Como la mayoría de vosotros ya sabréis, Apple ha decidido abandonar la arquitectura x86-64 que utilizaba hasta ahora, dejando de lado a Intel, para proceder a utilizar sus propios procesadores de arquitectura ARM incluso en sus ordenadores Mac. Dadas las limitaciones de esta arquitectura y lo costoso que será para los desarrolladores de software el cambio, no podemos sino preguntarnos: ¿es este movimiento un suicidio para Apple, o es una genialidad de la compañía?
Nos guste o no, hasta ahora Apple siempre ha sido una compañía que ha creado tendencia (y casi siempre con polémica, todo sea dicho). Que una compañía de esta envergadura haya decidido abandonar la arquitectura de PC x86-64 y pasarse a ARM tiene unas implicaciones que pueden llegar a poner en jaque a la industria del hardware, y muchos expertos ya hablan de que incluso la industria del PC podría decidir tomar el mismo camino.
Los procesadores ARM de Apple y sus limitaciones
Una de las principales diferencias entre la arquitectura ARM y la x86-64 implica que, a nivel interno, un procesador ARM tan solo puede ejecutar una instrucción por cada ciclo de memoria. Esto implica que es necesario realizar profundas modificaciones a nivel de software para «comprimir» las instrucciones de manera que puedan ejecutarse así, o de lo contrario se necesitarán varios ciclos de memoria para realizar las tareas, lo que conllevaría una ingente pérdida de rendimiento.
Hablando de rendimiento, Apple siempre ha presumido de que sus equipos proporcionan el mejor rendimiento, incluso en entornos profesionales para edición de audio y vídeo. Los procesadores de arquitectura ARM están diseñados en esencia para dispositivos móviles, por lo que su enfoque siempre ha sido el bajo consumo para tener una mayor autonomía de batería. Extrapolar este tipo de procesadores a sistemas de sobremesa, como los Mac Mini por ejemplo, evita le tener que preocuparse demasiado por este consumo pero se mantienen las limitaciones en cuanto a instrucciones por ciclo.
Un ejemplo lo tenemos en el primer kit de desarrollo que Apple ya ha comenzado a enviar a los desarrolladores de software con el objetivo de que puedan comenzar a hacer la transición de arquitectura en sus aplicaciones. Estos equipos son Mac Mini con procesador Apple A12Z, un SoC ARM de 64 bits con 8 núcleos y 8 hilos de proceso a 2,49 GHz, emparejado con 2 MB de caché L1 y 8 MB de caché L2 y que por supuesto tiene GPU integrada. El equipo también cuenta con 16 GB de memoria (que presumiblemente será LPDDR4X) y un SSD de 512 GB, cuya tecnología no han desvelado pero es de entender que será NVMe.
El incorporar un SoC de este calado (similar al del iPad Pro 2020) en un equipo de sobremesa permitiría a éste no solo tener un consumo mucho más contenido que antes, sino además elaborar soluciones térmicas mucho más sencillas o incluso prescindir de ellas, ya que recordemos que estos SoC están diseñados para móviles donde no hay refrigeración alguna. Sin embargo, el rendimiento también se ve muy resentido, y así lo han demostrado los primeros benchmarks.
En el resultado de un solo núcleo, que ronda los 800 puntos aproximadamente, el rendimiento es comparable a un Intel Pentium G3258 (2 núcleos a 3,2 GHz), y el resultado en multi núcleo que oscila entre los 2500 y 2900 puntos aproximadamente correspondería, más o menos, a un procesador Intel Core i5-4570 (4 núcleos a 3,2 GHz). Los resultados son francamente buenos visto así pero, ¿son suficientes para lo que necesitan los usuarios de Apple?
¿Una buena idea, o se han disparado al pie?
Como hemos indicado al principio, Apple es una compañía que casi siempre está rodeada de polémica pero que nos guste o no muchas veces marca tendencia. Es bastante probable que los de Cupertino tengan precisamente esta esperanza con esta decisión, ya que desde luego los desarrolladores del ecosistema Apple no tendrán más remedio que migrar su software a la nueva arquitectura para poder seguir estando presentes.
Ahora bien, parece que este cambio de paradigma no ha sentado demasiado bien entre los usuarios; muchos ya están diciendo que no van a comprar un Mac de Apple con procesadores ARM porque simplemente sería como tener un potente smartphone en formato sobremesa, y que éstos no tendrán potencia suficiente para las aplicaciones profesionales que necesitan utilizar. Así pues, están recomendando comprar los Mac que hay ahora mismo en catálogo y «aguantar» con ellos hasta que Apple «se arrepienta», ya que esta es una posibilidad que debemos contemplar: si las cosas no les van bien siempre pueden volver a como estaban ahora, ¿no?
Otro interrogante que queda en el aire es qué va a hacer la compañía con respecto al sector profesional. Hay muchas empresas que dependen de la tecnología de Apple para su día a día, como productoras de audio o vídeo que utilizan sistemas Mac Pro. Estos equipos tienen ingente potencia de cómputo con procesadores de servidor de Intel, con cantidades ingentes de memoria RAM y mucho almacenamiento ultra rápido SSD NVMe, algo que difícilmente va a poder proporcionar Apple con procesadores ARM, al menos de momento.
El entorno profesional definirá el éxito o el fracaso de Apple
Si bien es cierto que en España no mucha gente utiliza Mac (aunque se vendan muchos, en realidad es un porcentaje muy pequeño en comparación a los sistemas con Windows), la realidad es que Apple vende una gran cantidad de ordenadores Mac en todo el mundo, y especialmente en entornos profesionales que, como hemos dicho antes, lo necesitan para desarrollar sus labores del día a día, especialmente en producción de audio y vídeo.
Son estas compañías quienes al final se dejan el dinero comprando equipos de Apple, pues son los que necesitan sistemas muy potentes con mucha cantidad de RAM, almacenamiento y gran capacidad de cómputo (y quienes compran ese monitor absurdamente caro llamado Pro Display XDR), y todo apunta a que dependiendo de lo que Apple pueda ofrecerles para este entorno con sus procesadores ARM, se definirá el éxito o el fracaso de este movimiento de arquitectura.
Por ahora todo apunta a que los procesadores ARM de Apple no van a poder satisfacer las demandas de rendimiento de este segmento, pero todavía está por ver cómo va a reaccionar la compañía a sus demandas.