Uno de los puntos de unión de las consolas Xbox y el PC es DirectX, la API de los de Redmond que siempre se ha interpretado como una forma de facilitar el desarrollo en común de juegos para PC. No obstante esto no es del todo así y no ha sido hasta la nueva generación que dicha afirmación se ha hecho realidad. ¿Qué diferencias existen actualmente en API entre la consola de Microsoft y PC?
Algo que damos por sentado es que desde siempre los juegos de PC y Xbox eran prácticamente los mismos o casi iguales, al fin y al cabo ambas plataformas compartían el uso de la misma API: DirectX. No obstante esto no es así y es debido a ello que hemos realizado este pequeño artículo para aclararos lo que hasta la llegada de la actual generación ha sido un mito que ha rodeado siempre a las consolas de los de Redmond.
DirectX en PC y Xbox no siempre han sido iguales
La primera consola Xbox fue lanzada a finales de 2001 en los Estados Unidos y en el 2002 en Europa basándose en un hardware derivado de PC que estaba presidido por una variante del Intel Pentium III y una GPU personalizado de NVIDIA, la NV2A, que derivaba tanto de sus GeForce 3 y 4. Desde entonces hemos visto tres generaciones más hasta el día de hoy con diferentes configuraciones de hardware y proveedores de tecnología para el sistema de videojuegos de Microsoft, pero sí que han tenido un elemento en común: la API DirectX en todas ellas.
No obstante dicha afirmación es un mito, ya que no ha sido hasta la llegada de las Xbox Series X y S que las consolas de Microsoft ha tenido un sabor distinto de DirectX tanto en PC como en sus consolas. Por lo que no eran equivalentes al 100% en lo que al contenido de sus librerías y procesos. Esto significaba que si un desarrollador quería ejecutar un juego de cualquiera de las Xbox al PC tenía que realizar una conversión del código para que el juego funcionase sin problemas.
No ha sido hasta el desarrollo de DirectX 12 Ultimate que las dos ramas de desarrollo de la API de Microsoft, PC y consola, se han unificado en una sola por lo que esto supone facilitar las conversiones de una plataforma a otra. En todo caso no podemos olvidar que siguen siendo necesarios perfiles de configuración para que los juegos funcionen de manera adecuada en consolas y por tanto a la combinación adecuada de nivel de detalle, resolución y tasa de fotogramas.
La estrategia de Microsoft con Windows y Xbox
Lo primero que hay que dejar claro es que los de Redmond no son una empresa de hardware, ya que el hardware de sus dispositivos no se desarrolla de manera interna, sino por terceros. En este caso son diferente a Apple que desarrolla sus propios procesadores. Bueno, en realidad ninguno de los actuales fabricantes de consolas desarrolla internamente su propio hardware, ya que utilizan procesadores de AMD y NVIDIA para sus sistemas de videojuegos.
La gallina de los huevos de oro de Microsoft ha sido siempre Windows y una de las ventajas que tiene este sistema operativo respecto al resto es que se ha convertido en la plataforma por antonomasia de los juegos para ordenador. Hasta el punto en que en otros sistemas como Linux se utilizan soluciones que se basan precisamente en poder ejecutar juegos para el sistema operativo de los de Redmond. Pero si lo miramos desde cierta perspectiva cualquier consola es competencia para Windows, ya que el comprar una de estas para jugar supone una compra menos de Windows.
A día de hoy Microsoft no parece obsesionada en vender la mayor cantidad de consolas posibles. Más bien lo que les interesa es crear un ecosistema en que podamos jugar a los juegos programados con sus herramientas de desarrollo, ya sea en una consola de videojuegos, en un PC o incluso en la nube. El objetivo es que todo funcione bajo su propia tecnología de software: ya sea su API DirectX, su sistema operativo Windows o incluso Azure.