¿Merece la pena un SSD externo o sirve con un disco normal?

¿Merece la pena un SSD externo o sirve con un disco normal?

Redacción

Cuando necesitas algún medio de almacenamiento externo para poder mover tus archivos de un sitio a otro, hacer backups o simplemente como medio de ampliar la capacidad de tu consola de juegos, tenemos diversas opciones y entre ellas destacan los discos duros externos con conexión USB. Sin embargo, en los últimos tiempos la opción de comprar un SSD externo se ha convertido en otra alternativa más, prometiendo un rendimiento muy superior al de los discos normales, aunque eso sí, a un precio sensiblemente superior. ¿Qué opción es la que más merece la pena?

A la hora de comprar una unidad de almacenamiento externa la pregunta que nos viene a la cabeza es el tipo de unidad que debemos comprar. ¿Nos conviene más un disco duro o un SSD? Pues depende de cada usuario y si seguís leyendo descubriréis el motivo.

 

SSD externo o disco duro USB, ¿qué te conviene más?

Pues depende a lo que le des más importancia, si a la velocidad de acceso o a la capacidad. Al fin y al cabo es la historia de siempre, con los discos duros teniendo más capacidad por euro invertido y los SSD siendo mucho más rápidos. Si bien las unidades de estado sólido se ven limitadas por la interfaz SATA, solo hay que ver los modelos bajo interfaz PCIe del tipo M.2. En realidad con un disco duro en el mejor de los casos no pasarás de los 140 MB/s, y eso en el mejor de los casos, porque dependiendo en qué parte del plato se encuentren los datos, el rendimiento se puede ir a los 70 MB/s.

SSD externo

Por lo que al final y a niveles prácticos un SSD externo tiene la ventaja de no tener partes mecánicas y es ideal para las personas que viajan mucho o quieren mantener el mismo entorno de trabajo en oficina y en casa. Simplemente, la trampa no es otra que hacer que el PC arranque desde la unidad USB y tener instalado Windows o Linux con nuestros programas.

 

¿Cuándo merece más la pena un SSD externo?

A la hora de hacer cualquier tarea, el rendimiento de un ordenador dependerá siempre de su parte más lenta, la cual suele ser el disco duro. En especial si trabajos con archivos muy grandes, los cuales puede que no quepan en la RAM y se tengan que ir cargando por fragmentos desde la unidad de almacenamiento. Aquí es donde un SSD gana por goleada por tener un rendimiento muy superior, no solo en la capacidad de datos que transmite, sino también en la latencia.

Si simplemente requieres llevar tu contenido de un sitio a otro, un SSD te ahorrará bastante tiempo con respecto a un disco duro mecánico. No obstante, esto tiene un límite, ya que este tipo de contenido también implica necesariamente bastante capacidad. En especial si hablamos de edición de vídeo donde un solo archivo se va a los cientos de megabytes de tamaño sin problema alguno.

SSD NVMe Externo Transcend

 

Diferentes tipos de SSD, diferentes niveles de rendimiento

Aquí tenemos que aclarar una cosa respecto entre los SSD de interfaz USB y los PCIe, realmente son el día y la noche en cuanto a rendimiento. La ventaja del PCIe es que puede interactuar con la RAM de forma directa, en cambio, la interfaz USB no. Sumadle a esto que hay menor velocidad de transferencia y tenemos una situación donde la unidad externa tiene un rendimiento muy superior a la interna, hasta el punto en que parecen dos tipos de almacenamiento distintos.

Si no puedes escoger la capacidad, por estar el SSD NVMe soldado a placa en el portátil, entonces sí que te merece la pena usar un SSD externo para ampliar capacidad. En el caso de un sobremesa dada la gran cantidad de expansión no tendrás dicho problema Por lo que si te dedicas a la creación de contenido multimedia y trabajas con archivos pesados, a la hora de comprar tu portátil con una unidad SSD interna te recomendamos que procures equiparlo de gran capacidad antes de ir a por un SSD externo.

