Overwatch 2 ha supuesto una revolución en toda Internet cuando Blizzard dio a conocer su beta abierta, así como sus requisitos mínimos y recomendados. Estos han supuesto un quebradero de cabeza para los usuarios, puesto que hay mucha disparidad de criterio en los componentes que se nos exigen para tener una experiencia de juego óptima. Por ello, vamos a ver el componente que debemos actualizar y que es clave para conseguir el rendimiento esperado en Overwatch 2.
La opción más básica aquí sería la más evidente y en cambio no lo es como tal, puesto que los requisitos del juego son extremadamente dispares y por ello existe un GAP de rendimiento donde el usuario no sabe situarse a poco que tengas un mínimo de conocimiento del sector.
¿Cuáles son los requisitos para Overwatch 2?
Pues no son realmente exigentes para el hardware de hoy en día, pero como hemos comentado hay demasiada agua entre las dos orillas y a las pruebas nos remitimos:
Requisitos mínimos
- SO: Windows 7/Windows 8/Windows 10 de 64 bits (último Service Pack).
- CPU: Intel Core i3 o AMD Phenom X3 8650.
- GPU: serie NVIDIA GeForce GTX 600 o serie AMD Radeon HD 7000.
- RAM: 6 GB RAM.
- Almacenamiento: 50 GB de espacio disponible en disco duro.
Requisitos recomendados
- SO: Windows 10 de 64 bits (último Service Pack).
- CPU: Intel Core i7 o AMD Ryzen 5.
- GPU: NVIDIA GeForce GTX 1060 o AMD R9 380.
- RAM: 8 GB RAM.
- Almacenamiento: 50 GB de espacio disponible en disco duro.
Visto esto no hay duda de que hablamos de entre dos y tres generaciones de diferencia en tarjetas gráficas y al menos dos en procesadores, lo cual hace realmente difícil elegir el componente a actualizar. ¿Cómo acertar gastando lo mínimo? El problema radica en la base de PC que tengamos y por ende cada caso es individual y específico, así que vamos a dar ciertas pautas para intentar copar todos los objetivos.
¿Qué componente actualizar para Overwatch 2?
Partimos de una base mínima de memoria RAM con 8 GB, imprescindibles a día de hoy y no solamente para este juego, así que si no tienes esta cantidad es lo primero que deberías actualizar si tu plataforma y presupuesto lo permiten.
En segundo lugar y aunque objetivamente pueda parecer lo contrario debemos optar por la CPU, puesto que en tarjeta gráfica podemos modificar settings para ajustar el rendimiento del juego, pero en cuanto a carga en el procesador esta será la que determine la resolución, texturas y motor del juego con la RAM y la VRAM, no es modificable más allá de la leve diferencia que se reporta por los cambios comentados en la calidad gráfica, pero no más.
Por lo tanto, tenemos que priorizar la CPU siempre que nuestra tarjeta gráfica sea al menos decente: NVIDIA serie 900 o AMD serie Rx 400, ambas a día de hoy entrando en precios más que decentes y muy asequibles.
Volviendo a la CPU, las mejores opciones y sobre todo con mejor ratio de rendimiento y precio son sin duda los Core 10 y los Ryzen 3000, donde un i5-10400F o un Ryzen 5 3600X son más que suficientes para este juego a cualquier resolución (sobre todo las menores) y nos aportarán la potencia necesaria para extraer hasta el último FPS de una GPU de gama media actual, pese a que la opción de Intel no cuente con PCIe 4.0 como tal.
Con estos procesadores o incluso superiores en mente y si disponemos ya de ellos entonces habría que pensar en una GPU como tal, donde las opciones asequibles se irían a una RTX 3050 o RX 6500 XT, nuevas y con garantía. Al mercado de segunda mano podríamos ir hacia una GTX 1070 o una RX 580 si las encontramos a buen precio.