Inicialmente, los procesadores Intel Rocket Lake de 11ª generación eran compatibles con las placas base de gama de entrada de esta generación, aquellas con chipset B460 y H410. Sin embargo, en un movimiento bastante controvertido, Intel ha decidido retirar la compatibilidad y ahora, de hecho, dicen claramente en su página web de soporte que estos dos chipsets no soportan procesadores de la 11ª generación. ¿Qué es lo que está pasando?
La elección de la placa base es un aspecto de suma importancia a la hora de montar un nuevo PC, ya que de ésta depende el hardware que podremos instalar. Muchos usuarios pensaban pegar el «salto» a los procesadores Rocket Lake-S de 11ª generación pero ahorrando un poco en la placa base, ya que inicialmente los chipsets B460 y H410 soportaban estos procesadores, pero ahora de pronto Intel ha dicho que no y ha dejado a muchísimos usuarios en la estacada, limitando además las opciones solo a placas de la gama más alta.
La compatibilidad de los chipsets B460 y H410 con Rocket Lake
Esta nueva información ha salido a la luz, además, de una manera bastante tangencial porque no ha habido anuncio oficial de Intel sino que ha «aparecido» en la web de soporte de controladores de la marca. Concretamente, en la página de soporte de actualizaciones de chipset de Intel para la serie 400 encontramos que «Las placas base basadas en chipsets Intel B460 o H410 no son compatibles con los próximos procesadores Intel Core de 11ª generación», tal cual.
La compañía afirma que solo los mejores chipsets Z490 y H470 son compatibles con Rocket Lake-S, y tales placas base requieren una actualización de BIOS del fabricante o el OEM para que admitan estos procesadores (esto es bastante normal).
En este momento, ningún medio entiende el por qué de esta decisión de Intel y por qué ha excluido a los chipsets B460 y H410… con este último se podría argumentar que no tiene capacidad suficiente en los VRM para dar un servicio adecuado a los potentes procesadores Rocket Lake de 11ª generación, pero esto no es extrapolable a las placas base B460, ya que varios fabricantes han desarrollado placas muy interesantes con soluciones VRM más que capaces, como por ejemplo la ROG B460-F Gaming o B460 AORUS Elite.
El resumen de esta historia es que aquellos usuarios que buscaban ahorrar algo de dinero optando por placas base de gama media para actualizar su plataforma a Rocket Lake se pueden ir despidiendo de hacerlo, al menos hasta que Intel lance el chipset B560 de nueva generación.
¿Motivos técnicos o monetarios?
Como decíamos, nos cuesta entender si hay motivos técnicos para que Intel haya tomado esta decisión, y aunque no queremos ser malpensados porque es posible que sí haya motivos técnicos que no alcanzamos a comprender (al menos para B460), no podemos sino pensar que este movimiento podría no ser sino una estrategia para obligar a quien quiera usar una placa base de gama baja con la nueva generación de procesadores se vea obligado a adquirir uno de los próximos chipsets que están por llegar (B560).
En cualquier caso, como indicábamos al principio es «sospechoso» lo velado de esta información porque en lugar de ser transparente e ir de cara realizando un anuncio formal (y de paso dando las explicaciones pertinentes), Intel se ha limitado a poner esta información en la web de soporte de controladores del chipset.