Si tuviese que escoger una consola que me fuera a comprar con mi dinero, esta no sería ni una nueva PlayStation, ni tan siquiera una Xbox y tampoco estoy hablando de la Nintendo Switch. Para mí y por experiencia personal, el mejor sistema que ha salido en los últimos tiempos es la consola de Valve y no por el hecho de estar basado en el PC, sino por experiencia propia. Sin embargo, tiene sus claroscuros y es por ello que he decidido compartir mi experiencia con la Steam Deck
Antes de nada, he de aclarar que no soy poseedor de una Steam Deck, mi experiencia con ella fue recientemente en casa de un buen amigo a quien le había llegado y me dejo probarla para disfrutarla. Obviamente, la primera vez que la ves impresiona por su tamaño y me retrotrajo a mis recuerdos de la infancia en el que un compañero de clase tenía una Atari Lynx. Una consola también enorme en tamaño, pero simplemente espectacular desde el punto de vista técnico, al ser una especie de Amiga en miniatura y, por tanto, también una maravilla en la época.
¿Cómo ha sido mi primera experiencia con la Steam Deck?
Sin embargo, el tamaño de la consola no ha sido un hándicap a la hora de manejarla y jugar con ella durante un periodo de tiempo, eso sí, la he estado sosteniendo en una postura que es cómoda de jugar y no cansa las manos. En todo caso mi Nintendo Switch con largas partidas hace mis manos tengan que descansar, dado que la consola de Valve es más grande, supongo que me ocurriría lo mismo en menos tiempo. No obstante, no llegue a estar con ella mucho rato.
En cuanto a la pantalla, es para mí un punto algo decepcionante, se entiende que al ser de 1280 x 800 se ahorra en potencia en el chip gráfico y hace que muchos juegos se puedan jugar sin problemas a una tasa de frames decente. Tampoco os esperéis una maravilla, algunos títulos tienen recortes visuales sutiles que la colocan visualmente por debajo de PS4 y Xbox One. Por lo que si sois unos sibaritas de los gráficos aclararos que no es una PC con una RTX o una PS5 portátil.
Lo que realmente le da valor al sistema
Es el hecho de poder jugar a cierta saga en todo su esplendor en portátil, creedme que merece la pena y es algo que nunca se había podido hacer nada. No olvidemos que ni SONY ni Microsoft tienen interés, oficialmente, de hacer una consola portátil y, por otro lado, que ciertos juegos no salen ni saldrán en consolas Nintendo y no por las políticas de la empresa de Kioto. Sinceramente, el avance tecnológico no siempre se basa en lo más potente y aunque el concepto es mejorable, es algo que se echaba en falta desde hace mucho tiempo.
¿Merece la pena? Con el poco tiempo que he tenido a la hora de disfrutarla, sí, me ha sabido a poco y he de confesar que soy una persona que ha estado apática ante todo lo que ocurre en el mundo durante mucho tiempo. Es decir, nada o casi nada me ilusionaba como para plantearme, ahorrar y comprármelo. Con la consola de Valve las cosas han cambiado, por desgracia la economía está para preferir otras cosas más importantes que un juguete. Y no, no es que mi mujer no me deje, es que ella quiera una también y dos ya es mucho.