¿Quién no conoce el logotipo 80 Plus, existente en la mayoría de fuentes de alimentación del mercado? Esta etiqueta en teoría garantiza cierta eficiencia y contribuye de manera significativa a la construcción de la imagen de marca. ¿80 Plus Platinum? ¡Eso tiene que ser bueno! ¿O tal vez no tanto realmente? Ahora se ha desvelado el coste que esta certificación tiene para las marcas, y que presumiblemente hará que el precio de las fuentes de alimentación se dispare el año que viene. Vamos a explicároslo todo a continuación con todo lujo de detalles.
Según la fuente, la mayoría de fuentes de alimentación fabricadas y certificadas por el OEM son en realidad fuentes que no han pasado ningún proceso de validación o certificación, y aseguran que al final las marcas están pagando por esta certificación tan solo para lucir la etiqueta como estrategia de marketing. ¿Hasta qué punto es esto cierto?
El coste de la certificación 80 Plus elevará el precio de las fuentes
El coste que tiene una empresa, ya sea como fabricante real (OEM) o simplemente como una marca que hace rebranding (esto es coger el producto de un OEM, hacerle algunos cambios estéticos como poner su logo y vender el producto como suyo) para registrarse como fabricante es de 5.000 dólares. Después de eso, hasta ahora pagaban 2.000 dólares más por cada modelo de fuente de alimentación que quiera lanzar al mercado portando la etiqueta 80 Plus, pero este precio se ha visto incrementado a 6.000 dólares (un 300%).
Empresas como CWT (Channel Well) fabrican productos finales para marcas como DeepCool o Corsair, las cuales hacen rebranding como hemos explicado antes, y aquí la entidad 80 Plus tiene una doble ganancia porque la misma fuente de alimentación deberá pasar dos veces por el proceso (y pasar dos veces por caja) si estos fabricantes quieren que sus fuentes porten la etiqueta de marras.
Un fabricante «real» lo tiene relativamente fácil, porque incluso tras haber pagado esta «cuota» ya puede lanzar su modelo de fuentes de alimentación con la etiqueta sin que tengan que pasar por el proceso de certificación. Aquí entran en juego las marcas que hacen rebranding, porque el coste para éstas se dispara y tendrán que pagar 3.500 dólares (anteriormente esto eran 1.000 dólares) adicionales por familia de fuentes, disparándose el precio.
Pongamos un ejemplo: digamos que DeepCool quiere lanzar una nueva familia de fuentes de alimentación al mercado con variantes de 550, 650, 750, 850, 1000 y 1200 vatios, algo bastante habitual. Quieren que esta familia porte la etiqueta 80 Plus Titanium, así que tendrían que pagar para ello 21.000 dólares (6 modelos por 3.500 dólares cada uno), o 26.000 si contamos los 5.000 que cuesta registrarse como empresa y eso sin haber vendido ni una sola fuente de alimentación en el momento de hacerlo.
Además, el cliente OEM solo utiliza la etiqueta 80 Plus para su propio producto, normalmente todavía no individualizado («cambio de marca»), y sin embargo estos modelos certificados NO se volverán a probar con las modificaciones realizadas durante el rebranding. Dicho de otra manera, el fabricante deberá pasar por caja para obtener la etiqueta, pero su fuente no habrá sido probada por lo que no tenemos la garantía de que efectivamente ofrezca la eficiencia prometida.
Resumiendo esto, ahora los fabricantes tienen que pagar unas cuotas mucho más elevadas que antes (entre un 300 y un 350%) para obtener la certificación 80 Plus que requieran, un coste que se suma a su producción ya que se realiza antes de vender ni una sola fuente, y esto hará que el precio de las fuentes de alimentación se disparen a partir del año que viene, con el añadido de que encima ni siquiera serán fuentes que hayan pasado de verdad por un proceso de validación.