Ya en alguna ocasión me he atrevido a escribir, bajo mi opinión personal, sobre juegos, y es que aunque esta web está dedicada al hardware, una gran parte de nosotros nos interesamos por éste por los juegos, ni más ni menos. En éste artículo de blog de hoy os voy a hablar de mi visión sobre los juegos que vienen, tanto para consola como para PC, en los que bajo mi punto de vista personal creo que no necesitamos ni resoluciones astronómicas ni realidad virtual, sino algo mucho más básico pero a su vez complicado de conseguir.
Me refiero efectivamente y como adelantaba en el título del artículo a juegos sólidos. Y ya no me refiero a juegos libres de bugs, que aunque sería algo muy de agradecer es bastante complicado con lo grandes que son los juegos de hoy en día (imaginad no cometer ningún gazapo en un título como por ejemplo Until Dawn, con miles y miles de líneas de diálogo), sino más bien a otro tipo de solidez.
Voy a explicarme a base de ejemplos, y comienzo con Dark Souls. Es un juego que a pesar de tener sus puntos flojos como todos, es bastante sólido en lo relativo a escenarios y a mecánicas. Todo el escenario de Dark Souls es un único mapa, perfectamente (o casi) entrelazado entre sí con sus zonas hasta el punto que desde una zona ves la otra a lo lejos, prácticamente sin pantallas de carga que te “cortan el rollo”. Éste es un juego sólido en cuanto a escenarios.
Escenarios ricos y consistentes encontramos también en The Witcher 3: Wild Hunt, con miles de recovecos explorables todos entrelazados entre si en lo que realmente considero una obra maestra del diseño y el modelado, ya que a diferencia de Dark Souls el apartado gráfico de The Witcher 3 sí es muy destacable. Correr con “Sardinilla” por un cementerio en una noche en la que arrecia la lluvia es simplemente espectacular. Y llegados a este punto tengo que romper una lanza en favor de Skyrim, con la que a mi parecer es la mejor banda sonora para un juego de todos los tiempos, una banda sonora que te mete tanto en el papel que hace que se te pongan todos los músculos en tensión.
Pero la solidez de un juego no radica solo en unos escenarios bien definidos o unos gráficos impresionantes. Estas dos cosas necesitan dos nexos de unión, y el primero de ellos es sin lugar a dudas una historia que te mantenga siempre en vilo y con ganas de ver qué pasa a continuación. Hoy en día están muy de moda los juegos “casual”, a los que dedicar 20 minutos y pasar a otra cosa. Echo de menos esos juegos en los que te quedabas pegado a la pantalla hasta las tantas de la mañana sin darte cuenta. Historias como las que he visto en títulos como Mafia 2, DarkSiders (1 y 2), o The Last of Us.
El segundo nexo de unión que, bajo mi punto de vista, necesita un juego sólido, es la jugabilidad, o en otras palabras, las mecánicas del juego. Ahí vuelvo a mencionar Dark Souls, uno de los juegos que tiene mejor definido éste apartado. Es cierto que el juego tiene una dificultad elevada pero todo está basado en las mecánicas, en los patrones a seguir, en la habilidad del jugador más allá del nivel del personaje. Y es que como dice un gran amigo mío, “en Dark Souls no es tu personaje el que sube de nivel, eres tú el que ganas habilidad”.
A mi no me hace falta (aunque reconozco que sería impresionante) poder jugar con sistemas de realidad virtual, o ni siquiera en resolución 4K. Son dos cosas que están muy bien pero que bajo mi punto de vista no son algo necesario, aunque los fabricantes y desarrolladores (como AMD y NVIDIA) estén basando todos sus esfuerzos en que así lo creamos.
Lo que necesitamos son juegos sólidos, con una historia que nos enganche, buenos escenarios y unas mecánicas que hagan que la jugabilidad sea buena. No necesitamos juegos perfectos (aunque sería lo suyo), necesitamos que los desarrolladores hagan bien su trabajo y que no nos vendan juegos incompletos que tengamos que pasarnos a base de talonario (o en otras palabras, lo que ahora llaman DLC y Season Pass) y que nos permitan volver a disfrutar de verdad.
Este artículo es la opinión personal de @RodrigoAlonsoHZ