La F1 no es ni fútbol ni baloncesto: ¿por eso sus juegos se retrasan?

La F1 no es ni fútbol ni baloncesto: ¿por eso sus juegos se retrasan?

José Luis

Electronic Arts ha mostrado hace unas horas algunas imágenes de lo que podemos esperar del futuro F1 2023, la nueva entrega del simulador de carreras más importante del planeta y que llega a las tiendas todos los años puntualmente con retraso por lo que, de nuevo, volverá a aparecer cuando llevemos prácticamente cuatro meses de competición. ¿Por qué ocurre esto edición tras edición y no copian la fórmula FIFA o NBA 2K?

Son deportes diferentes

Es algo recurrente que, cuando llega un nuevo juego de Fórmula 1, los usuarios clamen contra el desarrollador porque creen que hay algo de desidia o mala planificación en la puesta en marcha de cada entrega. Es más, como siempre llegan con retraso –este año el 16 de junio– piensan que esto acaba afectando a la siguiente entrega y así sucesivamente. Pero ya os podemos asegurar que a Codemasters (ahora dentro de Electronic Arts) nada le habría hecho más ilusión que poder tener su juego el mismo mes de marzo, en las fechas en las que comienza la competición.

Hay que decir que si F1 23 –y antes todas las demás entregas– no llegan para ese comienzo de la temporada las razones no hay que buscarlas en el estudio de desarrollo sino más bien en la FIA o la empresa que gestiona todo el circo. De ser intención de la Federación Internacional de Automovilismo que el juego llegue a las estanterías nada más iniciarse el primer gran premio, ya habría forzado al desarrollador a hacerlo bajo amenaza de retirada de los derechos. Y eso no ha ocurrido todavía.

Si F1 2023 llega a las tiendas tan tarde otra vez es porque la Fórmula 1 no es un deporte comparable al fútbol o el baloncesto, que son previsibles en su desarrollo y solo cambian las camisetas y los jugadores que forman las plantillas. En juegos como F1 23 hay mucho más detrás, como el diseño mismo de los monoplazas, su comportamiento, amén de todo el circo de marcas, patrocinadores y demás distintivos que forman parte del circo tanto en las escuderías como en los propios trazados del mundial.

¿Qué hacemos con las propiedades industriales?

Otro elemento diferenciador de la Fórmula 1 es todo el trabajo que se genera y que produce una cantidad ingente de propiedades industriales que tienen un enorme valor económico y que no pueden compartirse alegremente con un estudio de videojuegos, por mucho que tenga los derechos de la competición. Con las sesiones de entrenamiento recortadas y el secretismo que se mueve alrededor de la más mínima pieza del monoplaza, esperar que un estudio tenga ya en diciembre de cada año todos los planos de los monoplazas de todas las escuderías es como pedirle peras al olmo.

Electronic Arts solo puede trabajar (y a marchas forzadas) cuando los coches están técnicamente cerrados, los patrocinadores confirmados y cada pegatina ya instalada en el monoplaza y eso suele ocurrir (casi) cuando se empieza a rodar por Baréin, la primera prueba de la temporada 2023. Hacerlo antes sería exigirle a un equipo que muestre sus valiosas cartas a un tercero sin saber cómo las utilizará, máxime cuando hablamos de un material que siempre se mueve en el terreno de la más absoluta y estricta confidencialidad.

Es por todo lo anterior que será complicado que veamos alguna vez un juego de F1 en las tiendas para dar la bienvenida a la temporada, en marzo. De ocurrir así, sería una versión adaptada del año anterior y a expensas de un update gigantesco tras las primeras semanas de competición. Pero si ocurriera algo así, estamos seguros de que los mismos que se quejan de su actual retraso, lo harían también por no tener en sus manos la versión más realista de ese mundial nada más iniciarse la temporada. ¿O acaso creéis que no?

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