No podemos negar que 2020 ha sido un año malo en muchos sentidos. Y 2021 no tiene pinta de mejorar. Pero si hay que sacar algo bueno de ello es que nos hemos dado cuenta de lo importante que es la tecnología en el día a día, ya sea en el entretenimiento como para teletrabajar. Aunque esto también nos ha enseñado lo importante que es tener siempre a mano un ordenador relativamente nuevo, y con cierta potencia, viendo lo desesperante que es volver a usar ese portátil que teníamos en el armario desde hace una década.
Uno de los aspectos más importantes en los que debemos fijarnos a la hora de comprar un nuevo ordenador es en el procesador. Este va a ser el encargado de «procesar» toda la información del PC y realizar todos los cálculos necesarios para que todo funcione correctamente. Y no solo debemos fijarnos en los gigahercios del procesador, ya que con cada nueva generación se mejora el rendimiento, se reduce el consumo y se mejoran muchos otros aspectos de los equipos, como puede ser la seguridad.
10ª generación de procesadores Intel: equilibrio perfecto entre consumo y rendimiento
La décima generación de procesadores de Intel son de los más avanzados que podemos encontrar en el mercado. Estas CPU supusieron un salto muy importante en cuanto a rendimiento y eficiencia se refiere. Estos procesadores utilizan una litografía de 10nm+, lo cual les permite ofrecer un rendimiento muy superior con un consumo muy reducido.
Por ejemplo, el Intel Core i3-1005G1 que hemos estado probando nosotros nos brinda dos núcleos (4 hilos) a una frecuencia de 1.2 GHz (3.4 GHz en modo turbo) con tan solo un TDP de 15 W. ¿Esto qué significa? que tendremos un rendimiento muy alto junto a un consumo de batería y una temperatura muy baja. Y, por supuesto, para aquellos usuarios que sean aún más exigentes podrán optar por las prestaciones mejoradas de la 11ª Generación de procesadores, lanzada hace unos meses y conocida como «Tiger Lake».
Esta generación de Intel también ha puesto una especial atención al entretenimiento y la conectividad. Además de los últimos estándares en puertos USB, PCIe, SATA, Wi-Fi y Bluetooth, este procesador ofrece un rendimiento superior al trabajar con el códec HEVC, lo cual nos va a permitir reproducir películas 4K @ 60 Hz sin problemas.
En cuanto a gráficas, este equipo cuenta con gráficos Intel UHD, mientras que otros modelos de la 10ª Generación de procesadores Intel Core cuentan con gráficas Intel Iris Plus, lo que permite jugar en resolución 1080p y crear contenido de alto nivel: podremos editar vídeo en 4K, aplicar filtros de vídeo rápidamente y procesar fotos de alta resolución en cualquier lugar y de forma rápida como un profesional, sin pérdidas de calidad visual.
Cómo es trabajar en un portátil con un procesador Intel Gen 10
Aunque el procesador no es lo único que va a influir en el rendimiento del PC, sí es uno de los aspectos más importantes del mismo. Si lo combinamos junto con un SSD (ya sea SATA o PCIe) y una buena memoria RAM vamos a tener un excelente aliado para trabajar.
Es cierto que dependiendo del tipo de teletrabajo que vayamos a realizar necesitamos un hardware u otro. Por ejemplo, si solo vamos a realizar trabajos ofimáticos, conectarnos a otro ordenador en remoto o realizar videollamadas, el Intel Core i3 nos servirá sin problemas. Pero si vamos a realizar otras tareas (como virtualizar sistemas o editar vídeo), entonces deberíamos buscar en modelos más potentes, como poco, un procesador Intel Core i5.
Desde el procesador más básico, como el Intel Core i3-1005G1 con el que hemos estado trabajando, podemos notar que estamos ante una máquina capaz de satisfacer nuestras necesidades de la mejor forma posible. Estamos ante un equipo que se enciende y apaga en cuestión de segundos, y funciona desde nada más llegar al ordenador de manera fluida. Incluso es capaz de correr Google Chrome, con decenas de pestañas, sin problemas.
