Es un tema recurrente, cíclico y que es tremendamente complejo de abarcar. La pregunta de si actualizar CPU o GPU para un PC en concreto tiene tantas respuestas que cualquier persona con experiencia en el sector lo primero que nos pedirá serán las especificaciones del PC, pero, ¿por qué es tan complicado discernir entre CPU vs GPU para actualizar? ¿existe alguna regla por la que regirnos y sentar una base?
En cuanto a la CPU vs GPU a la hora de actualizar un sistema, la respuesta rápida ante tal tesitura es simple: no se puede tomar ninguna regla o vara de medir en esto, es imposible, pero sí podemos dar una serie de pautas de guía.
¿Rendimiento conjunto de CPU vs GPU?
Un juego no es más que un bucle continuado en el que de forma continuada se van dibujando fotogramas de la manera que la CPU le marca a la GPU, por lo que el tiempo inicial de todo fotograma depende de la GPU, una CPU descompensada significa:
- Si los juegos funcionan a una tasa de fotogramas fija entonces esto significará que el tiempo de fotograma que tomará la CPU será más grande, haciendo que el nivel visual que pueda reproducir la GPU sea peor o haya que bajar la resolución en caso de resolución dinámica.
- Si los juegos funcionan a tasa de fotogramas variable entonces será mucho más baja de lo que podría ser con una buena CPU.
La GPU se encarga de la parte final del bucle de juego, el tener una GPU más lenta significará que el fotograma tardará más tiempo en ejecutarse. Por lo que en conclusión el rendimiento no solo depende de la CPU, sino también de la GPU y se influencian entre si a la hora de conseguir el mayor rendimiento en los juegos.
También hemos de tener en cuenta el hecho que un juego o aplicación no puedan ir más rápido es porque la CPU y la GPU se pasan un buen rato sin trabajar, ya que la aplicación no contiene la suficiente cantidad de instrucciones y esto hace que ambas partes o una de ellas se queden completamente paradas. Por suerte a nuestros PCs no los tenemos haciendo nada y los programas y juegos saben que siempre hay potencia para tomar.
Cuándo actualizar la CPU antes que la GPU
Este es el primer planteamiento que debemos hacernos dentro del apartado gaming. Curiosamente el cambio no lo va a determinar el rendimiento en el juego en sí mismo, es decir, los FPS que sea capaz de mostrar en pantalla nuestro PC, si no dos valores que unidos nos darán una gran muestra de que es hora de decirle adiós a nuestro procesador o incluso a la plataforma si no hubiese upgrade posible.
Estos valores son la carga de los núcleos en el juego y la carga de la GPU. Si la carga de todos los núcleos jugando supera el 80% y la carga de la tarjeta gráfica no está superando el 95%, quiere decir que tenemos un cuello de botella en nuestro PC. Este será mayor o menor dependiendo del balance que tengamos entre estos dos parámetros, pero en cualquier caso, sea por número de núcleos totales o por pura frecuencia en boost (o ambas), es hora de cambiar la CPU.
¿Hacia qué debemos movernos? Si la carga de un hilo/núcleo llega al 100% y el resto no llega al 80% citado, lo que demanda sin duda el juego es mayor frecuencia de ese núcleo. Esto no quiere decir que haya cuello de botella, puesto que el resto de cores está en un rango de carga aceptable sin colapso, pero podríamos ganar rendimiento.
¿Cuándo debemos actualizar la GPU frente a la CPU?
Pues es el caso contrario al citado justamente arriba, es decir, cuando la CPU no llega a colapsar ni al 80% de carga en todos sus núcleos ni al 100% en uno o varios hilos. Aquí hay que tener en cuenta un detalle que lo diferencia del caso anterior, y es que la GPU siempre se mantiene al 99% y/o con una carga en su VRAM cercana al 95%, dependiendo del juego.
No hay mucho más que añadir aquí más allá de que notemos bajas tasas de FPS donde no se nos es cómodo jugar, ya que el nivel de tolerancia de unos y otros es totalmente distinto. Hay jugadores que no pueden bajar de 100 FPS y otros que con 30 o 40 les es un mínimo aceptable.
En todo caso no todos los juegos funcionan igual en cuanto a rendimiento y va a depender del género. Por ejemplo un juego de carreras como un Project Cars 3 o un Forza Horizon van a pedir 60 fotogramas por segundo para disfrutarse bien, de la misma manera que los juegos de luchas o los de disparos en primera persona. En cambio un juego de aventuras como un Tomb Raider o un Assassin’s Creed funcionan perfectamente a 30 FPS.
En todo caso, en los últimos años las GPUs suelen tener cambios generaciones cada vez más largos, una nueva generación sale cada dos años y las tarjetas gráficas se quedan anticuadas cada dos generaciones. Eso si, cuanto de mayor gama sea la que has comprado más te van a durar.
Excepciones
Como en todo, hay una serie de excepciones que pueden hacernos creer que estamos en uno de los dos casos nombrados y además el causante es el mismo: la temperatura. Una elevada temperatura puede dar como resultado una bajada de frecuencia por el llamado Throttling, de manera que entremos en uno o incluso en los dos escenarios si finalmente los dos componentes exceden su Tjmax.
Por ello, hay que asegurarse que la temperatura es correcta o al menos no muy elevada para garantizar que estamos más o menos en uno de los dos casos. Igualmente insistimos, hay que mirar el conjunto del PC para detectar que, efectivamente, o la CPU o la GPU es el componente a cambiar para ganar rendimiento.
Cambiar la GPU por una más rápida siempre será la opción fácil, pero hay que asegurarse que la CPU puede empujar lo suficiente a esta, porque si no puede ser dinero mal invertido en esta eterna lucha entre cpu vs gpu.