Refrigeración de tarjetas gráficas: qué tipo de disipador es mejor

Un interesante debate que solemos presenciar con frecuencia en los foros de hardware es sobre qué tipo de disipador es mejor para una tarjeta gráfica: si uno de tipo blower o uno personalizado, como los que emplean algunos modelos de tarjetas gráficas. Ahora veremos las ventajas y desventajas de cada uno de ellos.
El calor es uno de los mayores enemigos de las tarjetas gráficas (y de todos los componentes electrónicos, en general), así que a nadie en su sano juicio se le ocurriría la idea de dejar que su tarjeta se sobrecalentara por tener una refrigeración deficiente. Más todavía ahora, que casi no hay existencias en las tiendas y que los precios no dejan de subir sin control, debido en gran parte a la demanda que hay de ellas por parte de los mineros de criptomonedas.
Las tarjetas gráficas emplean dos tipos de refrigeración, principalmente: de tipo blower y personalizado.
Disipadores tipo blower
Este tipo de disipadores es bastante antiguo en su diseño y se basan en un núcleo central de cobre (en modelos modernos con una cámara de vapor), del que nacen una serie de láminas de aluminio o cobre que se disponen de manera axial al flujo de la corriente de aire, movida por un ventilador de tipo centrífugo. Todo el conjunto suele estar encerrado bajo una cubierta de plástico o metal que impide que el aire caliente procedente de la gráfica se acabe vertiendo al interior de la caja.
Este tipo de disipadores tienen la ventaja de que todo el aire caliente se vierte al exterior de la caja, sin que afecte al resto de componentes (aunque en las últimas versiones de este tipo de disipadores, hay una parte de este aire que sí se vierte dentro de la caja). Pero su principal desventaja es que distan bastante de refrigerar muy bien (no es raro que con ellos las tarjetas alcancen los 85 – 90 ºC) y suelen ser bastante sonoros, dado que el ventilador centrífugo ha de trabajar a mucha velocidad para poder mover bien la corriente de aire. Otro problema adicional es que tienen más tendencia a obturarse por el polvo del ambiente.
Disipadores personalizados
Los disipadores personalizados suelen estar compuestos por una base de cobre por la que pasan varias heat pipes del mismo material, que se encargan de trasladar el calor generado a una serie de aletas de aluminio soldadas o colocadas a presión de manera transversal, sobre las que se colocan uno o varios ventiladores de gran tamaño, que mueven la corriente de aire sobre ellas.
Este tipo de disipadores son mucho más efectivos y eficientes para refrigerar la tarjeta gráfica, puesto que no es un único ventilador empujando aire a través de toda la estructura sino varios ventiladores echando aire directamente sobre el disipador, eliminando así el calor mucho más rápido y, dado que son ventiladores más grandes, girando a menos velocidad y emitiendo menos ruido.
La principal desventaja de los disipadores personalizado es que vierten casi todo el aire caliente procedente de la tarjeta gráfica otra vez al interior de la caja, con lo que perjudican al resto de componentes de su interior, especialmente al disipador del procesador, que suele ser el que se suele encontrar situado justo encima (por la ubicación en una caja ATX normal) de él. Por ello, es recomendable contar con un buen ventilador trasero que saque todo el aire caliente fuera de la caja.