Microsoft ha lanzado al mercado dos consolas de nueva generación. Nos centraremos en la consola Xbox Series S, un modelo pensado para aficionados a los juegos casuales. Esta consola, sobre todo, se caracteriza por carecer de unidad óptica, así que solo admite contenido digital.
Para esta nueva generación, Microsoft ha lanzado dos modelos: la Xbox Series X y la Series S. La diferencia entre ellas es la potencia y, por tanto, las capacidades de ejecutar juegos. Además, la Series S elimina el lector de Blu-ray, por lo que depende más del Game Pass y la tienda de juegos de Microsoft.
Veremos todas las características de la consola más «pequeña» lanzada por parte de la compañía. Seguro que te ayuda en tu proceso de elección.
¿Qué es la Xbox Series S?
La Xbox Series S es una de las dos consolas de nueva generación que Microsoft ha lanzado bajo su reconocida marca de consolas. Se trata de la más modesta de las dos apuestas ya que tienen menores especificaciones técnicas recortadas. Destacar que ambas consolas tienen muchos elementos en común.
Esta consola tiene una potencia gráfica reducida, así que tiene limitaciones en juegos. Puede mover cualquier juego que se pueda disfrutar en la Xbox Series X, aunque no en resolución 4K. La Series S solo admite, cómo máximo, resolución 1440p y una frecuencia de refresco de hasta 120 Hz.
Una consola con una apuesta, que cualquier usuario pueda adquirirla. También apuesta por el contenido digital, algo que en PC es bastante común con plataformas como Steam, EA Store y Epic Games Store, entre otras.
Especificaciones completas
Antes de seguir y hablarte de todas las partes de la Xbox Series S, vamos a detallarte sus principales características:
Procesador | Arquitectura AMD Zen 2 personalizada de 8 núcleos y 16 hilos trabajando a una frecuencia máxima de 3.6 GHz |
Tarjeta gráfica | Arquitectura AMD RDNA 2 personalizada con 20 Compute Unis trabajando a una frecuencia de 1.565 MHz con una potencia de 4 TFLOPs |
Memoria | 10 GB GDDR6 |
Ancho de banda | 8 GB @ 224 GB/s 2 GB @56 GB/s |
Almacenamiento | SSD M.2 NVMe PCIe 4.0 de 512 GB personalizado |
Rendimiento de entrada y salida | 2,4 GB/s (sin formato) 4,8 GB/s (comprimido, con bloque de descompresión de hardware personalizado) |
Ampliación almacenamiento | Tarjeta de expansión Seagate de 1 TB Compatibilidad con disco duro externo por USB 3.1 |
Lector de discos | No incluye |
Resolución máxima | 1440p @ 120 FPS |
Sonido | L-PCM, hasta 7.1 Dolby Digital 5.1 DTS 5.1 Dolby TrueHD con Atmos |
Conectvidiad | 1 puerto HDMI 2.1 3 puertos USB 3.1 Gen 1 Ethernet 802.3 10/100/1000 Wi-Fi de banda dual 802.11ac Radio inalámbrica Xbox de doble banda dedicada |
El «corazón» de la consola
Destacar que no es una versión recortada de la Xbox Series X. Hace uso de su propio SoC (procesador con tarjeta gráfica integrada). Este tiene unas dimensiones de 190 mm² que, curiosamente, es la mitad de tamaño que el SoC de la Xbox Series X.
Tenemos que decir que las dos consolas comparten las características del procesador. La diferencia entre ambas consolas está más en la tarjeta gráfica integrada. Cuenta la Xbox Series S con una GPU menos potente (de ahí que no soporte 4K) y tiene una interfaz de memoria recortada.
Así es su procesador
Microsoft ha decidido utilizar la misma CPU y con las mismas condiciones exactas de la Xbox Series X en la Xbox Series S, lo cual supone que estamos ante 8 núcleos Zen 2 completos, cuya configuración deriva de los utilizados en los AMD Ryzen 4000 de PC. Es decir, dos unidades CCX donde se engloba en el interior de cada una cuatro núcleos Zen 2 y 4 MB de cache L3.
Al igual que su hermana mayor puede funcionar en dos modos distintos, el primero de ellos a 3.4 GHz teniendo el SMT activo, el segundo sin el SMT activo alcanza los 3.6 GHz. El hecho de utilizar exactamente el mismo modelo de CPU, pero a velocidades algo inferiores debería facilitar el traslado de versiones entre las dos Xbox Series. ¿El problema ante esto? Que la configuración de memoria es distinta y en el caso de la Xbox Series S el hecho de tener asignada a la CPU una memoria tres veces inferior que en Xbox Series X supone una carga computacional menor en los juegos.
Esto significa que, pese a que la consola es la menos potente de las tres, las condiciones en las que trabaja su CPU son menos pesadas, por lo que la consola esta más optimizada para alcanzar tasas de fotogramas más altas que sus rivales. Eso sí, con menor resolución y calidad de detalle.
