He apagado (casi) todas las luces LED de mi escritorio y no es para ahorrar
Como a buen seguro os habréis dado cuenta, en los últimos tiempos la iluminación LED RGB parece ser un denominador común en los PC de escritorio, y ya hasta los SSD cuentan con iluminación configurable. Esto puede ayudar a crear un bonito ecosistema de luz RGB en el escritorio, pero tras un tiempo utilizando el PC con ello, al final me decanté por eliminar prácticamente toda la iluminación del PC, y en este artículo os cuento por qué lo hice.
Sea iluminación RGB o A-RGB, en la actualidad prácticamente todos los periféricos la llevan, sean ratones, teclados, auriculares o incluso el propio escritorio. En el interior del PC pasa casi lo mismo, pues hoy en día las tarjetas gráficas, los ventiladores e incluso algunos SSD también llevan iluminación, convirtiendo el escritorio al completo en un foco de luz que, si bien puede ir en armonía gracias a la sincronización de la iluminación por software, también tiene algunas desventajas que son las que hicieron que tomara la decisión de prescindir de ello.
Un escritorio sin iluminación LED RGB, ¿por qué motivo?
Es obvio que la iluminación en los dispositivos de hardware y periféricos puede no ser del agrado de todo el mundo, y desde luego el que no te guste puede ser un motivo para prescindir de ello; sin embargo, yo soy del tipo de usuario al que sí que le gusta una iluminación bien definida en el hardware, pues puede darle al equipo un aspecto llamativo e incluso elegante si se hace bien (y se prescinde de esos efectos con cambio de color constante).
Ya de inicio, estos cambios de color con los efectos de iluminación fueron los que me hicieron cambiar el chip, ya que al tener la caja del PC encima de la mesa y al lado del monitor, provocaba que muchas veces perdiera la concentración de lo que estaba haciendo en la pantalla. Inicialmente, esto hizo que cambiara la configuración de la iluminación RGB de mi PC y periféricos para que mantuviera solo un color fijo, de manera que siguiera iluminando el escritorio y creando un entorno elegante (lo dejé todo en blanco) pero sin desconcentrarme por los cambios de color.
El segundo cambio de chip fue provocado cuando, estando jugando en el PC de noche y con la luz apagada, me di cuenta de que entre el PC y los periféricos, estaba en la habitación casi como si tuviera la luz encendida, y eso me provocaba mayor cansancio visual en los ojos, incluyendo sequedad y dilatación en las pupilas. Procedí a crear diferentes perfiles para bajar la intensidad de la iluminación y que así no deslumbrara tanto, pero terminó siendo un poco molestia el tener que andar cambiándolo a mano dependiendo de si era de día, de noche, si me iba a levantar dejando el PC encendido, etc.
Finalmente, en uno de esos momentos del año en los que me tocó abrir y desmontar completamente el PC para limpiarlo por dentro, tomé la decisión final: desactivé completamente la iluminación RGB de todos los componentes de hardware del PC, en mi caso ventiladores y memoria RAM (de hecho, más adelante cambié de memoria RAM y decidí comprar una que no tuviera RGB, directamente).
En esencia, actualmente tengo todo el escritorio sin ningún tipo de iluminación LED RGB con la salvedad del teclado, puesto que en este caso y aunque soy de los que escriben sin mirar las teclas, no me molesta para nada y, de hecho, le da un «toque» al escritorio que, personalmente, me gusta ver porque me parece bastante estético (además, que en el teclado que poseo las letras no se ven muy bien si la iluminación está apagada).
Desde que tomé esta decisión, no solo tengo una mejor concentración a la hora de trabajar o jugar en el PC al no tener luces distrayéndome, sino que he notado que sufro menor cansancio visual, y esto para una persona como yo es importante ya que mi trabajo me obliga a invertir una gran cantidad de horas al día en el PC. En última instancia, he agradecido la decisión de eliminar el RGB de mi escritorio (salvo en el teclado como ya he explicado), y ya no creo que vuelva a ponerlo nunca más.