Si hace unos días os comentamos sobre el final de las excepciones a los impuestos sobre los productos importados desde Asía a los Estados Unidos y como afectarán a la subida de precios de las tarjetas gráficas en 2023, ahora nos llegan las buenas noticias y no es otra que la injerencia política retrasará la medida unas meses, lo cual será bueno tanto para el sector, como para las usuarios. No obstante, nos preguntamos, ¿hasta cuándo durará esta «bondad»?
La subida de costes en la manufacturación y diseño de nuevos chips se ha convertido en un problema en los últimos años para todo el sector. Y la cosa se agrava si le sumamos que el hecho de comprar el hardware se encarece todavía más si le añadimos sobrecostes políticos. Los cuales siempre se venden con la excusa del bien común, pero que luego no se traducen en lo que prometen. En lo que sí que se traducen es en subidas de precio y el problema es que existe el problema de que ciertos productos se vuelvan demasiado caros y dejan de tener sentido para el usuario. También puede ser que se mantengan en precio, pero eso son menos márgenes y, por tanto, menos justificación para su existencia.
No habrá subida de precios en enero de 2023
Pues sí, la aplicación del impuesto estadounidense a la importación que iba a aplicarse a partir de enero del año que viene ha sufrido un retraso de nueve meses. Curiosamente, las únicas empresas afectadas por el sector son aquellas que son Fabless y, por tanto, fabrican sus chips en fundiciones como TSMC. Es decir, AMD y NVIDIA, pero tampoco podemos olvidar empresas como Apple y Qualcomm haciendo chips para móvil. Todo ello en una serie de políticas con tal de beneficiar a una Intel que busca convertirse en la gran fundición y fábrica de chips estadounidense.
¿La realidad detrás del impuesto tarifario? Beneficiar a Intel y otros fabricantes de semiconductores. Los diseñadores de chips buscan el mejor nodo, no solo en especificaciones, sino también en costes. La empresa de Pat Gelsinger para su nodo Intel 4 no ha conseguido el mismo apoyo que TSMC con sus nodos N4 y N5. No por el hecho que sean rivales, sino por el hecho e independientemente de la calidad de los procesadores de Intel, sus procesos de fabricación no se idearon originalmente para ser competitivos y venderse a terceros.
¿Y qué tiene que ver esto con los impuestos a la importación y la subida de precio a las tarjetas gráficas? Pues son el incentivo para que TSMC construya fábricas en los Estados Unidos, para cobrarle impuestos, y darle a Intel un ventaja competitiva frente a sus rivales, añadiendo un coste extra. Es decir, se trata de un efecto colateral y con la empresa azul sin tener todavía su infraestructura para terceros bien lista y engrasada, es normal que se retrase la aplicación de dicho impuesto.
Una buena noticia para todo el mundo
Dudamos mucho que dicha decisión se haya tomado por las fechas en las que nos encontramos, sin embargo, todos sabemos que la subida de precios nos hubiese afectado a los europeos. Bueno, cuando llegue el momento lo acabará haciendo. De momento se puede decir que lo que se presente en el CES y que se va a lanzar para el año que viene no va a ver encarecido. Lo cual, en tiempos de crisis, es de agradecer. Sin embargo, es una situación que no durará siempre.
Por el momento, incluso Intel tiene que fabricar sus tarjetas gráficas en su fundición rival. Dudamos que AMD llegue a fabricar nada en Intel, pero de cara al futuro, nos preguntamos si veremos alguna joint venture entre NVIDIA e Intel cuando esta última tenga suficiente maduros sus nodos de fabricación como para construir chips de gran tamaño como el de la RTX 4090.