En casa tenemos una gran cantidad de cables de vídeo que usan los diferentes dispositivos para emitir señal a televisores y monitores. Pero, ¿y si la próxima evolución fuese que estos desaparecieran? ¿Y si al igual que las señales digitales reemplazaron a las analógicas, las inalámbricas van a hacer lo mismo? ¿Acabarán desapareciendo los cables de vídeo como el HDMI o en su defecto se convertirán al igual que el USB en el estándar perpetuo y definitivo?
Aunque muchos de nuestros lectores no se lo crean, uno de los valores de compra para muchos usuarios es el hecho de tener la menor cantidad de cables por el medio. Es más, no falta el hogar en el que buenamente intentan, dentro de lo posible, ocultar los cables. Es por ello que, con el paso del tiempo, el hecho de no depende de ellos se convertirá en un elemento a tener en cuenta y más cuando estos ya alcanzan los anchos de banda necesarios.
El HDMI ya no puede evolucionar más
Si partimos del hecho de que el HDMI 2.0 ya da el suficiente ancho de banda para poder transmitir a una resolución 4K y a 120 Hz, entonces queda claro que cubre sin problemas el 99% de las necesidades del público en este aspecto. Si bien existen televisores 8K, si tenemos en cuenta que, a mayor resolución, entonces mayor es el tamaño de la pantalla para que se note la diferencia, entonces queda claro que ir más allá de los 4K no es algo viable para un monitor que hemos de montar en un escritorio y que, por tanto, tenemos a poca distancia.
Pero es que el HDMI 2.1, tampoco tiene sentido en los televisores a la hora de jugar con una consola o ver series, su enorme ancho de banda de 48 Gbps se ve totalmente desaprovechado y se ha llegado al punto en que están consiguiendo certificación HDMI 2.1 monitores con menos ancho de banda en su salida de vídeo. ¿El motivo? No necesitan tanto para las resoluciones que muestran y con la velocidad a 18 Gbps es suficiente.
Dicho de otra forma, el estándar ha superado por completo a las necesidades y cuando ocurre esto se ha de buscar la evolución tecnológica en otro sentido diferente. ¿Qué tal si hablamos de transmisión inalámbrica? Lo triste es que existiendo el Wireless HDMI, ningún dispositivo apueste por él.
Por qué los cables de vídeo desaparecerán
Uno de los mayores problemas existentes detrás de los televisores y monitores que tenemos en nuestra casa es el lío de cables HDMI que tenemos conectados, por no decir los que se acumulan en los cajones. En plena era, donde la acumulación de residuos es cada vez más grande, una de las prioridades futuras debería ser tener la capacidad de poder transmitir la señal de vídeo desde nuestra consola o tarjeta gráfica en nuestro PC de forma inalámbrica.
Todo con el objetivo de reducir a lo mínimo necesario la gran cantidad de cables de vídeo que se utilizan a día de hoy para conectar diferentes dispositivos a una pantalla. Y todo esto gracias al estándar 802.11 AY y su ancho de banda entre 20 y 40 Gbps. Sin embargo, ya existía un estándar de transmisión inalámbrica con una frecuencia de 60 GHz, pero no tenía el suficiente ancho de banda como para poder transmitir datos a la misma velocidad que el HDMI 2.0. El cual, recordemos que es lo suficientemente bueno para la gran mayoría de pantallas y televisores.
¿Lo malo de esta estándar? Pues que tiene un alcance de muy pocos metros y no tiene la capacidad para atravesar paredes, por lo que están ideados para dispositivos que se encuentran uno al lado del otro. Sin embargo, tiene sentido su estandarización masiva si hablamos de reducir el impacto ambiental y en especial para las personas que son muy amantes de ver un cable colgando detrás del televisor. Lo cual, aunque nos parezca una tontería, es un punto importante para los amantes del orden, que no son pocos. Sea cual sea el futuro, la tecnologia para decir adiós a los cables de vídeo ya existe.
El gran error de marketing, asociarlo con la VR
Pues por dos motivos, aunque el principal es que el estándar no era todavía lo suficientemente bueno como para reemplazar el cable HDMI. El otro motivo es que se requiere un dispositivo emisor en el caso del aparato que envía la señal de vídeo y un dispositivo receptor en el caso del monitor o televisor. Su funcionamiento es similar al del Wi-Fi Direct, pero transmitiendo vídeos y con un ancho de banda más alto. Es decir, se requiere que ambos dispositivos tengan un hardware mucho más caro y complejo que una simple salida HDMI. Por lo que se trata de un tema de costes por encima de cualquier otra cosa.
El mayor handicap, no obstante, es que ambos dispositivos requieren el hardware necesario y por el momento, este no ha estandarizado todavía. En todo caso, de cara a aplicaciones como la Realidad Virtual tiene mucho potencial. Lástima que la VR no esté despegando, pero el tener la misma libertad de movimientos que unas Oculus Quest, pero sin estar limitados a hardware de móvil. Por lo que la aplicación del WiGig no será únicamente quitarnos de encima los cables del televisor hacia el PC, el reproductor de vídeo o la consola.
Es más, muchas unidades VR que existen en el mercado para el PC y son de alta gama ya usan esta tecnología para recibir la señal de vídeo desde el PC, aunque no han tenido mucho éxito, pero esto es más bien por las barreras de precio que tiene la realidad virtual y la falta de una aplicación que provoque el deseo del comprador medio por adquirir la tecnologia. Dicho de otra forma, la han promocionado relacionándola con una tecnología de nicho, lo cual, en sí mismo, es un enorme error.