Ayer terminó el ISSCC 2020, la mayor conferencia internacional de circuitos del mundo y en ella estuvo presente AMD. Aunque no había anuncio como tal de productos o novedades de alguna de sus arquitecturas, los de Lisa Su hicieron acto de presencia en dicho evento para explicar nuevos detalles de Zen 2, donde lo más llamativo estuvo dentro del apartado de rentabilidad y costes de su arquitectura. Y es que de usar la arquitectura monolítica de Intel, sus procesadores costarían un 50% más.
Mucho hemos hablado de la arquitectura MCM de AMD y aunque ofrecimos en su momento algunos datos sobre lo que podíamos esperar en cuanto a costes, hasta ahora no sabíamos a ciencia cierta todos los detalles.
Con MCM AMD no solo ha logrado duplicar el número de núcleos y dejar a su rival a menos de la mitad de ellos por CPU, sino que la relación precio-rendimiento contra Intel es cuatro veces mejor si comparamos los procesadores de servidor punteros, ¿cómo son estos datos posibles?
Los chiplets y su interconexión: claves en la reducción de costes
Con Ryzen, AMD enfrentaba a corto plazo dos metas bien distintas. La primera de ellas era aumentar el rendimiento de sus procesadores para equipararse o superar a Intel, mientras que la segunda enfocaba un aumento de las prestaciones por simple escalabilidad de núcleos por CPU.
Estos dos conceptos tan fáciles de entender tienen una particularidad, y es que ambos tienen como base un pilar muy importante y del que poco se habla: la interconexión entre sus elementos, o dicho de otra manera, cómo están conectados entre sí.
Aunque AMD no profundizó en esto, nosotros ya vimos en respectivos artículos el funcionamiento de Infinity Fabric y de sus elementos adyacentes, así como del I/O Die, lo que en resumen se compone de chiplets y buses como tal.
Este diseño tan novedoso ha sido la parte crucial para que AMD pudiera ahorrar increíbles costos en comparación con los diseños monolíticos tradicionales, pero ¿de cuanto ahorro hablamos?
Hasta un 50% de reducción de costes y sin opción a fabricar una CPU de 64 núcleos
Enfocar una arquitectura como un todo dentro de un tipo de producto como son los procesadores tiene muchas ventajas. Aparte de ser extrapolable sus mejoras al resto de procesadores de menor gama, la modularidad permite una adaptación perfecta a los segmentos del mercado.
A este tipo de estrategias se las denomina como costes de escala y en el caso de AMD supone que su arquitectura Zen 2 es más de dos veces más barata que si la realizase en formato monolítico.
En otras palabras, si AMD siguiese la senda de Intel sus procesadores serían un 50% más caros y además se habrían estancado en los 48 núcleos, no pudiendo ser posible fabricar una CPU de 64 núcleos bajo los 7 nm de TSMC.
Si hablamos de procesadores en concreto, AMD afirma que con el Ryzen 9 3950X logra un coste más de dos veces inferior que el procesador monolítico equivalente. Este enfoque para toda su línea de productos es lo que les permite con Ryzen 3000 ofrecer precios asequibles y altos márgenes para los minoristas, incluso con la gama media de CPU.
Esto se «agrava» cuando AMD alcanza altos volúmenes de envíos, los cuales reducen el precio final de los procesadores manteniendo los beneficios para ambos.
Lo que está claro es que el camino a seguir en cuanto a coste/rendimiento es este y antes o después Intel tendrá que admitir que llega tarde a la lucha, por mucho que ya tenga listo Foveros/Co-EMIB o tecnologías de empaque 2.5D o 3D modulares, ya que todavía queda algún año para verlas debutar en alto rendimiento.