En ocasiones, y especialmente cuando ponemos un disco duro en el PC que antes estaba siendo utilizado en otro ordenador, puede suceder que se quede espacio no asignado en disco. Si ese es el caso, entonces, habrá cierta capacidad de almacenamiento del disco que no estaremos utilizando y, por lo tanto, quedará desaprovechada, así que a continuación os vamos a enseñar qué podéis hacer para aprovechar este espacio no asignado en disco en Windows 10.
En todo caso, las particiones creadas no llegarían a ocupar toda la capacidad del disco, y podremos darnos cuenta fácilmente si vemos que la capacidad que nos muestra Windows no corresponde con la capacidad que debería tener el disco. Por otro lado, si crees que has perdido capacidad, hemos de aclarar una trampa que suelen hacer algunos fabricantes y es contar las unidades en grupos de 1000 y no de 1024.
¿Por qué queda espacio no asignado?
Los motivos por los que podemos tener espacio no asignado en disco en nuestro PC pueden ser variados: desde la ya mencionada situación de instalar un disco duro que antes había estado en otro PC, hasta si has estado probando distintos sistemas operativos en el mismo disco duro sin haber formateado y pasando por supuesto por un clonado de disco, especialmente si has clonado un dispositivo en otro de mayor capacidad porque al realizarse un clonado, también lo hacen sus particiones.
Sea cual sea el motivo de tu problema, a continuación te vamos a contar qué es lo que debes hacer para aprovechar todo el espacio de tu unidad de almacenamiento y poder utilizar su capacidad en su plenitud y aprovechar así cada céntimo que te has gastado en el nuevo componente.
Cómo mirar si tienes espacio no asignado
Lo primero que debemos hacer es comprobar si nos estamos viendo en esta situación. Para ello, en Windows 10 debemos acceder a la Administración de discos y verificar que aparezca alguna partición que no está identificada con algún sistema de archivos específico, tal y como podéis ver en la captura que os dejamos justo aquí debajo donde todas cuentan con NTFS mientras que una de ellas, de 13,70 gigas, aparece como no asignada, lo que implica que no está siendo utilizada y por ende, nuestro sistema no la detecta.
Con tal de acceder a esta aplicación interna de Windows seguiremos los siguientes pasos para completar la operación:
- Hacemos clic derecho sobre el botón de inicio y seleccionamos Administración de discos.
- Una vez que se abra la aplicación, podremos ver arriba un listado de todos los discos conectados en el sistema, y en la zona inferior sus particiones. Si tenemos algún disco que tiene espacio no asignado, podremos verlo aquí en color negro.
En el ejemplo de la imagen de esta sección podéis ver que lo hemos creado a propósito en una unidad USB de 32 GB para que lo vierais claramente, se puede apreciar que hay una partición de 16 GB que tiene la letra de unidad F asignada y es la que el sistema operativo «ve» y podemos utilizar. Sin embargo, esa otra partición que aparece como espacio no asignado y en color negro no se está utilizando para nada, está inactiva y, por lo tanto, está completamente desaprovechada.
¿Cuándo se da esta situación?
Esta sería una situación típica como la que os hemos comentado al principio, como por ejemplo un disco que estaba siendo utilizado en otro PC o un disco que hemos clonado, siendo la unidad origen de menor capacidad que la unidad de destino, ya que se clonan también las particiones en este proceso. De esta forma, el espacio real que tiene nuestro disco no se verá ocupado por completo, ya que realmente tan solo se ocupa el espacio que tenía el disco original, siendo uno de los problemas más comunes que existen a la hora de crear un duplicado de un disco.
Pero aún así, es posible utilizar este espacio, ya que sigue existiendo físicamente, por lo que obviamente sigue siendo utilizable, es por ello que vamos a ver qué es lo que puedes hacer con este espacio no asignado para aprovecharlo y darle uso.