 

Cuándo merece más la pena un disco externo convencional

Si lo que necesitas es tener bastante capacidad de almacenamiento, ya sea para grandes volúmenes de archivos o para copias de seguridad, entonces merece más la pena un disco duro convencional aunque vaya en detrimento de la velocidad. Desde luego, sale más a cuenta por su relación precio por GB de capacidad, y salvo que te sobre el dinero será la solución más razonable para grandes capacidades.

Discos duros USB externos

La gran ventaja de los discos duros disminuye a medida que aumenta la capacidad, dado que se llega al punto en que no necesitamos más capacidad. Tampoco para ciertos tipos de trabajo los anchos de banda de un disco duro no son sostenibles para trabajar. Es aquí donde los SSD vía USB tienen una gran ventaja, pero solo si no podemos permitirnos un SSD NVMe para nuestro ordenador del tipo M.2. Por lo que al final tener una unidad externa tiene que ver con la portabilidad.

 

Uso en consolas de un SSD externo o un disco duro

En cuanto a las consolas, hemos de matizar que depende de la generación de la que estemos hablando. Si usamos una PlayStation 4 o una Xbox One, entonces, si hablamos de ampliar el almacenamiento, la respuesta es que sí. Dado que merece más la pena un disco normal por USB que un SSD externo, porque ese rendimiento adicional no se nota en demasía cuando tienes los juegos instalados en el dispositivo, y la mayor capacidad (o, repetimos, mejor relación capacidad-precio) de los discos duros convencionales te permitirá tener un mayor número de juegos instalados.

SSD Externo USB-C

El problema viene cuando tenemos en cuenta que las consolas de nueva generación funcionan solamente con un SSD NVMe de gran capacidad. En el caso de Xbox Series requieren unidades propietarias y en PS5 los mismos M.2 que en PC. Por lo que si tienes un disco duro un SSD USB no podrás jugar desde ellos. En ese caso el favor de los SSD estará en la velocidad de transferencia, pero si tienes una gran colección de juegos y no quieres estar descargándolos todo el rato, entonces un disco duro externo es mucho mejor, ya que tiene más capacidad.

 

Convierte un SSD en una unidad externa

Si tienes por ahí un viejo disco SSD que hayas quitado de un ordenador, que sepas que puedes convertirlo en una unidad externa comprando un simple adaptador que se vende en infinidad de tiendas online y, por si fuera poco, no son caros, por lo que os saldrá bastante más barato. Se trata de carcasas donde podemos insertar esos componentes y convertirlos en unidades de alamcenamiento que os van a permitir acortar todos los procesos de copiado desde, o hasta, el pordenador.

Si queréis convertir ese disco SSD interno en otro externo, mira carcasas como las que os dejamos aquí debajo pero, eso sí, tened en cuenta el estándar de esa unidad que vais a instalsr, no sea que compréis una que no es compatible con la vuestra. Mirad si es SATA, NVMe, M.2, etc. y cuando lo tengáis claro, elegidla y compradla. No os arrepentiréis.

 

Conclusión

Al final y como conclusión, en que si quieres capacidad tienes que renunciar a la velocidad, si quieres velocidad tienes que renunciar a la capacidad, y si quieres velocidad y capacidad tendrás entonces que invertir bastante más dinero. En todo caso no tiene sentido tener un SSD externo para uso ofimático, excepto si tu trabajo es itinerante, entonces te lo recomendamos al 100%. Tampoco tiene sentido un disco duro si va a hacer que tus aplicaciones más usadas se muevan a velocidad de tortuga. ¿Con qué nos quedamos? Con un SSD externo, nunca está de más tener un entorno de trabajo con nuestros sistema operativo y aplicaciones más usados, por si alguna emergencia tenemos que usarlo para trabaja. Eso sí, procura que el ordenador huésped soporte USB 3.0 al menos.

¡Sé el primero en comentar!