Un nuevo capítulo de la historia entre Estados Unidos y China se abre hoy tras la aprobación de una nueva ley bipartidista por parte del gobierno de Donald Trump para atraer a los fabricantes de chips a su país. Dicha ley se denomina como CHIPS for America y destinará la friolera de 22 mil millones de dólares para atraer a fabricantes de chips a los EEUU, tal y como vimos con TSMC.
Tras lo visto en Hong Kong, era de esperar que los movimientos de TSMC y el gobierno de los Estados Unidos tuviese unas repercusiones macro económicas de calado mundial. Trump no iba a estarse quieto y los rumores sobre dicha ley se han convertido en realidad para así competir contra China, pero ¿será suficiente dicha inversión?
Una ley que mira mucho más allá de procesadores, tarjetas gráficas y smartphone
La denominada ley CHIPS o Creating Helpful Incentives to Produce Semiconductors o más conocida como CHIPS for America, va a significar el que parece el primer paso de EEUU para rivalizar con Asia como continente. A través de la creación de un crédito fiscal del 40% para los equipos de semiconductores, un fondo de 10 mil millones de dólares para igualar incentivos de fabricación a nivel estatal y 12 mil millones más en fondos para I+D entre 5 y 10 años vista, los Estados Unidos comienzan la batalla por la hegemonía nanométrica.
Aunque esta inversión es poca comparados con los 40 mil millones de dólares que gastaron las empresas estadounidenses en I+D en 2019, es el primer paso para fortalecer un sector tan primordial como el de los semiconductores.
Los primeros en apuntarse fueron TSMC como vimos el mes pasado, y aunque el coste de las nuevas fábricas, cadenas de montaje, personal, capacitación y cumplimiento de las regulaciones supondrá un desembolso muy importante para cualquier compañía que quiera instalarse desde Asia hasta EEUU, el crédito del 40% hasta 2024 y las reducciones graduales hasta 2027 son demasiado atractivas como para dejar escapar la oportunidad.
El objetivo, evidentemente, es reducir la dependencia con Asia para la fabricación de tecnología, sobre todo de chips y obleas, apartados donde el aparato militar de los EEUU está muy interesado debido a que los chips más avanzados se utilizan en aplicaciones militares, misiles y aviones de combate.
CHIPS for America es la respuesta a la auto financiación China
China no está a verlas venir, sino que aumentó el gasto de financiación en varias de sus empresas clave como SMIC, a la que impulsó con 2,3 mil millones de dólares en fondos para una serie de proyectos no desvelados y clasificados como «fabricación avanzada».
Por lo tanto, lo que estamos viendo solo es una cortina de humo que toma como excusa a la industria de los semiconductores y chips para mantener una hegemonía armamentística por detrás donde ninguno de los gigantes quiere ceder.
Por ello, China ha ordenado en secreto lanzar investigaciones contra empresas tecnológicas de EEUU en respuesta a las nuevas sanciones a Huawei, donde de momento no hay represalias, pero si vemos los movimientos entre bambalinas, está claro que el paso a largo plazo será prohibir chips Intel y AMD en dicho país, para posteriormente fabricar sus propios sistemas basados en NAND Flash de alto rendimiento (SSD, memoria RAM etc) y hundir tanto a sus rivales coreanos como a las fundiciones estadounidenses.
Todo sin perder un ápice de enfoque bélico, ya que las espadas están en todo lo alto y la dependencia desde China no ha sido algo bien visto por el gobierno de Trump en lo armamentístico. El objetivo a corto plazo parece ser revivir toda la electrónica de las agencias federales para así apoyar el ecosistema nacional avanzado de microelectrónica. Como vemos, esto no ha hecho nada más que empezar y el juego es mucho más profundo de lo que creemos, CHIPS for America es solo el primer paso, veremos en que acaba todo esto.