Los monitores TFT han sustituido a los CRT, pero ¿son realmente mejores?
Hace ya bastantes años que llegaron a nuestras manos los monitores TFT. Este tipo de monitor de ordenador presentaba una serie de ventajas que eran bastante interesantes frente a los, por aquel entonces, más comunes monitores CRT. Así que, con el paso de los años, estos nuevos monitores acabaron imponiéndose entre los usuarios. Pero, ¿son la mejor opción para los usuarios dedicados al gaming?
La aparición de los primeros monitores TFT en el mercado fue bastante progresiva. Comenzó a mediado de los años 90, pero no se comenzarían a popularizar hasta comienzos de la primera década del año 2000.
Y no sería hasta el año 2003, en que este tipo de monitores se venderían más que sus contrapartes con tubos de rayos catódicos (CRT). Durante estos 16 años, los monitores TFT han seguido evolucionando constantemente, mientras que los monitores CRT se han quedado estancados y apenas se venden hoy en día.
Las claves del éxito de los monitores TFT frente a los CRT fueron:
- Menor tamaño físico.
- Mayor espacio de pantalla visible.
- Menor peso.
- Menor consumo de energía.
- Menor desgaste ocular.
- No se puede quemar la imagen.
Aun así, los monitores CRT también tienen ciertas características en las que son netamente superiores a los monitores TFT. Y muchas de estas características pueden ser esenciales en el entorno gaming.
En qué son superiores los monitores CRT a los TFT
Representación del color.
Todos los monitores CRT son capaces de representar los colores con un grado de precisión bastante superior al que consiguen los TFT. Especialmente, no tienen problemas de «banding» que sí se pueden ver en modelos TFT que no tengan matrices muy buenas. Es cierto que, con el paso del tiempo, los monitores TFT han mejorado bastante en este aspecto. Pero las transiciones entre las tonalidades de color son más naturales en los antiguos CRT que en los TFT.
Por ejemplo, un monitor CRT típico es capaz de representar color de 24 bits, mientras que un monitor TFT normal suele quedarse en los 8 bits. 10 bits en el caso de los monitores de gama alta y dedicados a diseño gráfico.
Uniformidad en la iluminación
Por el tipo de tecnología que usan, los monitores CRT tienen una uniformidad bastante superior en la iluminación de la pantalla. Cosa que no suele suceder en los TFT, donde siempre hay zonas con mayor iluminación que otras. Esto se suele ver, especialmente, en los bordes de la pantalla y en su centro.
Ángulos de visionado de la imagen
Aunque las matrices VA e IPS no tienen demasiados problemas con las imágenes si las pantallas no se miran directamente de frente, las matrices TN sí los tienen. Estos problemas son bastante fuertes, hasta el punto que, cuando miramos la pantalla con un ángulo extremo, los colores se pueden invertir al mirarlos.
Este tipo de problemas no están presentes en los monitores CRT.
Píxeles muertos
La lacra de los píxeles muertos o vagos en los monitores TFT ha descendido bastante con el paso de los años. Sin embargo, basta que nuestra pantalla tenga un píxel muerto, como para que toda la experiencia de uso del monitor se vaya al traste.
Cierto es que la mayoría de fabricantes tienen políticas específicas a este respecto. Pero por un único píxel muerto, no nos van a cambiar el monitor por uno nuevo. Y, dado que en los monitores CRT no se puede dar este problema, en este aspecto son superiores.
Tiempo de respuesta
Los monitores CRT no tienen un tiempo de respuesta, como tal. Lo tienen, sí, pero es tan bajo que se podría argumentar que es instantáneo. El tiempo de respuesta de un monitor CRT es de 0,01 ms (algunos pueden ser incluso por debajo de 1 µs). Mientras que los monitores TFT no pueden bajar de 0,3 ms de tiempo de respuesta. Esto significa que el monitor CRT es bastante superior a la hora de jugar con él.
Resolución nativa
Este concepto no existe para los monitores CRT. Cualquier resolución que soporte el monitor va a dar siempre una imagen clara y definida. Por contra, un monitor TFT está desarrollado para ser usado solo a una resolución pre definida. Cualquier resolución no nativa a la que queramos usarlo, dará como resultado imágenes borrosas y poco definidas.
Contraste
El contraste nativo de un monitor CRT es bastante superior al de un TFT. Mientras que estos monitores pueden llegar hasta 3000:1 (especialmente en las matrices VA), los monitores CRT tienen un contraste de 15000:1. O lo que es lo mismo, son capaces de representar mucho mejor las partes oscuras de la imagen, algo con lo que los monitores TFT todavía tienen bastantes problemas.
Conclusión: los monitores CRT son mejores para gaming, PERO…
Como ya hemos visto, parecería que los monitores CRT son mejores para gaming, especialmente dado su inexistente tiempo de respuesta. Pero, aun con todas las ventajas que poseen sobre los actuales monitores TFT, los motivos que hemos citado al comienzo del artículo son más importantes a los ojos de los consumidores. Especialmente, el aspecto del tamaño físico.
Quien haya poseído un antiguo monitor CRT de 19 o 21 pulgadas, sabrá perfectamente que estos monitores eran, no sólo auténticos monstruos de tamaño, sino también de peso.
Esto los hacía, no solo incómodos de manejar, sino también de posicionar en el escritorio. De igual manera que, gracias a los monitores TFT, ahora disponemos de pantallas con tamaños bastante superiores a los antiguos CRT.
Por otro lado, los monitores CRT siempre han cansado los ojos de los usuarios bastante más debido a la falta de tecnologías de mitigación que ahora portan lo TFT.