Todos los componentes de nuestro PC tienen unas condiciones especificas que deben cumplirse para que funcionen, y es que al igual que un módulo de memoria RAM puede presentar fallos si tiene alguno de los pines del PCB rotos, el procesador y la placa base no son una excepción. Pero si que puede llamarnos la atención pensar en lo que sucede si por ejemplo alguno de los pines de un socket LGA de la placa base no hace contacto con la CPU, y aunque os parezca extraño, no da unos problemas tan grandes en un PC.
Hay muchas cosas que tan solo podemos ver una vez las experimentamos, y está claro que nadie rompería o instalaría de una forma incorrecta una pieza de su ordenador para ver cómo funcionan algunos aspectos del mismo, principalmente por los peligros que puede presentar. Es por ello que hoy os traemos una curiosidad, lo que sucede cuando un procesador no hace un contacto directo sobre todos los pines de la propia placa base o viceversa.
Qué sucede cuando una CPU no hace todo el contacto que debería con los pines
Lo primero que podemos pensar a la hora de instalar un procesador es cómo va a funcionar, ya que al final a nadie le gusta gastarse el dinero en un componente que no es capaz de ofrecer lo que realmente necesitamos. En este caso, siempre debemos tener cuidado al instalar este tipo de componente independientemente del socket que tenga, y es que en los zócalos LGA en caso de situar mal la CPU podemos hacer que algún pin de la placa base se doble, mientras que si es otro tipo de socket que incluye el contacto en la placa y los pines en el procesador, pueden romperse los de este.
Pero podemos pensar que doblar o romper un par de pines implica que el ordenador ya no funcionará, pero aunque pueda parecer extraño, este no es el caso, y es que un procesador puede funcionar, sorprendentemente, incluso si no hace todo el contacto con la placa base. Aunque no esperéis que tenga un rendimiento notable, ya que como podéis imaginar el problema se encuentra en que no será capaz de ofrecer toda la potencia que tiene, ya que tendrá una limitación tanto a nivel de potencia de los núcleos como con en el número de los mismos, pero no causa ningún reinicio ni problema adicional más allá del rendimiento.
Un ejemplo claro os lo podemos mostrar nosotros mismos, y es que hicimos la prueba para comprobar cómo funcionaba un procesador al que le faltaban dos pines de la placa base, y no utilizamos un procesador cualquiera, sino un Ryzen 7 7800x3D. En este caso, al realizar varias pruebas podemos ver que el funcionamiento no es el adecuado, ya que mantiene una frecuencia del reloj muy por debajo de lo que debería.
Si entramos luego en los benchmarks, podemos comprobar que el procesador muestra todos los datos tal y como debería, pero luego a la hora de la verdad funciona muy distinto de lo que debería, siendo superado por un procesador muy antiguo.
En caso de intentar abrir un juego, tardará bastante, nosotros hicimos la prueba con Black Desert, que tardó unos 4 minutos en cargar hasta la pantalla de inicio, unos 50 segundos en llegar a la pantalla de selección de personaje y otros 2 minutos en conseguir entrar al propio juego, dando un total de prácticamente 7 minutos desde que iniciamos el juego hasta que conseguimos entrar, y obviamente el rendimiento era muy inferior, ya que no superaba en ningún caso los 20-25 FPS con la configuración mínima de gráficos, teniendo 1-2 FPS con las opciones de visualización al máximo.
Esto de normal es algo que no suele tardar más de un minuto desde que iniciamos el juego hasta que entramos en la propia partida, y una configuración similar a la que utilizamos para hacer la prueba puede lograr fácilmente más de 200 FPS con los gráficos al máximo, por lo que podéis haceros una idea de la diferencia que hay aunque se pueda utilizar.