Y su tarjeta gráfica
La GPU de Xbox Series S se basa al igual que el de la Xbox Series X en una versión a medida de la arquitectura RDNA 2 de Microsoft y pese a ser una versión de menor capacidad no se ha recortado en cuanto a la funcionalidad gráfica. Por lo que la menor de las consolas de la actual generación tiene todas las funcionalidades de su hermana mayor como es el Ray Tracing, el Variable Rate Shading y el Sampler Feedback Streaming.
Te dejamos, a continuación, todas las especificaciones de esta tarjeta gráfica:
Arquitectura base | AMD RDNA 2 custom |
---|---|
Velocidad de reloj base | 1565 MHz |
Velocidad de reloj Boost | No tiene |
Compute Units | 20 |
ALUs FP32 por CU | 64 |
Potencia en FP32 | 4 TFLOPS |
Potencia en FP16 | 8 TFLOPS |
Potencia en Int 8 | 16 TOPS |
Unidades de Texturas | 80 |
Tasa de texturizado | 125.2 Gtéxeles/s |
ROPS | 32 |
Tasa de Relleno | 50 GPixels/s |
Cache L2 | 2 MB |
Mesh/Primitive Shaders | Si |
Variable Rate Shading | Si |
Ray Tracing | Si |
Sampler Feedback Streaming | Si |
Infinity Cache | No |
No obstante, hay que aclarar una serie de conceptos y malentendidos de cara a esta consola, el hecho que su localización de memoria sea diferente a la de Xbox Series S hace que no sea posible coger el juego de Xbox Series X y ejecutarlo a menor resolución y requiere versiones especiales. Por el momento la consola se conforma ejecutando versiones para Xbox Series S, las cuales ejecuta con una soltura increíble por la diferencia de potencia y el uso de una arquitectura superior como es RDNA 2, respecto a la arquitectura GCN, por no hablar de la diferencia en cuanto a la CPU.
Por lo que estamos ante un hardware que a día de hoy no es aprovechado por el hardware que lo ejecuta y que al contrario de lo que mucha gente cree no se trata de una versión recortada en gráficos de su hermana mayor, sino de una consola aparte por si misma que requiere de optimizaciones propias. Lo cual en el entorno de desarrollo de Xbox en estos momentos no es un problema, ya que los desarrolladores pueden optimizar sus juegos para esta consola y sacar perfiles de rendimiento únicos. Eso sí, no es una consola 4K, por lo que no os esperéis poder reproducir los juegos a dicha resolución de manera nativa, ya que no puede hacerlo.
Memoria RAM
Una de las particularidades de la consola de Microsoft es que no tiene propiamente memoria RAM. La Xbox Series S (y también la Series X) utiliza memoria de tarjeta gráfica, como si fuera memoria de sistema (memoria RAM).
Concretamente, la Xbox Series S cuenta con 10 GB de memoria GDDR6, comúnmente usada en tarjetas gráficas. Pero, tiene una particularidad y es que esta compartimentada. ¿Qué quiere decir esto? Pues que no toda la memoria integrada funciona de la misma manera. Esta se divide de la siguiente manera:
- 8 GB con un ancho de banda de 224 GB/s: Se comparte entre la tarjeta gráfica y el procesador de manera dinámica. La tarjeta gráfica siempre tendrá prioridad, pero también se almacenará información del sistema operativo o cualquier otra información.
- 2 GB con un ancho de banda de 56 GB/s: Reservada exclusivamente para el procesador. Si necesita más espacio, deberá solicitárselo a la tarjeta gráfica, aunque no es lo normal. Debemos tener en cuenta que una consola no ejecuta tantos programas en segundo plano como un ordenador, está más «limitada»
Almacenamiento
Este es uno de los elementos más interesantes de la consola de Microsoft. Curiosamente, el SSD no va soldado directamente a la placa base, sino que utiliza el socket M.2. Esto hace, en principio, que podamos abrir la consola y cambiar el SSD M.2 NVMe de la Xbox Series S.
La consola utiliza una unidad SSD NVMe con interfaz PCIe 4.0, para garantizar el mejor rendimiento posible. Aunque es una unidad personalizada, parece tener un factor de forma M.2 2230, que es estándar. Destacar, además, que la capacidad de esta unidad es de 512 GB.
Como dato, esta unidad almacenamiento sirve para cualquier ordenador, no son exclusivas de Microsoft y funcionan como el resto, es decir, si su consola se estropea o simplemente la vas a jubilar, recuerda que puedes utilizar y aprovechar su disco. Solo tendrás que formatearlo en el modo correcto. Te dejamos por aquí un tutorial por si te interesa esto. Son 512 GB, no está nada mal como segunda unidad.
Otro aspecto interesante es que podemos ampliar la capacidad de la consola sin necesidad de abrirla. Esta consola cuenta con 3 puertos USB 3.1, a los que podemos conectar un disco duro externo. Lo óptimo, para garantizar el mejor rendimiento y aprovecharlo al máximo, es utilizar unidades SSD externas.
