Si hay tema que vais a ver hasta el hartazgo en los próximos años serán las regulaciones políticas con motivo de la protección medioambiental. Y no, ya no hablamos de lo que ocurría, hace no mucho de una multa y arreando, sino de políticos entrando en la mesa de diseño y producción de los diferentes políticos. ¿El turno esta vez después de los cargadores de alimentación? Pues ni más ni menos que las baterías recargables de diferentes productos, entre las que se incluyen, entre otros, los ordenadores portátiles. ¿Cuáles son estas medidas?
Hay una serie de cambios que veremos en muchos dispositivos que no son naturales si tenemos en cuenta la evolución tecnológica, ya que más bien esto tiene que ver con motivos medioambientales. En la década de los 2000, por ejemplo, se criticó el uso de ciertos materiales en las carcasas por ser altamente contaminantes. Esto hizo que los ingenieros químicos e industriales tuviesen que desarrollar nuevos polímeros con menos impacto ambiental. Pues bien, nos encontramos con una medida similar esta vez, pero forma mucho más radical.
¿Cómo quiere la Unión Europea que sean las baterías recargables?
Pues sí, la Unión Europea se ha propuesto hacer que las baterías recargables que usamos en nuestros productos sean lo más ecológicas que se pueda y no con una proclamación o promesa política, sino con un nuevo acuerdo que se votó en su propio parlamento, en Bruselas. Es decir, una de esas cosas que pueden afectar en el día a día no solo a productos, sino a industrias enteras y de las cuales no nos enteramos por los mentideros tradicionales.
¿Y en qué consisten estas nuevas políticas?
Pues en varios puntos distintos que os vamos a enumerar a continuación:
- Todas las empresas que vendan baterías recargables en la unión europea deberán implementar una «política de debida diligencia» en la cual se hagan responsables de los riesgos sociales y ecológicos. Dicho de otra forma, deberán hacerse responsable de los daños ambientales en el proceso de extracción, procesamiento y venta de los materiales usados para hacerlas.
- Las baterías recargables deberán cumplir un porcentaje mínimo en el origen de ciertos materiales, el cual deberá provenir de productos reciclados. Las cantidades son:
- Cobalto en un 16%.
- Plomo en 85%.
- Litio en un 6%.
- Níquel en un 6%.
- Obviamente, todo ello no se hará de la noche a la mañana, sin embargo, su plan es que para 2023, el 45% de los dispositivos electrónicos que se vendan se atiendan a esta normativa, para poder llegar el 73% en el 2030.
¿Cómo afecta a la industria del hardware?
Lo primero de todo es que el tipo de ordenador que más se vende no son los portátiles, si somos estrictos un teléfono móvil es un ordenador de bolsillo y muchos de ellos se ensamblan en China en una sola pieza. Y no solo los mencionados smartphones, sino también muchos portátiles ultraligeros. Por lo que muchos de los fabricantes de estos dispositivos deberán permitir el uso de baterías recargables intercambiables. Algo que ya, como muchos sabréis, es una exigencia de la propia Unión Europea.
Aunque el tema de las baterías recargables no es lo único importante aquí, sino que existe otra legislación europea aprobada que tiene que ver con el «derecho a poder repararlos» y que hace no mucho fue polémica al otro lado del charco. Consiste en que los fabricantes deberán hacer sus productos para que tanto el usuario como un tercero puedan reparar el producto y no tener el monopolio del servicio posventa. Lo cual hará que muchos producto se tengan que rediseñar o no saldrán en el mercado europeo.
Todas las medidas de la Unión no son minucias, desde el momento en que afectan a toda la cadena de producción de los diferentes productos y les supone un sobrecoste adicional. Al mismo tiempo, es una forma de incentivar al menos el ensamblaje de los mismos en suelo europeo. Habrá que ver hasta que punto afecten a los ciudadanos europeos y si vamos a dejar de ser ciudadanos de segunda a serlo de tercera. No sería la primera vez que políticos toman decisiones en pro del sabotaje disfrazadas de fines altruistas para engañar a los incautos.