Nuestro portátil HP venía, por defecto, con el Modo S activado. Este modo de Windows 10 está pensado para bloquear la ejecución de programas Win32 (solo funcionan las apps de la Microsoft Store) para mejorar la seguridad y el rendimiento de todo el equipo. Sin embargo, nosotros lo hemos desactivado, ya que muchos de los programas que necesitamos no están en la Store de Windows. Desactivar este modo es gratuito, por supuesto.
Chrome, Office 365… todos los programas que solemos necesitar para trabajar funcionan a la perfección. Ni un cuelgue, ni ralentizaciones… todo funciona rápido y fluido. También hemos instalado Photoshop, para editar fotos, y Lightroom, para retoque, y todo ha funcionado sin problemas. Adobe Premiere también ha sido capaz de editar un vídeo sencillo, aunque nuestra recomendación para virtualizar y hacer edición de fotos o vídeos más avanzadas es mejor elegir, al menos, un Intel Core i5 de esta décima generación. El salto es espectacular.
El trabajo no es todo: así es el entretenimiento
Una vez acabada la jornada de trabajo muchos optan por apagar el PC y olvidarse de él hasta el día siguiente. A nosotros nos gusta relajarnos con el ordenador, ya que hay muchas cosas que hacer con él. Por ejemplo, nunca es mal momento para ponernos a escuchar música o ver una buena peli.
El reproductor de Windows 10 es capaz de reproducir en estos procesadores películas 4K a 60 fotogramas por segundo. Sin embargo, si la pantalla del portátil no tiene esta resolución, es malgastar recursos. Y es cierto que, al ser el procesador de gama más baja, se resiente en esta tarea. Sin embargo, vamos a poder reproducir vídeos a 1080p sin ningún problema. Y lo mismo ocurre si preferimos usar plataformas en streaming como Netflix o Disney+. Asimismo, si bien en este equipo todavía no está disponible, la tecnología Wi-Fi 6 GIG+ que incorporan algunos de los procesadores de la 10ª Generación ayudan a mantener una conexión estable y rápida.
A nosotros también nos gusta jugar en Steam en cuanto tenemos oportunidad. Pero también somos conscientes de las limitaciones del hardware. No podemos esperar jugar al Cyberpunk o al AC Valhalla a Full en un portátil de 500 euros como es el HP 14s-dq1019ns que hemos analizado. En este caso, tendríamos que irnos a modelos específicos para gaming si queremos vivir una experiencia de juego completa.
Pero si nos gustan los juegos retro, juegos indie sencillos o juegos ya algo antiguos, la décima generación de Intel se va a comportar de manera espectacular. Sobre todo, si elegimos un procesador que monte las nuevas iGPU Intel Iris Xe.
¿Realmente merece la pena la décima generación de procesadores Intel?
A pesar de estar acostumbrados a trabajar con un ordenador de torre, no podemos negar que estar un mes trabajando exclusivamente con este portátil nos ha sorprendido. Somos conscientes de sus limitaciones (debidas, sobre todo, al usar el procesador de décima generación más básico de la familia Intel Core), pero hemos podido descubrir que, para teletrabajar, no solo es más que suficiente, sino que incluso puede resultarnos mucho más cómodo.
Lo primero que debemos destacar de un portátil con CPU Intel Core de 10ª Generación es la portabilidad. Podemos trabajar, literalmente, desde cualquier sitio. Y ni la batería será un problema cuando estemos tirados en la cama escribiendo ni el calor cuando lo tengamos conectado a la corriente. CPU + SSD + RAM son, desde luego, una excelente combinación que nos garantiza que tendremos un rendimiento más que sorprendente. En más del 90% de los casos en los que necesitemos trabajar, incluso la CPU Intel Core i3-1005G1 cumplirá con todo lo que le pidamos. Y si necesitamos realizar tareas algo más complejas, un salto a un Intel Core i5 será más que suficiente.
En cuanto a entretenimiento, la reproducción de todo tipo de contenido multimedia es excelente (fotos, vídeos, música…) pero si buscamos un ordenador para jugar de forma más habitual además de trabajar, y experimentar de primera mano el verdadero poder de esta 10ª generación, lo mejor es buscar un modelo más potente de la familia Intel Core especialmente creado para gaming.