Cualquiera que entienda un poco de hardware te dirá que la mayoría de usuarios no necesita comprar una tarjeta de sonido dedicada para el PC. Pero, ¿cómo se define «la mayoría de usuarios»? Cuando alguien te dice esto se refiere a que las tarjetas de sonido integradas en las placas base suelen ser lo suficientemente buenas como para no necesitar una dedicada, pero, ¿hasta qué punto es esto cierto? ¿Han quedado las tarjetas de sonido dedicadas obsoletas? Vamos a verlo.
Tiempo atrás ha quedado el tiempo en el que si no queríamos oír solo los estridentes sonidos del altavoz interno del ordenador, no nos quedaba otra que comprar una tarjeta de sonido dedicada. A día de hoy no es que hayan desaparecido, sino que suelen encontrarse integradas en la placa base como un chip aparte dentro de su compleja circuitería. Por lo que para la mayoría de usuarios no es necesario comprar una tarjeta de sonido dedicada. Más que nada porque lo que tienen es suficientemente bueno. Aunque, claro está, siempre hay excepciones.
¿Necesito un tarjeta de sonido dedicada?
En la mayoría de casos, y especialmente cuando hablamos de equipos modernos, la realidad es que con la tarjeta de sonido integrada tendremos suficiente. Sin embargo, estas tarjetas de sonido son propensas a sufrir interferencias del resto del hardware integrado en la placa (aunque muchos fabricantes digan que han integrado circuitos aislantes para que esto no pase) porque el procesador de audio está cerca de otros componentes, y esto se ve agravado en placas más antiguas.
Así que el primer consejo es que si tienes una placa base antigua (digamos de 4-5 años o anterior) sí que podrías notar una gran diferencia instalando una tarjeta de sonido dedicada, pero si tienes una placa base moderna, entonces sí que para la «mayoría de usuarios» será más que suficiente. También ocurre que hay fabricantes que en los modelos más baratos realizan recortes para justificar el alto precio de los ídem más avanzados. Un ejemplo de ello es ofrecer una tarjeta de sonido integrada con menor capacidad.
En cualquier caso, vamos a ver qué es lo que te puede aportar una tarjeta de sonido dedicada antes de dilucidar si te conviene o no hacerte con una.
Beneficios de una tarjeta de sonido dedicada
Si eres una persona aficionada a tocar un instrumento musical, ya sea por el hecho de ser aficionado o profesional, entonces nuestro consejo es que optes por una tarjeta de sonido dedicada. Más que nada por el hecho de que la que se ha incluido en tu PC no se ha hecho para profesionales de la música, sino para usuarios sin un oído entrenado. Por lo que además de las obvias mejoras en cuanto a calidad de sonido, que podrían no notarse si no se utilizan unos altavoces o auriculares acordes, estos son los beneficios que nos aportaría el comprar una tarjeta de sonido dedicada frente a la integrada que viene en las placas base:
- Soporte para más canales de audio: los canales de audio 5.1 y 7.1 reales ofrecen más puertos para poder instalar un sistema de audio envolvente de más calidad, así como para auriculares que tengan audio direccional real.
- Añadir más y mejores puertos de audio: a un sistema que no los tenga, por ejemplo.
- Reduce el consumo de CPU: esto es algo que se notará poco, pero en sistemas más antiguos es un factor a tener en cuenta, ya que el procesamiento de audio lo hace la tarjeta de sonido.
- Protección contra interferencias: las tarjetas de sonido dedicadas tienen sus propios sistemas aislantes para evitar interferencias, muchísimo más efectivos incluso que los de las placas base que presumen de incorporarlos.
- Bajos más precisos y audio direccional: en las placas base más básicas, también son básicas sus tarjetas de sonido integradas. Instalar una dedicada mejorará notablemente la precisión de los bajos y el audio direccional, siempre que éste no sea virtual (ya que entonces depende de la procesadora USB).
¿Qué tener en cuenta a la hora de elegir una?
Mira siempre las siguientes especificaciones técnicas, por el hecho de que son sumamente importantes.
- Canales de audio: los canales de audio corresponden al número de altavoces que podemos conectar, y también está relacionado con auriculares multi y omni direccionales. Cuantos más canales de audio, más direcciones podemos emular o posicionar, y el resultado es un sonido más preciso. Dos canales de audio es el mínimo indispensable para sonido estéreo.
- Profundidad de bits (bit depth): tiene que ver con el espectro de sonidos que es capaz de emitir el sistema. Normalmente van en un rango de 8 a 24 bits, siendo esta última cifra la que hoy en día se considera perfecta, mientras que 16 bits se considera el mínimo hoy en día.
- SNR: significa signal to noise ratio, o ratio señal-ruido. ¿Alguna vez has conectado unos altavoces y de repente se escucha un zumbido muy alto? Ese zumbido es el «ruido» en el SNR. Cuanto más alto sea este valor, menor zumbido emitirán los altavoces o auriculares cuando no estemos reproduciendo ningún sonido.
- Sample Rate: se mide en KHz y sus rangos típicos van de 44,1 a 192 KHz. Algunos audiófilos te dirán que su sistema de audio tiene cifras astronómicas en este valor, pero salvo que tengas equipamiento profesional, realmente con 44/48 KHz tendrás más que de sobra para un audio de buena calidad.
Entonces, ¿merece la pena comprar una tarjeta de sonido dedicada?
Como siempre, depende de las necesidades de cada cual, de su presupuesto y de lo que aspire a tener. Si tienes un PC relativamente moderno y no tienes un sistema de audio profesional, ciertamente con la tarjeta de sonido integrada en la placa vas a tener más que de sobra para tener un audio de buena calidad y no necesitarás comprar una tarjeta de sonido dedicada.
Ahora bien, si eres un audiófilo y cuentas con unos altavoces y/o auriculares profesionales, si tienes un PC antiguo o bien si necesitas más canales de audio, entonces sí que merece la pena que compres una tarjeta de sonido dedicada. Notarás la diferencia y además como ya os hemos explicado, tendrás características avanzadas que una tarjeta de sonido integrada no te puede ofrecer.