Uno de los peores problemas que puede afectar al funcionamiento de cualquier PC es que se apague solo sin ningún motivo que nos ayude a identificar el origen del problema. Esto es precisamente lo que me pasó hace unos días, cuando saqué un viejo PC que tenían guardado en el almacén para convertirlo en un servidor doméstico para guardar los documentos, fotografías y vídeos y así dejar de pagar por almacenar contenido en la nube de Microsoft.
Encontrar el motivo por el que mi PC se apaga repentinamente y, un rato después se encendía sin problemas para volver a apagarse pasados unos minutos, fue mucho más sencillo de lo que imaginaba (de lo contrario, no estaría escribiendo aquí).
¿Por qué el PC se apaga solo?
Cuando el PC se apaga solo, puede deberse a dos motivos: la fuente de alimentación o a problemas de temperatura. Si bien es cierto que existes otros motivos estos dos son los principales y lo que, en el 99% de las situaciones son el culpable.
Comprobar la temperatura
Lo primero que debemos hacer es instalar una aplicación que nos permita conocer cuál es la temperatura del procesador. Lamentablemente, el Administrador de tareas de Windows únicamente permite conocer la temperatura de la gráfica, no del procesador. Una de las mejores aplicaciones para controlar la temperatura en tiempo real del procesador, gráfica, disco duro y cualquier otro elemento es MSI Afterburner, una aplicación gratuita que podemos descargar desde aquí.
Una vez la hemos instalado, abrimos la aplicación y la interfaz de la pantalla principal, debemos fijarnos en el apartado TEMP. Si el equipo no está haciendo ninguna tarea exigente, la temperatura debería situarse entre 35 y 45 grados. Si al ejecutar un juego, la temperatura sube considerablemente, sobre los 80 o 90 grados, significa que hay un problema de refrigeración, ya sea por del ventilador o sistema de refrigeración líquido o bien con pasta térmica cuyo ciclo de vida a caducado. Lo único que debemos hacer es limpiar los restos de pasta térmica y reemplazarla por una nueva.
Cuando el procesador alcanza una temperatura muy elevada, en lugar de seguir funcionando, como medida de precaución, deja de funcionar y el equipo se apaga automáticamente para reducir que el calor que se está generando pueda dañar a su funcionamiento.
Fuente de alimentación
Si el PC no tiene ningún problema de temperatura, descartamos que este sea el problema y pasamos a la fuente de alimentación. La fuente de alimentación de un PC, o el cargador de un portátil, es única fuente de energía que tiene el equipo y es la que se encarga de lidiar con los picos de tensión habituales de la red eléctrica, siendo este uno de los principales motivos por lo que puede funcionar de errática.
La mayoría de las fuentes de alimentación utilizan un sistema de refrigeración activa a través de un ventilador, aunque también podemos encontrar otros modelos que mantienen la temperatura controlada de forma pasiva, sin ventilador. Si la refrigeración de la fuente de alimentación no es la adecuada, esta puede alcanzar una temperatura tan elevada que le obligue a apagarse.
Si, transcurrido un tiempo, cuando la fuente ha reducido su temperatura, encendemos el PC y este vuelve a funcionar, significa que el problema está en la fuente de alimentación. En este caso, debemos asegurarnos de que el ventilador funciona correctamente y, sino es así, ya sabemos el problema. Pero, si se trata de fuente de alimentación pasiva, sin ventilador, la cosa es más complicada, ya que lo único que podemos hacer es limitarnos a inspeccionar visualmente si alguno de los componentes de su interior está derretido por un exceso de calor.