Cuenta la Xbox Series S con una ranura «storage expansión» que no es más que la vuelta a las clásicas «Memory Card». En este caso, son más modernas, ya que se basan en unidades SSD y la intefaz PCIe 4.0. No llega al rendimiento de la unidad de almacenamiento interna, pero se aproxima bastante.
El gran problema de estas memorias es el precio. Actualmente, solo Seagate puede lanzar oficialmente estas unidades de almacenamiento. Podemos adquirir la Seagate Expansion Card 512 GB por unos 200 euros. Un precio absurdo teniendo en cuenta que el Crucial X8 SSD Portátil 1TB ronda los 80 euros y el SanDisk SSD Extreme 1 TB ronda los 120 euros.
Precio
Y finalmente el precio, el cual puede variar dependiendo de la época en la que leas esto, así como las posibles ofertas que pueda tener. Sin embargo, su valor suele rondar los 200 euros menos que la hermana mayor, la Xbox Series X. En estos momentos la podemos encontrar en oferta en Amazon por un coste de 229 euros, lo que sería una gran oportunidad.
En cuanto a la Xbox Series X, pese a estar también en oferta, nos iríamos ya a 419 euros, por lo que la diferencia es importante, sobre todo sino le vamos a sacar todo el partido para el que viene preparada.
Ahora eres tú quien tiene que pensar cuál le conviene más y si realmente merece la pena irse a por una u otra. Sea como sea, lo pasarás bien con cualquiera de las dos y no creo que te arrepientas.
¿Por qué las Xbox Series S tienen estas características?
Una vez hemos visto cómo es la Xbox Series S, podemos tener la duda sobre el motivo por el cual Microsoft decidió lanzar dos consolas de diferentes gamas, una con mayor potencia y una con menor potencia pero cuyo precio es mucho más asequible. Y la respuesta principalmente esta en este último motivo, el hecho de querer abarcar varios tipos de presupuesto, haciendo que cualquier persona independientemente del presupuesto que tenga pueda conseguir una de las ediciones de las consolas de Xbox, aunque obviamente el rendimiento se vea afectado debido a las características que vuelven a las Series S inferiores.
Y es que realmente, una de las ideas clave para entender el lanzamiento de las Series S pasa por entender qué lleva tratando de hacer la compañía que las desarrolla durante los últimos años, destinando una gran cantidad de recursos a su servicio de suscripción de videojuegos, siendo este uno de los motivos clave por los que decidieron crear esta consola de bajo presupuesto. Desde el punto de vista de la compañía, conseguir desarrollar un dispositivo que permitiese a las personas acceder a una de las funciones de Game Pass sin necesidad de pagar de más por el hardware de un dispositivo era una estrategia lo suficientemente buena como para arriesgarse a que la gente criticase la poca potencia que es capaz de ofrecer esta consola.
Originalmente el plan de Microsoft se basaba en lanzar esta consola para complementarla con el juego en la nube del Game Pass, es decir, para que la gente utilizase la función Cloud Gaming que permite jugar a la gran mayoría de los títulos de este servicio sin necesidad de descargarlos o utilizar la propia potencia de la consola. Esto como podemos imaginar, tiene bastante sentido teniendo en cuenta que la compañía lleva mucho tiempo tratando de establecer el foco principal en el servicio de suscripción, y realmente, lo están logrando.
¿Habrá una nueva versión de esta consola?
Conocemos que los planes de Microsoft pasan por crear una nueva versión de la Xbox Series X, la consola que cuenta con un hardware muy superior comparado con las Series X y que permite a los usuarios disfrutar de un rendimiento bastante más alto, aunque el precio también lo es. Pero es probable que nos estemos preguntando si la compañía tiene pensado lanzar una versión «Refresh» de las Series S, pero como podemos imaginar, no es algo que entre dentro de los planes de la compañía principalmente debido al índice de ventas que ha tenido esta consola, que no han resultado demasiado buenos para la empresa.
Pero si que es cierto que la marca lleva mucho tiempo hablando de la creación de una consola portátil orientada para aquellos usuarios que buscan la oportunidad de poder disfrutar de sus títulos en cualquier parte. Esto es uno de los indicios que nos pueden llevar a pensar que la forma en la que quieren plantear las cosas desde Xbox no pasaría por volver a ofrecer dos modelos de consola con objetivos similares, sino que podrían terminar desviándose un poco de lo que ha representado esta generación para lograr abarcar un mercado en auge como es el de las consolas portátiles.
Como podemos imaginar la propia compañía no ha confirmado nada de esto, pero sabiendo que no quieren hacer una nueva versión de las Series S y que la Xbox Series X Refresh está en camino, sería nada extraño que optasen por tomar este camino. Ahora bien, esto no implica que sea un hardware similar al que ofrece este modelo, ya que al final no representaría una mejora, pero si que podría contar con los mismos objetivos de lograr que más usuarios utilicen la suscripción de Game Pass Ultimate que permite el juego en la nube, consiguiendo lo mismo que querían con las Series S, pero con otro formato distinto.