriente extra para lo que está pidiendo la fuente de alimentación.
Por suerte, este problema se puede solventar de dos maneras:
- PFC pasivo: Este tipo de sistema de corrección emplea bobinas y condensadores para mejorar el factor de potencia que recibe la fuente. Es una manera muy barata de solucionar el problema, pero, a la vez, tampoco lo consigue solucionar completamente. De hecho, la máxima corrección del factor de potencia que se puede conseguir con este tipo de componentes suele rondar los 0,85.
- PFC activo: Por ley, este es el tipo de corrección que manda la Unión Europea es el que deben de emplear todas las fuentes de alimentación en su territorio desde el año 2001. En este caso, la corrección se realiza mediante una serie de circuitos integrados, en los que se instalan MOSFET que se encargan de todo el trabajo. Con este método, el factor de potencia resultante es de 0,99, es decir, casi la totalidad de la potencia que llega se transforma en potencia útil.
Por tanto, la inclusión de uno de los dos tipos de PFC en la topología de una fuente de alimentación es algo fundamental para que la fuente sea lo más eficiente en su funcionamiento. Dado que de nada serviría ser muy eficiente por el extremo de salida, si por el extremo de entrada la fuente consume mucho más de lo que realmente necesitaría.
Sin embargo, la conjunción de ambos conceptos (PFC más eficiencia interna de la fuente) consigue que las fuentes de hoy consuman mucho menos que las fuentes de hace 10 años.