Con el paso de los años, las tarjetas gráficas son cada vez mejores y más potentes, entregando cotas de rendimiento que difícilmente podríamos imaginar hace un tiempo. Sin embargo, de forma proporcional a cómo han ido incrementando su rendimiento, también lo ha hecho su peso y tamaño, dando como resultado que las tarjetas gráficas son cada vez más grandes y pesadas… ¿seguirán esta tendencia con el paso de los años? ¿Cuál es el límite de tamaño que pueden llegar a tener?
El tamaño y el peso de las tarjetas gráficas está comenzando a ser un problema en algunos casos; ya no solo porque con las tarjetas gráficas más grandes se requieren cajas de PC de grandes dimensiones, sino también porque debido a su peso, ya es prácticamente imprescindible que la placa tenga los zócalos PCIe reforzados con metal para evitar que se parta, e incluso el uso de un soporte para la gráfica para evitar que se doble.
Las tarjetas gráficas, cada vez más grandes por su disipador
En los últimos dos años, los fabricantes de tarjetas gráficas (léase AMD y NVIDIA, aunque también Intel está entrando ahora en la ecuación) se están afanando en elevar las cotas de rendimiento que sus GPU son capaces de ofrecer, y desde luego que lo han conseguido aunque con un coste: sus dispositivos cada vez tienen más consumo y generan más calor, olvidando al menos momentáneamente el objetivo de conseguir una mayor eficiencia de hace años.
Este hecho ha provocado que sean necesarias mejores soluciones térmicas para mantener a raya el calor del hardware, un punto limitante en todos los sentidos. Dicho de otra manera, para poder mantener a buena temperatura sus tarjetas gráficas de gama alta, han tenido que implementar disipadores cada vez más grandes y pesados, haciendo que el conjunto (la tarjeta gráfica) sea cada vez más grande y pesada.
En esencia, el por qué las gráficas están creciendo en tamaño y peso con el tiempo es por el simple hecho de que cada vez generan más calor, y por ello es necesario implementar soluciones de refrigeración más grandes, ni más ni menos.
Esta tendencia parará en algún momento
No siempre ha sido así: antaño las tarjetas gráficas eran muchísimo más pequeñas que ahora, e incluso hemos visto modelos con disipadores pasivos y modelos de perfil bajo. Hace unos años, los fabricantes tenían una tendencia clara hacia la eficiencia energética (rendimiento por vatio) y más que entregar un mejor rendimiento bruto, buscaban entregar un gran rendimiento con un consumo contenido.
Ahora esta tendencia ha ido evolucionando a la «fuerza bruta», buscando entregar un mayor rendimiento puro y duro pero con un alto coste, que como hemos explicado se traduce en un mayor consumo y mayor calor generado, lo que ha obligado a hacer uso de soluciones térmicas mucho más grandes y pesadas.
No obstante, llegará un momento (y creemos que dentro de no mucho) en el que se toque techo en términos de rendimiento y las mejoras que nos ofrezcan en sus nuevas generaciones de productos sean bastante más marginales, momento en el que volverán a centrarse en ofrecer una mejor eficiencia, o dicho de otro modo, tendremos el mismo rendimiento o un poquito más pero con consumos mucho más contenidos, lo que permitirá utilizar disipadores mucho más pequeños.
Al fin y al cabo, el formato del hardware que utilizamos en PC está más o menos estandarizado, y sería inviable seguir haciendo tarjetas gráficas cada vez más grandes y que requieran cajas especiales para darles cabida, ¿no?