Cómo cambiar el disipador de tu tarjeta gráfica y mejorar su temperatura
Aunque la gran mayoría de tarjetas gráficas que se venden hoy en día suelen incorporar unos disipadores bastante decentes, siempre puede suceder que se nos estropee el disipador de la tarjeta gráfica porque no le funcionen los ventiladores originales. En este caso, siempre podemos optar por montar un nuevo disipador que sea compatible con nuestro modelo.
El disipador de la tarjeta gráfica es un componente fundamental para su buen funcionamiento. De hecho, es un componente que ha evolucionado considerablemente desde los modelos con aletas de aluminio extruidas, que se empleaban hace bastantes años, a los modelos con heat pipes que montan estos disipadores hoy en día. Y, aunque tanto los modelos que montan disipadores de tipo blower, como los modelos que montan disipadores personalizados, pueden funcionar sin demasiados problemas durante muchos años, ello no quita que, tarde o temprano, acaben fallando.
Por otro lado, precisamente el hecho de ser tan bueno el disipador de la tarjeta gráfica y que ya no haya casi demanda por cambiarlo por otros modelos, ha hecho que casi ningún fabricante se anime a producir este tipo de disipador. Lo cual, en realidad es una pena, porque nuestras experiencias previas con este tipo de disipadores de terceros, en la mayoría de casos ha sido muy buena.
Procedimiento para cambiar el disipador la tarjeta gráfica
Damos por supuesto que, antes de comenzar este proceso, habéis conseguido localizar y comprar un modelo de disipador que es completamente compatible con vuestra tarjeta gráfica. Este aspecto es básico, dado que no todas las tarjetas gráficas son compatibles con este tipo de disipadores y viceversa. Generalmente, la web del fabricante del disipador os indicará para qué modelos de tarjetas gráficas es compatible el modelo del disipador.
Comenzaremos desmontando el disipador original que traía la tarjeta gráfica, para lo cual deberéis de desatornillar todos los tornillos que fijan el antiguo disipador al PCB de la tarjeta. Hecho esto, levantaremos con cuidado el antiguo disipador, retirándolo a un lado. Una buena práctica es volver a colocar los tornillos que hemos quitado en sus agujeros del antiguo disipador, para no acabar perdiéndolos.
El siguiente paso es limpiar con alcohol de isopropilo los restos de la antigua pasta térmica que había sobre la GPU, así como los chips de la memoria VRAM de la gráfica y los VRM del PCB. Este paso se hace para asegurarnos que las superficies estén lo más limpias posibles, antes de dar el siguiente paso.
Lo siguiente a hacer será localizar los pequeños disipadores de aluminio que vendrán con el nuevo disipador de la tarjeta gráfica y pegarlos sobre los chips de memoria VRAM. En este caso, puede ser que los disipadores se peguen simplemente usando cinta adhesiva de doble cara, o bien usen una almohadilla térmica que se coloca como el relleno de un sándwich entre el disipador y el chip de memoria. Esto ya os lo aclarará las instrucciones de montaje. Haréis lo mismo con los VRM de la tarjeta gráfica.
El siguiente paso será extender una nueva capa de pasta térmica, exactamente igual que haríamos en el IHS de nuestro procesador. Luego, sujetáis el nuevo disipador al PCB de la tarjeta gráfica. Es muy importante que, a la hora de apretar los tornillos, lo hagáis en forma de cruz y solo un poco cada vez. De esta manera os aseguraréis que distribuís la presión de manera uniforme sobre el IHS de la GPU.
El último paso es colocarle un ventilador, si el modelo que hemos comprado no lo tiene. Si sí lo tiene, entonces solo os queda conectar este a algún conector, ya sea el que tiene la gráfica en el propio PCB o a uno de la placa base, dependiendo del tipo de ventilador que emplee nuestro nuevo disipador.