Si había una unión que parecía inquebrantable era la de Apple e Intel. Los rumores sobre el divorcio entre ambas se confirmaron y ahora ya hay fecha para ello: 2021. Los primeros Mac llegarán el año que viene de la mano de TSMC mediante su proceso litográfico de 5 nm y se basarán en el SoC A14, algo que está levantando ampollas entre sus más fieles seguidores, pero lo que todo el mundo se pregunta es, ¿cómo justificará Apple con ARM ahora sus elevados precios?
Si algo se caracteriza Apple es de ofrecer productos que normalmente están por detrás de la competencia en prestaciones a precio de tinta de impresora por kilo. El movimiento que va a ejecutar de cara al año que viene tiene ya nombre, «Proyecto Kalamata», y supone un palo para Intel al perder a uno de sus mayores socios.
Al mismo tiempo, Apple se ha metido en la boca del lobo, puesto que sustituye los procesadores del gigante azul por un nuevo SoC que es difícilmente justificable en cuanto a prestaciones puras bajo X86 y sobre todo, en precio.
Apple puede estar cavando su propia tumba con ARM
¿Cómo piensa Apple decirle a sus usuarios que paguen ingentes cantidades de dinero cuando sus productos se van a basar en poco más de dos años en tecnología ARM? Es la gran pregunta del millón de dólares. Es cierto que con ARM y un diseño propio tendrán más control del hardware en referencia a su software, es cierto que ARM domina el mercado móvil, es verdad que Microsoft tiene su Surface Pro X ARM, pero es que Apple vende un tipo de producto donde su mercado y competencia son ellos mismos.
Se habla de que el chip integrará una CPU de 12 núcleos donde cuatro de ellos serán IceStorm (muy eficientes) mientras que los ocho restantes serán de tipo Firestorm (alto rendimiento), todos ellos diseñados por la compañía. ¿Será esta la excusa para vender sus productos?
¿Precios más bajos en sus productos a costa de peor rendimiento?
El primer paso que debe implementar en su totalidad Apple es portar todo su software hacia la arquitectura ARM y lograr un rendimiento acorde a lo que se espera. Más músculo sin optimización no es una estrategia que tenga éxito ni a corto plazo ni a largo plazo.
Por ello Apple lleva tiempo trabajando en la transición, la duda es el resultado final. Lo que parece claro según los analistas es que la compañía reducirá costos entre un 40 y un 60%. El menor consumo del procesador ARM posibilitará materiales de más baja calidad y en menor número, por lo que se especula con una posible bajada de precios, algo difícil de creer en Apple, sobre todo en un sector donde no se siente amenazado como es el de los smartphones.
En cambio, si Apple mantiene los precios actuales será duramente criticada por ello. La potencia de sus equipos no será mayor a lo ofrecido por Intel con casi total seguridad, los costes para ellos son muy inferiores y la calidad de sus equipos a día de hoy está muy cuestionada ya de entrada.
Intel pierde sin duda, pero cómo enfoque Apple la situación puede ser determinante para su credibilidad como marca premium, algo que no están reflejando sus dispositivos de última generación y que están viéndose superados en varios frentes y con problemas de toda índole.