El mercado de la memoria NAND Flash ha experimentado un pequeño de exceso de producción, lo que ha hecho que los precios de los SSD hayan bajado un poco desde el comienzo de año. Sin embargo, el último informe de TrendForce deja bien a las claras que esta tendencia se revertirá una vez pase el verano.
Desde hace año y medio, tanto el precio de la memoria RAM como el de la NAND Flash ha ido creciendo mes a mes de manera descontrolada. Si a esto le sumamos los precios inflados que tienen las tarjetas gráficas a fecha de hoy por culpa de la minería de criptomonedas, esto hace que el 2018 se haya convertido en el peor año para cambiarse varios componentes del ordenador.
Por otro lado, parecía que el precio de los SSD nos había dado un pequeño respiro durante las últimas semanas, en las cuales no había seguido su habitual tendencia alcista, cogiendo una tendencia ligeramente descendiente, debida en gran medida a un exceso producido en la fabricación de chips de memoria NAND Flash. De todas formas, las bajadas en el precio de estos chips de memoria son tan magras, que en muchos casos no llegan ni al 5%, y es muy probable que los distribuidores y / o las tiendas, no las hayan trasladado a los precios finales de venta al público.
La tendencia descendente de los precios de los SSD se invertirá en breve tiempo
Vista la tendencia a la baja de los precios de la memoria NAND Flash, algunos fabricantes han decidido dejar en segundo plano sus planes de expansión, algo que necesitaba (y todavía necesita, de manera urgente) el mercado. Esto significa que la próxima 9ª Generación de este tipo de memoria, seguramente no acabe llegando al mercado hasta bien entrado el año 2019. Pero, a la vez, también significa que, una vez se corrija el exceso de memoria NAND almacenada, los precios volverán a subir de la misma manera en que lo han estado haciendo desde hace un tiempo.
Estas noticias, en realidad, son malas para los usuarios, que ven que cada vez es más complicado obtener una unidad de almacenamiento sólido por un precio que se puedan permitir. Y es que, a pesar de las múltiples advertencias por parte de ciertos organismos oficiales, los fabricantes de memoria no quieren dejar de exprimirnos a los consumidores, con tal de poder llenar las arcas de sus compañía, a pesar de que luego podrían ser multados si se descubre que han estado manipulando el mercado para su propio beneficio.