PCIe es un bus y slot como tal muy conocido por todos, pero en sus diferentes versiones siempre vemos cambios significativos donde por norma se ensalza la velocidad y sus cambios. Pero, aunque también es importante, ¿qué hay de los cambios de energía en su uso? Con la llegada de las nuevas RTX de NVIDIA y su mayor consumo, ¿afecta el hecho de que tengamos PCIe 3.0 o PCIe 4.0 en nuestra placa para el suministro eléctrico de la GPU?
Estamos acostumbrados a que cada nueva versión del PCIe, como bus, se doble la velocidad de transferencia y se mantenga la retrocompatibilidad. Pero tras los innumerables problemas que han tenido tanto AMD como Intel para incluirlo en placas base de consumo por requerimientos eléctricos, muchos seguro que estaréis ante la duda de qué ha cambiado con respecto a la energía suministrada.
PCIe 4.0 es solo un upgrade menor del PCIe 3.0
La respuesta corta a la pregunta inicial es que no, PCIe 4.0 no logra ofrecer más vatios al slot que PCIe 3.0, o lo que es igual, mantenemos los 75 vatios originales para cualquier dispositivo que se conecte en su ranura y sea x16.
Pero entonces, ¿dónde están los problemas de AMD, Intel y los fabricantes de chipsets para con las placas base? Y sobre todo, ¿Por qué tanta controversia para habilitarlo? De nuevo, el problema es la energía, pero no la que va a consumir una tarjeta externa, sino la propia que consumen los componentes de la placa base.
Como se ha fomentado la retrocompatibilidad para todo lo relacionado con energía o velocidad, han sido los pequeños componentes de las placas los que han sufrido un cambio para soportar los 32 GB/s que ahora podemos disfrutar.
En concreto, hablamos de transductores y transceptores, pequeñas SMD, e incluso los chipsets, donde su consumo se ha disparado precisamente por los requerimientos de energía que se necesitan para soportar la interfaz PCIe 4.0.
Cambiar los requerimientos implica terminar con la retrocompatibilidad
Y es que como bien sabremos la totalidad de los pines de corriente de cualquier slot PCIe actual están en sus 11 primeros contactos. Esos 11 contactos son los que le dan los 75 vatios de energía a cualquier dispositivo conectado, por lo que variar esto implica perder retrocompatibilidad en algún punto.
Al menos desde la parte teórica, ya que aumentar el límite que pueden entregar implica rehacer la especificación, sino totalmente, parcialmente, algo que no está demasiado claro incluso a día de hoy. De hecho, hay mucho secretismo con esto, puesto que los fabricantes quieren más vatios en slot para poder prescindir de conectores externos de las PSU, pero eso requiere que las placas base también entreguen más corriente en el mismo número de pines (24).
Quizás la llave la tenga PCIe 5.0 o PCIe 6.0, pero en cualquier caso, el cambio se dará para muchos más participantes del mercado, por lo que no es diseñar un estándar y lanzarlo, sino que hay que tener en cuenta los actores que van a trabajar con él, desde centros de datos hasta cualquier PC de oficina.
De momento no hay cambios, pero seguiremos subiendo en velocidad y eso conllevará de nuevo un aumento en el precio de las placas base hasta que la tecnología y los componentes se adapten, se produzcan en masa, entren a competir empresas y con ello los precios bajen, justo lo que ocurrirá cuando Intel de soporte oficial.