Actualmente contamos con muchas formas de almacenar nuestra información: ya sea en discos duros, SSD, CD o DVD. Todos estos dispositivos pueden ser víctimas de la degradación y hacer que perdamos datos o que estos se corrompan. Sin embargo, esto no ocurre fácilmente -en algunos de ellos- y es un hecho a tener en cuenta a la hora de usar nuestros dispositivos de almacenamiento.
El tomar un dispositivo como cápsula del tiempo puede no ser la mejor idea, no conocemos las condiciones que necesitan nuestros dispositivos para estar al 100%. Nuestros datos almacenados pueden deteriorarse, degradarse e incluso desaparecer. ¿Cómo ocurre eso y cómo puedo prevenirlo?
La degradación de información en los principales dispositivos de almacenamiento
Empecemos fijándonos en los HDD, mucho más económicos que los SSD. Pueden fallar debido a las partes móviles que incorporan en su interior o por daños producidos en los discos, como una rotura de cabezal. Si cuentas con un disco duro del que dependas, puede que se deteriore cierta información sin que nada de esto ocurra.
Los HDD guardan los datos en clústeres de bits magnéticos que pueden cambiar a la dirección contraria. Actualmente los discos cuentan con herramientas que automáticamente recarga los bits de datos; así como algoritmos de comprobación de errores que pueden normalmente detectar y reparar los bits volteados. En cuanto a estos discos el deterioro se produce cuando están desconectados durante más de cinco o diez años, por lo que no deberíamos preocuparnos por ello si no vamos a hacer un uso de estos como copia de seguridad sin uso recurrente.
Los SSD pueden ser un poco menos consistentes en este aspecto, estos no cuentan con elementos físicos móviles que puedan perjudicar el estado del dispositivo de almacenamiento por deterioro. Sin embargo, nos encontramos con que su forma de almacenar la información es acumulando electricidad en transistores. Por lo que, aunque son mucho menos sensibles a fallos y robustos que un HDD, las cargas de los transistores pueden debilitarse con el paso del tiempo. A medida que se han ido desarrollando transistores más pequeños, hemos conseguido aumentar la capacidad, pero disminuir el tiempo que pueden mantener la información almacenada.
Si mantienes el dispositivo alimentado regularmente no perderás ningún tipo de información. Se calcula que son capaces de mantener los datos durante un año, aunque el calor favorece la pérdida de electricidad y puede acelerarse el proceso.
Tras ver todo esto puede que nos planteemos guardar toda tu información en discos ópticos, aunque bueno, últimamente no todos contamos con lectores de CD/DVD. Estos dispositivos son también muy susceptibles a la degradación, de forma física pueden oxidarse o perder la unión entre las diferentes capas del disco. Se han lanzado nuevos productos llamados MDISC que aseguran poder guardar nuestros datos durante años, sin ningún tipo de degradación.
La mejor recomendación es tener varias copias de seguridad iguales en diferentes dispositivos, el disco duro que usas actualmente, el antiguo o una unidad flash. Hay muchas formas de poder aprovecharnos de los dispositivos que tenemos y darles un nuevo uso.