Cómo aprovechar este espacio no asignado
Para aprovechar este espacio que no se está utilizando tenemos dos opciones principalmente, al menos dentro de las herramientas que pone en nuestras manos Windows. Y son las siguientes:
Crea un nuevo volumen simple
La primera de ellas, es crear una nueva partición y usarla como un disco aparte de los que ya tengamos. Lo que significa asignarle una nueva letra de unidad diferente a las que ya están en uso. Por lo que a nivel real no estamos creando un nuevo disco duro, sino asignando el almacenamiento no utilizado en forma de unidad extra desde la perspectiva del sistema operativo.
Para ello, y dentro del administrador de discos, simplemente pulsamos con el botón derecho en esta zona «No asignado» de color negro, y seleccionamos «Nuevo volumen simple…». Aparecerá un asistente que nos guiará para crear una nueva partición con este espacio, de forma que podremos establecer todos los parámetros que queramos, incluyendo el nombre de la partición, el sistema de archivos y la letra sobre la que queremos que se monte.
El resto de pasos no es más que el típico siguiente, siguiente, siguiente, no hay misterio alguno aquí; simplemente continúa con el asistente dejando las opciones que vienen por defecto y listo, salvo que quieras crear más de una partición con este espacio no asignado y en cuyo caso tendrás que indicar de qué capacidad quieres que sea el espacio que vas a asignar. Una vez hecho, ya veremos que un mismo disco tiene dos particiones, y donde antes teníamos el espacio no asignado ahora tenemos la unidad D llamada «PARTICIÓN» que acabamos de crear con el asistente.
Crea una nueva unidad para Windows
Haciéndolo de esta manera Windows lo detectará como si fuera un disco duro aparte, con su letra de unidad aparte (fijaos que la unidad de ejemplo que teníamos tiene la letra F asignada, y a la partición que hemos creado le hemos asignado la D). Esta opción es interesante si queremos separar «lógicamente» el disco por seguridad, por orden o por cualquier otro motivo. En cualquier caso es algo que se puede revertir, pero tenemos que tener en cuenta que para ello habría que sacar los archivos que haya dentro de esa partición, porque se «perderían»
Extiende la capacidad de una partición ya existente
La otra opción que tenemos es que, en lugar de crear una nueva partición, podemos extender y aumentar la capacidad de la partición que ya tengamos creada. Esta es, bajo nuestro punto de vista, la mejor solución porque así estaremos aprovechando toda la capacidad del disco en una sola unidad, extendiendo la capacidad del mismo al máximo. Además, esto funciona inclusive en el disco que usemos para el sistema operativo.
Para hacerlo, de nuevo en Administración de discos, en lugar de hacer clic derecho sobre el espacio no asignado, lo hacemos en el que sí está asignado, y escogemos la opción «Extender volumen…». De nuevo nos saldrá un asistente como antes en el que solo deberemos pulsar en Siguiente, dejando las opciones por defecto, y Windows hará el resto, ampliando la partición a su totalidad de tamaño.
De esta manera, ya tendremos aprovechada toda la capacidad del disco y habremos «eliminado» el espacio en disco sin asignar, o para ser más precisos, habremos reasignado ese espacio de una manera que podamos utilizarlo, ya que, como hemos dicho antes, el espacio sin asignar está totalmente inactivo e inaccesible, literalmente el sistema operativo «no lo ve» y por ende no se puede utilizar para nada.
Otras recomendaciones importantes
Es recomendable, en todo caso, que cuando instales un nuevo disco en tu sistema (sea del tipo que sea, incluyendo unidades externas con conexión USB) compruebes que se está aprovechando todo el espacio y que no ha quedado espacio no asignado, ya que como hemos comentado antes esto implica que no estarías utilizando la capacidad del dispositivo en su totalidad y que, por lo tanto, habría espacio desaprovechado. Por lo que es necesario que te pases en algún momento por esta herramienta (Administración de discos) y compruebes que no hay ni un solo bit desperdiciado por algún proceso automático del ordenador.
Solo así podrás exprimir al máximo todos los discos y unidades que instales olvidándote de esas porciones que van quedándose tiradas por el camino sin que podamos darles el uso que merecen y que, a medida que se van sumando, terminan por suponer un montón de gigas desperdiciados en el limbo del hardware de tu ordenador.