En los últimos tiempos, muchos fabricantes de productos de audio han comenzado a añadir a sus catálogos productos Hi-Res, un acrónimo que viene del inglés «High -Resolution» o alta resolución, y que indica que el dispositivo está preparado para reproducir el audio con la misma calidad que ha sido grabado, lo que es sinónimo de la máxima fidelidad. Pero, ¿qué características tiene el sonido Hi-Res y por qué es diferente del audio normal?
Para empezar, no debes dejarte engañar a la hora de escoger un producto de audio, ya que no es lo mismo que el fabricante diga que tiene alta resolución poniendo Hi-Res, a que esté certificado para ello y por lo tanto porte el logo Hi-Res. Mucho cuidado con esto porque son muchos los fabricantes que falsean esta información para intentar atraer al comprador cuando lo cierto es que sus dispositivos no son Hi-Res de verdad.
¿Qué es el audio Hi-Res?
El sonido que se graba en los estudios -ya sean de música, cine, doblaje o lo que sea- es audio en bruto, sin compresión, y la grabación del mismo se realiza de forma analógica, pues como sabéis el sonido está formado por ondas. Lógicamente, para que ese audio podamos escucharlo en nuestras televisiones, smartphones, consolas y demás, es necesario convertirlo a digital, y para que eso sea posible primero debemos de ser capaces de medir las ondas para que luego puedan ser recreadas en el aparato que va a emitir el sonido.
Para medir estas ondas, se toman una serie de muestras periódicas, y esto es lo que se denomina como velocidad de muestreo. Esta velocidad de muestreo no puede ser infinita, lógicamente, pero cuanto mayor sea, mayor será la fidelidad del audio que estamos convirtiendo a digital, y por eso se establecen unos baremos o mínimos para cada calidad.
Así, por ejemplo, la frecuencia de muestreo de audio de un CD de música normal es de 44.1 Khz, lo que significa que se toman 44.100 muestras de las ondas por segundo. Para el sonido Hi-Res, el estándar se establece en 96 Khz, o 96.000 muestras de la onda por segundo, por lo que estará recogiendo muchos más matices del sonido original, siendo mucho más fiel al mismo.
En cuanto al sonido que reproducimos en nuestros equipos, hay otro factor a tener en cuenta: la compresión.
El sonido normal, cuando se graba, lo hace en un formato puro y sin comprimir nada. Pero este tipo de sonido presenta el inconveniente que el tamaño de los archivos es muy grande, por lo que se hace complicado el almacenamiento de los mismos en los dispositivos de reproducción multimedia. Esto es especialmente cierto si pensamos que la mayor parte de los usuarios empleamos nuestro móvil o tablet para reproducir archivos de audio.
Para reducir el tamaño de estos archivos se crearon los compresores de archivos de sonido, como el formato MP3, que intentan dar una aproximación más o menos auténtica a la fuente de sonido original, pero con un tamaño de archivo considerablemente menor. Por ejemplo, si un archivo MP3 con una compresión de 256 kbps tiene un tamaño de unos 3 megas, ese mismo archivo, sin comprimir, puede llegar a tener más de 30 MB.
¿Qué aporta el sonido Hi-Res frente al audio normal?
Cuando el sonido se comprime, o tal y como hemos visto cuando se convierte de analógico a digital, se pierden muchas frecuencias de audio, entre las que se encuentran muchos detalles sutiles del sonido, que le dan bastante más cuerpo. Como explicamos antes, el sonido Hi-Res trata de acercarse más al audio original, estableciendo su estándar de calidad con una frecuencia de muestreo y profundidad de bits mucho mayor que el del audio normal.
Actualmente, los formatos de sonido Hi-Res que existen son: WAV, FLAC, ALAC, DSD y MQA. De todos ellos, probablemente los más conocidos para PC son el formato WAV y el FLAC. El formato WAV es con el que generalmente se graban los audios originales, pero sus archivos ocupan muchísimo espacio porque es audio sin comprimir todavía. El formato FLAC es un tipo de compresión que también entra dentro de la calidad del sonido Hi-Res y comprime lo suficiente la fuente de sonido para que la pérdida de calidad se reduzca absolutamente al mínimo.
Así pues, respondiendo a la pregunta de qué aporta el sonido Hi-Res frente al audio normal, podemos decir que simplemente enriquece el sonido con unos matices más notorios pues, como hemos explicado antes, hay más partes de la onda de audio original dentro del sonido que se ha convertido a digital. El sonido que escucharemos tiene, por lo tanto, mayores matices, mayor profundidad y mayor claridad, amén de ser más fiel a lo que los artistas crearon originalmente al grabar.
¿Por qué es importante el sonido Hi-Res?
La aparición de los reproductores MP3 a principios de la década de los 2000 permitió llevar discografías enteras a algo tan pequeño como un CD de audio para escuchar en el coche o en un reproductor MP3 que solíamos llevar a todos lados. La capacidad de almacenamiento de la mayoría de estos dispositivos era limitada y la conectividad a internet no era la esperada. Lo que llevo a que versiones con sonido de menor calidad de muchas canciones y diferentes obras musicales llenasen la red de redes con versiones de peor calidad musical.
Por lo que las consecuencias de esto es que internet se ha llenado de versiones de menor calidad de canciones que forman de una u otra manera de la cultura personal. Las perdidas de detalle son sutiles, pero es muy difícil recuperar la información inexistente.
¿Qué necesitamos para escuchar sonido Hi-Res?
Dado que el audio que tendremos entre manos tiene ciertas características especiales en cuanto a frecuencias y formatos, necesitaremos un reproductor de audio que sea capaz de lidiar con estos formatos de compresión, dado que no todos los reproductores son capaces de hacerlo. No obstante, prácticamente cualquier tarjeta de sonido moderna para PC, incluyendo las integradas en las placas, así como muchos smartphones del mercado (no así las televisiones) ya son capaces de manejar sonido Hi-Res. Según la Japanese Audio Society, quienes crearon el estándar de audio Hi-Res, el DAC (el conversor de analógico a digital) debe ser capaz de procesar audio a 96 KHz y 24 bit.
Lógicamente, aunque la fuente de audio que tengamos cumpla con los estándares para poder ser considerada como Hi-Res, si nuestros auriculares o altavoces no son capaces de reproducir esas frecuencias «de más» que tiene este tipo de sonido, seguiremos perdiéndonos esos matices de los que os hemos estado hablando, así que es necesario que nos fijemos a la hora de escogerlos que sean compatibles. Muchos ya vendrán con el logo «Hi-Res» en ellos para que sepamos desde el principio que son capaces de reproducir audio en alta resolución, pero si no lo ponen, deberemos fijarnos en el rango de frecuencias que son capaces de manejar.
Lo estándar y que prácticamente cualquiera tiene es un espectro de frecuencias de 20 Hz a 20 KHz, pero para que sean capaces de reproducir todo el espectro de audio en alta definición, tendrán que garantizar una reproducción del espectro de entre 10 Hz y 40 KHz, tal y como dice la Japanese Audio Society que, tal y como mencionábamos hace un momento, fueron quienes definieron este estándar. Un ejemplo de este tipo de auriculares que, además, es ampliamente utilizado por los profesionales, son los Sennheiser HD650 o los HD660S.