Así como hace nada os comunicábamos que los precios de la memoria iban a bajar durante este año 2018, no parece ser que vaya a suceder lo mismo con los precios de las tarjetas gráficas, que siguen disparados. Lo malo par todos los usuarios es que esta tendencia alcista no parece tener mucha pinta de querer cambiar de rumbo.
Parece ser que las buenas noticias no duran mucho en casa de los pobres. Y si antes os hablaba de que el precio de los chips de memoria ya había tocado techo y que pronto comenzaríamos a ver una paulatina rebaja de éstos, justo lo contrario está sucediendo con el precio de las tarjetas gráficas, que no deja de subir. Y lo hace a tal velocidad que parece que quiera batir algún tipo de récord.
Sinceramente, a estas alturas los fabricantes de gráficas se podrían ahorrar poner el precio recomendado de venta si, cuando salgan al mercado, vamos a ver ese precio incrementado bastante, para angustia de los usuarios que se las veían muy felices con sus posibles nuevas gráficas.
Hasta ahora, el precio de los módulos de memoria había afectado bastante mal al precio final de las tarjetas gráficas. Pero, independientemente de ese incremento de precio, lo que está claro es que el principal culpable de este incremento no se haya ahí. Todos sabemos bien quienes son.
La minería de criptomonedas ha destapado la caja de los truenos con las tarjetas gráficas
La nueva fiebre del oro de las criptomonedas está en pleno apogeo. Y cada vez más usuarios se lanzan a la aventura de intentar conseguir una parte de un pastel que cada día es más difícil de conseguir. Y con los valores de las principales monedas cada vez más al alza, cada vez más usuarios se ven tentados de meterse en ese mundo, esperando dar con la proverbial «pepita de oro» que les permita hacerse ricos. Pero, si hubieran estudiado un poco más la fiebre del oro americana, se habrían enterado que quienes realmente se hicieron ricos fueron los intermediarios… no los pobres mineros.
En resumidas cuentas: esta fiebre del oro moderna no es más que un globo hinchado que tarde o temprano explotará (como precisamente sucedió con la auténtica fiebre del oro) y, cuando lo haga, muchos usuarios se verán con un montón de tarjetas gráficas entre las manos que querrán vender a toda costa para recuperar al menos una fracción de lo invertido. Ahí será cuando realmente veamos el precio de las tarjetas gráficas bajar. Mientras tanto, tocará estar a ajo y agua.