Las unidades en formato SSD M.2 han ido evolucionando y mejorando su rendimiento a medida que se han lanzado nuevas iteraciones de la interfaz PCIe. Fue a finales de 2022 cuando se anunciaron las primeras unidades basadas en la interfaz PCIe 5.0 que serían lanzadas a principios de 2023. Tardaron bastante más en llegar e incluso hoy, la oferta de SSD M.2 PCIe 5.0 es mínima, pero, ¿por qué?
Sin duda alguna, hoy en día poca gente monta un ordenador que no tenga como unidad de almacenamiento principal un SSD M.2. Incluso los ordenadores portátiles y los mini PC ya utilizan estas unidades de almacenamiento por el poco espacio que ocupan y buen rendimiento que ofrecen. Sin embargo, incluso ahora, a mediados de 2024 (recordad: año y medio después de su lanzamiento), todavía siguen usando unidades PCIe 4.0 en lugar del nuevo estándar.
Qué cambia con PCIe 5.0
Debes saber que el formato M.2 es estándar. Esto se hace para evitar que cada fabricante utilice unas dimensiones o características diferentes y existen problemas de compatibilidad. Simplifica el trabajo de diseño del fabricante de placas base y ofrece al usuario un gran catálogo de soluciones.
Las nuevas unidades SSD M.2 que se basan en la interfaz PCIe 5.0 destacan por sus velocidades de transferencia. Estas unidades pueden alcanzar velocidades entre 13.000 MB/s y 15.000 MB/s, que supera con creces las velocidades de PCIe 4.0, que suelen rondar entre los 5.000 MB/s y los 6.000 MB/s.
Esta es la única diferencia que existe entre ambos tipos de unidades de almacenamiento de estado sólido. No hay tecnologías añadidas que marquen la diferencia o aumento de capacidades. Lo que sí vemos son aumentos de precio, ya que a igual capacidad, un SSD M.2 PCIe 5.0 puede costar más del doble que una unidad PCIe 4.0.
Pero, hay un motivo más importante para que los fabricantes de SSD no lancen unidades PCIe 5.0: los problemas de temperatura. Ya vemos como las unidades PCIe 4.0 requiere de potentes disipadores para eliminar el exceso de calor. Se da el problema en estas nuevas unidades, unos problemas de temperatura aún más graves debido a las elevadas velocidades.
Las unidades de interfaz PCIe 5.0 problema de «thermal throttling» realmente grave. Esta circunstancia lo que hace es que, cuando se alcanzan ciertas temperaturas, la unidad se proteja bajando el rendimiento. Para estas unidades este suceso es bastante normal, debido a las velocidades de transferencia tan elevadas. Esto obliga a los fabricantes a utilizar disipadores activos, vamos, que deben incluir un ventilador.
Bien es cierto que se comercializan algunas unidades con disipadores pasivos (bastante grandes) e incluso, sin disipador. Lógicamente, en una unidad sin disipador este problema será constante y rara vez rendirá la unidad al máximo de sus capacidades. Si la unidad tiene un disipador pasivo, no será tan constante el problema, pero sí frecuente. Mientras que, las unidades con ventiladores sufren este problema de manera puntual, sobre todo cuando hay grandes ciclos de lectura/escritura.
¿Veremos más unidades en el futuro?
Una pregunta interesante y difícil de responder. Realmente, las velocidades que nos ofrece la interfaz PCIe 4.0 son más que suficientes para el usuario medio. Si te dedicas a trabajar con archivos grandes, como fotógrafos o editores de vídeo, igual si te interesa un SSD PCIe 5.0 para reducir los tiempos de transferencia o de compilación del trabajo.
De momento, parece que no veremos una inundación de nuevos SSD con esta nueva interfaz. El «thermal throttling» en estas unidades es muy difícil de solucionar en la actualidad. Que, normalmente, estas unidades de almacenamiento se instalen cerca de tarjetas gráficas (incluso debajo) tampoco ayuda. Al final, se genera un mayor problema de temperatura, ya que disipar el calor es complicado en este punto y se termina por «absorber» parte del calor de la gráfica.
Igual, como hemos comentado en ciertas ocasiones, el problema es el diseño M.2. Si se desarrollara un diseño más cercano al formato DIMM de la memoria RAM, este problema no sería tan grave. Se podría disipar el calor de una manera más eficiente e incluso, aumentar notablemente la capacidad sin mucho esfuerzo.