Las power bank son pequeñas baterías portátiles que los usuarios pueden emplear para cargar y / o prolongar la carga de su propio dispositivo móvil, en caso que este comience a dar signos de estar quedándose sin suficiente batería. Pero no todos estos son iguales. Vamos a ver en qué aspectos del dispositivo nos debemos de fijar antes de comprar uno .
Al que más y al que menos, le ha salvado una power bank de quedarse tirado sin batería, ya sea porque ha salido de casa sin el móvil completamente cargado, ya sea porque le ha estado dando un uso bastante intensivo al móvil, más allá de lo que es normal en su uso normal. Sea como sea, una batería portátil se ha convertido en un elemento indispensable dentro del bolso o bandolera de muchos usuarios que requieren que la batería de su móvil dure más allá del uso normal de estas.
Por suerte, power bank hay muchísimas en el mercado, de todas las marcas, tamaños y colores. Pero esta gran oferta disponible para los usuarios puede ser más una maldición que una bendición, dado que muchas veces el usuario no sabe diferenciar y discernir cuál de estas es la que mejor se adecua a sus necesidades. Y no, el precio no es el factor principal a la hora de comprarse una power bank (aunque podemos reconocer que, para muchos usuarios, sí puede serlo) Hay muchos más factores, como la capacidad interna de almacenamiento, la capacidad de descarga o la velocidad de carga deberían también de ser tenidos en cuenta a la hora de realizar nuestra compra.
Las power bank suelen llevar una hoja de características para ayudar en nuestra decisión
Veamos en qué características debemos de fijarnos a la hora de hacer la compra de una power bank:
- Capacidad de almacenamiento interno: expresada en mAh, es la capacidad de corriente que la batería interna de la power bank es capaz de almacenar y poner a disposición del dispositivo que queramos cargar. Esta capacidad interna suele ir desde los 2,000 mAh hasta los 50.000 mAh. Dado el tamaño de la batería de nuestros dispositivos móviles actuales, lo suyo es adecuar la compra a lo que queramos cargar. No es lo mismo querer cargar un móvil con batería de 3.000 mAh, que una tableta de 5.000 mAh.
- Capacidad de descarga: expresa cómo de rápido se descargará la batería en función de si vamos a seguir usando nuestro dispositivo móvil, a la vez que está conectado a la batería, o bien está simplemente en reposo. Si nuestro dispositivo es de grandes prestaciones, es muy posible que se acabe la batería mucho más rápido.
- Velocidad de carga: expresada en A, es la cantidad de corriente que es capaz de suministrar la batería a nuestro dispositivo móvil para su carga. Es habitual que los dispositivos móviles hoy en día requieran de dos o más amperios para cargarse y funcionar correctamente (suele saberse por el cargador que emplee este).
- Número de puertos disponibles: el número de puertos USB disponibles de la batería también es importante, sobre todo si pretendemos cargar varios dispositivos móviles de manera simultánea. Sin embargo, una cosa que hay que tener en cuenta con estas baterías es que, entonces, la velocidad de descarga que se anuncia es la total de todos los puertos, no la individual de cada uno de ellos.
- Soporte para tecnologías de carga rápida: si vuestro dispositivo móvil es de los que acepta tecnología de carga rápida, entonces lo normal sería que queráis una power bank que la soporte. Así que, si compráis una batería que soporte Quick Charge, de Qualcomm, podréis cargar vuestro dispositivo mucho más rápido. Sin embargo, tened en cuenta que este tipo de dispositivos suelen ser bastante más caros.
Generalmente, todas estas características suelen venir especificadas en alguna hoja o manual de instrucciones que incluya la batería que queremos comprar. Como mínimo, vendrán impresa en la caja del dispositivo.